Prohibido hablar en clase de racismo, g¨¦nero o comunismo: una oleada de leyes limitan en EE UU la libertad de ense?anza de los profesores
M¨¢s de la mitad de los Estados del pa¨ªs han aprobado normas que animan a denunciar a los docentes que hablen de sexismo o no traten el Holocausto desde el punto de vista de ¡°ambos lados¡±
Carolina del Sur pretende aprobar una ley que proh¨ªba a los profesores ense?ar cualquier materia que cause ¡°malestar, culpa, angustia¡±. Esta norma se sumar¨ªa a las 155 conocidas como ¡°leyes mordaza¡± que funcionan ya en 34 de los 50 Estados de EE UU y que limitan lo que los docentes pueden ense?ar sobre temas como la raza, la identidad de g¨¦nero e incluso la historia del pa¨ªs. Esto supone un ¡°ataque frontal¡± a la libertad de expresi¨®n, asevera Jeremy Young, director del departamento de libertad de expresi¨®n y educaci¨®n de PEN America, ONG que trabaja para defender la libertad de expresi¨®n en el mundo a trav¨¦s del avance de la literatura y los derechos humanos. ¡°Son intentos de blanquear el pasado de EE UU¡±, sostiene.
Young lamenta que el mensaje que mandan esas normativas ¡°mordaza¡± es que ¡°un profesor tiene que tener un cuidado extremo cuando habla de pol¨ªtica¡±. As¨ª, conceptos como el fascismo, el racismo y el antisemitismo pueden quedar diluidos o incluso desaparecer bajo estas normas, promovidas por Estados con gobiernos republicanos.
Carolina del Sur es uno de los ejemplos m¨¢s extremos. En este Estado, no se podr¨¢ mencionar la homosexualidad ni permitir el lenguaje no binario (el utilizado por las personas que no se consideran hombre ni mujer). Si se hace, el profesor podr¨¢ ser sancionado o despedido. ¡°Estas normativas logran tomar el control sobre los libros de texto y adem¨¢s causan miedo a los docentes¡±, asegura Young por tel¨¦fono.
El tambi¨¦n historiador afirma que muchos educadores se plantean abandonar la profesi¨®n, y a?ade: ¡°Quiz¨¢ uno de los casos m¨¢s perversos es el de uno de los distritos escolares de Texas (Southlake), donde debe tratarse el Holocausto desde el punto de vista de ambos lados: los verdugos y las v¨ªctimas¡±. Lamenta que el ambiente es cada d¨ªa m¨¢s hostil, y est¨¢ m¨¢s cargado de intenciones y motivaciones pol¨ªticas.
500 d¨®lares de recompensa
Tras las pasadas elecciones de noviembre para gobernador en el Estado de Virginia, el republicano Glenn Youngkin se estren¨® en el cargo anunciando una direcci¨®n de correo electr¨®nico a la que los padres pod¨ªan enviar sus preocupaciones y quejas sobre maestros y escuelas cuando sientan que sus ¡°derechos fundamentales est¨¢n siendo violados¡± o que sus hijos ¡°no est¨¢n siendo respetados¡±. Es un intento de que los padres y miembros de la comunidad educativa ¡°denuncien¡± cualquier intento de aplicar la conocida como teor¨ªa cr¨ªtica de la raza. Esta sostiene que la raza es una construcci¨®n social y el racismo es algo que va m¨¢s all¨¢ de los prejuicios personales, que el sistema legal est¨¢ configurado de un modo que mantiene e incentiva la supremac¨ªa de los blancos sobre los negros. Por eso, afirma esta teor¨ªa, las conquistas logradas hasta ahora no han conseguido erradicar la injusticia social.
Si el gobernador de Virginia ha abierto una l¨ªnea para denuncias contra profesores, en Nuevo Hampshire, un grupo de madres ha ofrecido una recompensa de 500 d¨®lares para aquel que cace a un profesor violando la ley estatal reci¨¦n aprobada que proh¨ªbe decir ciertas cosas sobre el racismo y el sexismo. Esta norma proscribe cualquier ¡°doctrina¡± o ¡°teor¨ªa¡± que promueva una versi¨®n ¡°negativa¡± de la historia de Estados Unidos, incluyendo la noci¨®n de que el pa¨ªs fue fundado en el racismo. Adem¨¢s, la ley tiene un componente a?adido que dice servir para garantizar ¡°la lealtad¡± de los profesores frente a aquellos que quieran propagar ¡°doctrinas subversivas¡±.
En estos momentos, en Indiana se discute otra norma que requerir¨¢ que, ante unas elecciones, se ense?e a los alumnos que ¡°el socialismo, el marxismo, el totalitarismo u otros sistemas pol¨ªticos son incompatibles y entran en colisi¨®n con el principio de libertad bajo el que fue fundado EE UU¡±, adem¨¢s de ser perjudiciales para el pa¨ªs.
Identidad y sexualidad
Estas ¡°leyes mordaza¡± se centran en los temas bandera de los ultraconservadores. Cada ley es diferente, pero la mayor¨ªa proh¨ªbe al profesorado discutir sobre los g¨¦neros no binarios o la sexualidad. Adem¨¢s, impiden que los docentes abran el debate sobre el matrimonio gay o los derechos de la comunidad LGTBI.
PEN America pone de manifiesto que muchas de esas normas piden a los maestros que reporten a los padres si sus hijos hacen preguntas sobre su identidad de g¨¦nero. As¨ª, los profesores deber¨¢n esconder su propia identidad o el estatus de sus relaciones para no vulnerar la ley.
Estas leyes restrictivas en colegios ¡ªy universidades¡ª tienen su origen en el verano de 2020, cuando un investigador llamado Christopher Rufo, que entonces trabajaba en el Instituto Discovery en Seattle, un centro educativo conservador centrado en la promoci¨®n del dise?o inteligente, escribi¨® una serie de art¨ªculos para el digital City Journal. En ellos, describi¨® un adoctrinamiento en los colegios donde, asegur¨®, se aplicaban programas que pretend¨ªan convertir a los alumnos en te¨®ricos cr¨ªticos de la raza.
Estos textos atrajeron la atenci¨®n del pol¨¦mico presentador de Fox News Tucker Carlson, que lo invit¨® a su programa. Al d¨ªa siguiente, Mark Meadows, entonces jefe de gabinete de la Administraci¨®n de Donald Trump, dej¨® saber a Carlson que el mandatario, que se jactaba de solo ver la Fox, se hab¨ªa mostrado interesado en las ideas de Rufo. En cuesti¨®n de d¨ªas, Rufo entr¨® en conversaciones con la Casa Blanca para dar una respuesta legislativa o ejecutiva. A finales del verano, Trump firmaba una orden ejecutiva en la que prohib¨ªa que cualquier agencia estatal discutiera ciertas ideas como parte de la capacitaci¨®n de los empleados. Joe Biden revirti¨® la norma a su llegada a la Casa Blanca pero la semilla ya hab¨ªa germinado en los Estados. ¡°El efecto bola de nieve hab¨ªa comenzado a rodar¡±, concluye Young.
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