La derrota de los dem¨®cratas en Virginia ensombrece el primer a?o de Joe Biden en la Casa Blanca
Los comicios en el Estado sure?o se interpretan como un plebiscito al presidente de Estados Unidos
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Gran rev¨¦s electoral para el presidente Joe Biden tras el triunfo del republicano Glenn Youngkin como gobernador de Virginia frente al dem¨®crata Terry McAuliffe. Lo sucedido en las elecciones del martes en este Estado, un a?o despu¨¦s de la victoria en las urnas del mandatario, no ha podido ser m¨¢s amargo y se ha convertido en una vara de medir el descontento con el actual inquilino de la Casa Blanca. A esto se suman las lecturas de la derrota dem¨®crata en clave nacional, ya sea de cara a las elecciones de medio mandato de 2022, que podr¨ªan cambiar los equilibrios de poder en el Congreso, o a las presidenciales de 2024.
Youngkin, de 54 a?os y un empresario novato en pol¨ªtica, lleg¨® la noche del martes a remontar los 10 puntos de ventaja que le pudo sacarle durante la campa?a el veterano dem¨®crata Terry McAuliffe, de 64 a?os, que fue gobernador del Estado entre 2014 y 2018. Con el escrutinio pr¨¢cticamente cerrado, Youngkin sumaba el martes un 51% de los votos, frente al 48% de McAuliffe.
Nueva Jersey mitigaba un poco el rev¨¦s sufrido en Virginia. Por un estrecho margen, el gobernador de ese Estado, el dem¨®crata Phil Murphy, era reelegido para el puesto. Con un 90% de votos escrutados, Murphy ha obtenido el 50,03 % de las papeletas frente al 49,22 % del republicano Jack Ciattarelli, una diferencia de menos de 20.000 votos, pese a que los sondeos preelectorales daban a Murphy una abultada ventaja de ocho puntos, seg¨²n el recuento recogido por el diario The New York Times. Ciattarell no admit¨ªa la derrota y su director de comunicaci¨®n, Stami Williams, advert¨ªa por Twitter que ¡°es irresponsable que los medios den estos resultados cuando el Secretario de Estado de Nueva Jersey ni siquiera sabe cu¨¢ntos votos quedan por escrutar¡±.
Joe Biden aterrizaba en Washington la madrugada del mi¨¦rcoles, procedente de la COP26 de Glasgow, mientras al otro lado del r¨ªo Potomac se conoc¨ªa la debacle en un territorio que gan¨® por 10 puntos hace solo 12 meses. En ese tiempo, su figura ha llegado a alcanzar niveles de impopularidad y rechazo cercanos a los de su contrincante, Donald Trump (37% para el magnate en su peor momento y 42% para Biden).
La ca¨®tica retirada de Afganist¨¢n; la inflaci¨®n y la ralentizaci¨®n de la recuperaci¨®n econ¨®mica; el impacto de la variante delta del coronavirus; o la batalla ¡ªincluso dentro de sus propias filas¡ª que el dem¨®crata libra en el Congreso para intentar sacar adelante su billonario programa social y de infraestructuras, han minado a una Administraci¨®n que ahora comienza a ver en cifras c¨®mo cae el entusiasmo que impuls¨® al Partido Dem¨®crata para sacar del poder a Trump. La posibilidad de que la ola antitrumpista se haya convertido en apat¨ªa ante la dificultad de cumplir las promesas electorales supone una se?al de alarma para los dem¨®cratas. Con la popularidad de Biden en ca¨ªda libre y tras la resaca de Virginia, el partido se enfrentaba el martes a las dudas sobre si su presidente podr¨¢ llevar a la meta su agenda interna, frenar el asalto al derecho al aborto iniciado por Texas y, entre otros asuntos, dar la batalla contra la incorporaci¨®n en planes de estudios de la llamada Teor¨ªa Cr¨ªtica de la Raza (Critical Race Theory, en ingl¨¦s), que considera el racismo como uno de los elementos constitutivos de la historia estadounidense.
Echando la vista atr¨¢s, uno de los mayores tropiezos de McAuliffe durante la campa?a perdida en Virginia fue proclamar en un mitin que los padres no ten¨ªan nada que decir sobre lo que las escuelas decidieran ense?ar a los alumnos. La educaci¨®n ha sido finalmente clave en estos comicios. Conner Lelland, que vot¨® el martes en Arlington (Virginia, colindante con la capital Washington), es uno de esos padres furiosos que secundaron la promesa de Youngkin de prohibir la ense?anza de la Teor¨ªa Cr¨ªtica de la Raza. Lelland considera que supone un adoctrinamiento racial y de resentimiento hacia los blancos (en este caso, sus hijos). ¡°La victoria de Youngkin movilizar¨¢ de nuevo a los republicanos; no quiero decir que devuelva a Trump a la Casa Blanca, pero s¨ª a una figura de ese partido¡±, dec¨ªa Lelland, de 37 a?os y auditor de profesi¨®n.
¡°Juntos cambiaremos la trayectoria de este Estado y vamos a comenzar esa transformaci¨®n desde el primer d¨ªa¡±, asegur¨® Youngking frente a sus simpatizantes poco despu¨¦s de su triunfo. Directivo de un importante fondo de inversi¨®n, Youngkin perfil¨® su campa?a sobre una imagen de hombre de negocios, tranquilo y entregado a los valores familiares. Con su eterna sonrisa y un chaleco contra el fr¨ªo evit¨® aparecer junto a Donald Trump, aunque aprovech¨® el tir¨®n de algunos temas que movilizan a los seguidores del expresidente (educaci¨®n y aborto, entre otros) ahora afincado en Florida, desde donde mueve los hilos del Partido Republicano.
Por su parte, los dem¨®cratas trataron hasta la extenuaci¨®n de caricaturizar a Youngkin como un clon de Trump, algo que los votantes no parecen haber compartido. Mientras la distancia entre el republicano y el dem¨®crata se agrandaba, McAuliffe comparec¨ªa pasadas las 22.00 del martes (tres de la madrugada del mi¨¦rcoles, hora peninsular espa?ola) ante sus seguidores. Sin tirar la toalla, parec¨ªa avanzar el desastre. Su entorno y su familia mostraban la frustraci¨®n por la derrota.
Aun as¨ª, tratando de mostrar el m¨¢ximo entusiasmo posible, tras dejarse 17 millones de d¨®lares (casi 15 millones de euros) de su bolsillo en anuncios televisivos, el dem¨®crata declar¨® que cada voto contaba y que la lucha no hab¨ªa terminado. Pero finaliz¨® pocas horas despu¨¦s, con Biden ya en la Casa Blanca, y enterrado el optimismo que hab¨ªa exhibido por la ma?ana al afirmar: ¡°Vamos a ganar. Creo que vamos a ganar en Virginia¡±.
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