El segundo a?o de selectividad suavizada por la pandemia bati¨® el r¨¦cord de aprobados
El porcentaje de alumnos que super¨® la prueba de acceso a la universidad roz¨® el 94% en 2021. La tasa de ¨¦xito ha crecido desde la creaci¨®n del examen en los a?os setenta, cuando llegaban a suspender la mitad
El porcentaje de alumnos que aprob¨® el a?o pasado las pruebas de acceso a la universidad fue del 93,9%, la cifra m¨¢s alta de la historia de estos ex¨¢menes que nacieron a principios de los setenta para que los aspirantes ¡°acrediten de manera suficiente la vocaci¨®n, conocimientos y preparaci¨®n necesarios en orden a asegurar la eficacia de la ense?anza en estos niveles¡±. Ese casi 94% es el porcentaje global, sumando los resultados recopilados por este peri¨®dico de los ex¨¢menes ordinarios (que aprob¨® el 95,9%) y los de repesca (78,4%). En total, se presentaron casi 240.000 estudiantes de los que 224.977 pasaron el corte.
Lo hicieron tras enfrentarse a un examen de selectividad (en su nombre cl¨¢sico, hoy m¨¢s conocida como EBAU) con reglas suavizadas por el contexto de pandemia: en lugar de elegir entre dos modelos de examen en cada prueba como en a?os anteriores (cada uno con cuatro preguntas), los estudiantes ten¨ªan ocho preguntas entre las que pod¨ªan contestar las cuatro que quisieran. Javier M. Valle, profesor de educaci¨®n comparada de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, cree que, adem¨¢s, se ha tendido a facilitar las pruebas a los estudiantes tambi¨¦n en lo que se refiere ¡°a la elecci¨®n concreta de [las preguntas de] los ex¨¢menes¡± y a ¡°los criterios de evaluaci¨®n de los propios correctores¡±. Alejandro Veas, profesor de Psicolog¨ªa Evolutiva y Did¨¢ctica de la Universidad de Alicante, opina adem¨¢s que se est¨¢n viendo los resultados de una mejora en la forma de dar clase en el bachillerato, gracias al impulso de la formaci¨®n permanente y al cambio generacional iniciado en el profesorado. ¡°Hay una mayor uni¨®n entre la forma en la que se est¨¢n ense?ando las materias y la forma en la que al alumno le gusta aprender¡±, asegura.
Ese contexto favorable del que hablan Valle y Veas fue muy parecido en 2020, cuando se puso por primera vez en marcha este formato m¨¢s sencillo de selectividad. Sin embargo, entonces el porcentaje de aprobados no creci¨®, sino que se redujo ligeramente respecto al a?o anterior, pasando del 92,3% al 92%. Hay que tener en cuenta que el alumnado lleg¨® a aquella prueba tras dos meses de confinamiento estricto y un trimestre de cierre de los centros educativos. Adem¨¢s, el redise?o de la prueba no se dio a conocer hasta abril, de forma que ni los estudiantes ni el profesorado tuvieron mucho tiempo para preparar el nuevo modelo de forma espec¨ªfica. Y, probablemente lo que m¨¢s influy¨®, el n¨²mero de chavales que se presentaron aument¨® mucho: se examinaron 243.217 (20.195 estudiantes m¨¢s que en 2019 y 8.637 m¨¢s que en 2021), debido al llamamiento de las autoridades educativas para que los institutos fueran indulgentes en la evaluaci¨®n final del bachillerato con los alumnos para compensar la situaci¨®n de emergencia que hab¨ªan vivido.
En general, la decisi¨®n de suavizar la prueba por las dificultades extra que la pandemia est¨¢ poniendo en el camino de los alumnos no ha sido muy discutida. Ismael Sanz, profesor de Econom¨ªa de la Universidad Rey Juan Carlos, recordaba en estas p¨¢ginas, en un art¨ªculo sobre la espectacular bajada del abandono escolar temprano en 2021, un estudio de dos profesores de la London School of Economics que en 2008 mostr¨® que durante las movilizaciones de Mayo del 68, en Francia, tambi¨¦n se facilit¨® la promoci¨®n y el acceso a la universidad. ¡°Analizaron la trayectoria de los j¨®venes que probablemente en otras circunstancias no hubieran accedido a la universidad y les siguieron en el tiempo. Y lo que observaron es que esos alumnos tuvieron un buen desempe?o acad¨¦mico posterior y en el mercado de trabajo¡±.
Lo que s¨ª ponen en cuesti¨®n numerosos especialistas es la propia prueba, bien por la injusticia que puede suponer la diferencia de dificultad de los ex¨¢menes de las mismas materias en distintas comunidades ¡ª¡°sigue habiendo desajustes¡±, se?ala Veas¡ª, bien por su mera existencia, como plantea el profesor Valle: ¡°Ni gusta a nadie ya, ni sirve para nada. No convence a profesores, ni a estudiantes, ni a padres, ni a universidades...¡±, asegura.
Una prueba discutida desde el primer d¨ªa
La selectividad ha sido, de hecho, una prueba discutida desde el primer d¨ªa, pero la falta de consenso en torno a las alternativas la ha mantenido con vida durante casi cinco d¨¦cadas. Muchos especialistas defienden que su eliminaci¨®n generar¨ªa m¨¢s problemas, debido a su efecto igualador de las calificaciones del alumnado.
El porcentaje de aprobados, por otra parte, ha ido aumentando de forma progresiva desde que el actual sistema de acceso a la universidad se implant¨® en los a?os setenta. En aquella d¨¦cada, el porcentaje no llegaba al 70% (el a?o 1978 fue especialmente duro; solo aprob¨® el 45,8%). A partir de entonces, la proporci¨®n fue creciendo lentamente, aunque la comparaci¨®n plena con lo que sucede hoy d¨ªa solo es posible a partir del a?o 2010, cuando empieza a estar disponible el porcentaje de aprobado sobre presentados al examen (anteriormente el porcentaje que puede consultarse es el de alumnos aprobados sobre matriculados en la prueba, que siempre es un poco m¨¢s bajo).
Javier M. Valle rechaza argumentos frecuentes en favor de estas pruebas. Por ejemplo, se refiere al miedo a que las escuelas privadas puedan inflar las notas de sus alumnos de bachillerato, de modo que est¨¦n en mejor posici¨®n para acceder a las carreras m¨¢s demandadas: ¡°La nota media de los alumnos de la privada [en selectividad] es m¨¢s alta que la de los de p¨²blica, sus notas no est¨¢n infladas¡±, defiende Valle. Asimismo, recalca que la organizaci¨®n de las pruebas de acceso a la universidad es muy cara y que, con porcentajes de aprobados por encima del 90%, no sirven para seleccionar al alumnado que entra a los campus. Admite, eso s¨ª, su labor para ordenar la entrada en la universidad a trav¨¦s de las notas medias ¡ªcuando hay m¨¢s aspirantes que plazas para entrar en una carrera de la universidad p¨²blica, entran los que tengan mejor calificaci¨®n ¡ª, pero prefiere otras alternativas, como tener en cuenta las calificaciones de a?os anteriores al bachillerato. O dividir la prueba en m¨¢s de un curso, haciendo, por ejemplo, un examen en primero y otro en segundo de bachillerato. ¡°Falta audacia, falta valent¨ªa educativa y falta consenso para sacar adelante normas que verdaderamente cambien las cosas. Por eso no se ha cambiado nada, porque nadie se pone de acuerdo en c¨®mo cambiarlo¡±, concluye.
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