?De qu¨¦ hablamos al hablar de educaci¨®n m¨¢s inclusiva?
Vengo a llamar a la rebeld¨ªa contra las condiciones, sean sociales o educativas, que nos hacen pensar y actuar ¡°como siempre¡±. Vengo a invitarlos a pensar y tratar de construir colaborativamente una escuela extraordinaria
Cuando muchos hablamos de la necesidad de avanzar hacia una educaci¨®n cada vez m¨¢s inclusiva, al igual que lo hacen organizaciones internacionales, como la Unesco, una de las cuestiones que se est¨¢ queriendo resaltar es que la inmensa mayor¨ªa de los sistemas educativos que conocemos, incluido el nuestro, no tiene a¨²n esa cualidad que el adjetivo inclusiva se empe?a en a?adirle de un tiempo a esta parte.
Me refiero a la cualidad que nos conecta con una de las ambiciones m¨¢s importantes, humanas, hermosas (y dif¨ªciles) de cuantas cabe imaginar en estos momentos; tener un sistema educativo que hiciera posible que todas las ni?as y ni?os, adolescentes y j¨®venes en edad escolar, sin exclusiones ni eufemismos respecto a ese ¡°todas y todos¡±, participaran en experiencias educativas de calidad que, apoyadas en su singularidad como personas con igual dignidad y derechos, les propiciaran oportunidades valiosas de estar juntos ¡ª¨Cno separados en colegios, aulas, o grupos diferentes, diferenciados o especiales¡ª; reconocerse y valorarse en y por su diversidad de necesidades educativas ¡ªen ese crisol de la ciudadan¨ªa democr¨¢tica que es la escuela com¨²n¡ª y, al mismo tiempo, poder aprender sin los l¨ªmites impuestos por pobres expectativas, prejuicios o condiciones sociales, familiares o escolares de inequidad. Es, en definitiva, hacer universal, lo que cualquier madre o padre desea para sus propios hijos o hijas en edad escolar; una educaci¨®n de calidad.
No se preocupen, ya lo estoy oyendo; ?esto es una utop¨ªa! ?un sue?o irrealizable! ?cuando est¨¦ conseguido me avisan que me apunto! ?Y si en lugar de ponernos la venda antes de la herida, de vociferarnos en seudodebates, nos pusi¨¦ramos la mayor¨ªa a trabajar para conseguirlo, sea como ciudadanos, sea como educadores? ?Acaso esta es una empresa m¨¢s dif¨ªcil o llevar¨¢ m¨¢s tiempo que la que nos est¨¢ conduciendo hacia la exploraci¨®n de Marte, que ciframos para 2031? ?Acaso no lo tuvo dif¨ªcil Patricia Ortega, hoy primera general de nuestras Fuerzas Armadas, cuando hace 32 a?os ingres¨® en la Academia General del Ej¨¦rcito? No busco hacer comparaciones f¨¢ciles: vengo a llamar a la rebeld¨ªa contra las condiciones, sean sociales o educativas, que nos hacen pensar y actuar ¡°como siempre¡±. Vengo a invitarlos a pensar y tratar de construir colaborativamente una escuela extraordinaria, como la llama el profesor Roger Slee, superadora de viejos moldes (escuela normal-escuela especial), para que sus hijas o hijos, y los que tras ellos vendr¨¢n, se sientan, no solo orgullosos del legado de sus progenitores, sino agradecidos por haberles dado lo mejor: una educaci¨®n basada en el respeto a los derechos humanos, condici¨®n b¨¢sica para el desarrollo pleno de su personalidad que es, por cierto, el objetivo n¨²mero uno de todas las leyes educativas.
Gerardo Echeita es profesor de Psicolog¨ªa Evolutiva y de la Educaci¨®n en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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