?C¨®mo puede un docente detectar que un alumno sufre abusos? 100 de ellos aprender¨¢n a hacerlo
Al menos un alumno por clase es v¨ªctima de este tipo de delitos, que se da sobre todo en el ¨¢mbito familiar. Un proyecto financiado por la UE busca convertir a las escuelas en los lugares clave para frenarla
Los estudios disponibles apuntan que al menos uno de cada 10 ni?os sufren alg¨²n tipo de abuso sexual antes de alcanzar los 18 a?os en Espa?a. La mayor parte de los casos no llegan a denunciarse y quedan impunes. Un nuevo proyecto financiado por la Comisi¨®n Europea, que ser¨¢ presentado este martes, busca combatir esta lacra utilizando la posici¨®n privilegiada y, seg¨²n sus impulsores, largamente desaprovechada del profesorado. Un programa en el que participan la Universidad de Valencia, la de Barcelona y la Carlos III de Madrid, junto a Save the Children, formar¨¢ a 100 maestros de otras tantas escuelas en Valencia con el objetivo de que ellos difundan lo aprendido a su vez a los colegas de sus centros en la detecci¨®n y prevenci¨®n de abusos.
¡°Los ni?os¡±, afirma Noem¨ª Pereda, psic¨®loga de la Universidad de Barcelona y especialista en la materia, ¡°suelen sufrir en la mayor¨ªa de los casos los abusos de alguien del entorno familiar, y por ello la escuela puede ser el espacio donde garantizar que los casos se detectan y son notificados. Pero ahora desde el ¨¢mbito educativo apenas se denuncia¡±.
Gran parte del problema, afirma Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa, investigador del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia, la entidad que lidera el proyecto, procede del hecho de que los maestros no reciben formaci¨®n espec¨ªfica para ello ni en la carrera ni durante su vida profesional.
?Qu¨¦ elementos pueden servirle a un docente para detectar un caso? Pereda se?ala que, sobre todo entre los m¨¢s peque?os, pueden darse conductas y uso de vocabulario m¨¢s sexualizados de lo normal para su edad, pero no siempre ocurre. ¡°Lo que s¨ª pasa casi siempre es que hay un cambio de conducta. Puede ser un ni?o que era alegre y pasa a estar triste. Al que le cuesta relacionarse, porque al tener este dolor no resultan atractivos para el resto de la clase, con lo cual es posible que est¨¦n aislados y no jueguen con el resto en el patio. Ni?os que muestren miedos ante situaciones que ya hab¨ªan superado. No en todos los casos, pero a veces hacen dibujos que constituyen una puerta a partir de la cual preguntarles... Se van encontrando peque?os indicadores que deber¨ªan ser motivos para, a partir de ah¨ª, iniciar una evaluaci¨®n. Ante estas situaciones, los profesionales educativos tienden a pensar en otras causas, pero tambi¨¦n deber¨ªan plantearse que muchos ni?os sufren abusos sexuales¡±, afirma la codirectora del Grupo de Investigaci¨®n en Victimizaci¨®n Infantil y Adolescente (Grevia) de la Universidad de Barcelona.
¡°No se trata¡±, prosigue Pereda, ¡°de que todos los docentes se conviertan en expertos en violencia sexual. Ya tienen bastante trabajo. Lo que deber¨ªan hacer los maestros es recabar informaci¨®n y, cuando detecten una situaci¨®n de este tipo, trasladarla a la persona que act¨²e como responsable o coordinador de esta cuesti¨®n en su centro. Hay evidencias de que si el docente est¨¢ abierto a recibir estos relatos, los ni?os tienden a hablar m¨¢s¡±.
El programa prev¨¦ reclutar a un centenar de docentes de 100 escuelas valencianas y aplicar la metodolog¨ªa de formador de formadores, de manera que los seleccionados, que asistir¨¢n a un curso de 250 horas, transmitan despu¨¦s lo aprendido a los compa?eros de sus colegios. Garc¨ªa cree que as¨ª los puntos principales de la formaci¨®n podr¨¢n llegar en poco tiempo y con un presupuesto limitado (la subvenci¨®n de la UE es de 257.000 euros) a m¨¢s de un millar de docentes (sobre un total de 77.916), constituyendo ¡°una red de profesorado involucrado y con capacidad para detectar casos¡±. ¡°Una vez concluido¡±, prosigue el profesor del departamento de Filosof¨ªa del Derecho y Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia, ¡°evaluaremos el programa, corregiremos posibles defectos y valoraremos la posibilidad de replicarlo a otra escala en la Comunidad Valenciana, en otras autonom¨ªas o en el ¨¢mbito europeo¡±. El curso original ser¨¢ impartido a lo largo de cuatro meses por personal universitario y por formadores de Save the Children, contar¨¢ con la colaboraci¨®n del Centro de Formaci¨®n Innovaci¨®n y Recursos Educativos (Cefire) de la Generalitat valenciana y estar¨¢ abierto a docentes de centros p¨²blicos y privados.
Los estudios realizados en Espa?a y en otros pa¨ªses desarrollados en torno a los abusos sexuales a menores, basados en sondeos entre adultos, muestran que entre un 10% y un 20% de la poblaci¨®n afirma haberlos sufrido en la infancia y la adolescencia. Y son m¨¢s frecuentes entre las ni?as (seg¨²n algunos informes representan m¨¢s del 75% de las v¨ªctimas). Las investigaciones realizadas directamente con menores son m¨¢s complejos de llevar a cabo. Entre estas, una realizada por Pereda y otras colegas en 2014 sobre la base de una muestra comunitaria de 1.107 j¨®venes de 12 a 17 a?os de centros educativos catalanes, reflej¨® un porcentaje de casos del 14,7%. Es decir, en promedio al menos un alumno por clase. ¡°Los abusos consisten en la mayor¨ªa de los casos en tocamientos a los genitales de ni?os o en obligar a los ni?os a tocar los del victimario¡±, dice Pereda.
Lo m¨¢s habitual, contin¨²a, es que no reciban ayuda durante la infancia y buena parte de ellos solo llegan a contarlo de adultos. ¡°Es una experiencia que les da?a en m¨²ltiples aspectos. Les afecta desde el punto de vista emocional y tambi¨¦n cognitivo, en numerosos casos no pueden seguir el ritmo de la escuela. Genera depresi¨®n y problemas de salud mental graves en la edad adulta, y les supone un obst¨¢culo para relacionarse con otras personas¡±, a?ade.
Abordar la prevenci¨®n de los abusos plantea tambi¨¦n dificultades, como el escaso conocimiento de los ni?os, sobre todo los peque?os, en la materia. Lo adecuado, afirma Pereda, es dar mensajes discretos que eviten generar miedos. El nuevo programa, que ser¨¢ presentado este martes a las 16.30 en la Facultad de Magisterio de la Universidad de Valencia, tendr¨¢ su propia gu¨ªa pedag¨®gica, pero la psic¨®loga pone como ejemplo un cuento que public¨® el Consejo de Europa, llamado Kiko y la mano, que puede encontrarse en internet. ¡°Dice que las personas no pueden tocar las partes ¨ªntimas de los ni?os. Es un mensaje neutro, que no asusta al ni?o¡±. Otro ejemplo, prosigue, es el relato financiado en su d¨ªa por el Ministerio de Asuntos Sociales (que tambi¨¦n est¨¢ en internet), llamado Ni un besito a la fuerza, que les explica que si alguien les fuerza a darles un beso vayan a cont¨¢rselo a la persona que les ha le¨ªdo el cuento. ¡°Se trata de darles mensajes claros de pertenencia del cuerpo, porque los abusos empiezan a menudo con conductas muy suaves, que el ni?o no es capaz de detectar como algo a lo que puede decir no. En Espa?a es importante, adem¨¢s, porque muchas veces se ha mezclado el ense?arles a que sean educados con la afectividad, cuando son cosas distintas¡±, agrega la psic¨®loga.
EE UU y el Reino Unido, a la cabeza
El pa¨ªs donde m¨¢s se han desarrollado los programas escolares de prevenci¨®n y detecci¨®n de casos de abusos sexuales en la infancia es Estados Unidos, afirma Alba ?guila, investigadora del grupo Grevia de la Universidad de Barcelona. En Europa destaca el Reino Unido, donde existe un programa que involucra no solo a los centros educativos sino tambi¨¦n a los propios ni?os, sus familias y el entorno comunitario. En Espa?a el desarrollo va, en cambio, con retraso, con iniciativas escasas y aisladas, como la que puso en marcha hace unos a?os en marcha el Ayuntamiento de Barcelona, a?ade Alejandra Ram¨ªrez, investigadora del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia. La ley de la infancia, aprobada el a?o pasado, a?ade Ram¨ªrez, establece la creaci¨®n de un coordinador en cada centro educativo para prevenir todo tipo de violencia (aunque no contempla una financiaci¨®n espec¨ªfica para ello), y el deber de que los docentes reciban formaci¨®n espec¨ªfica sobre la materia, tanto en la carrera como cuando ya est¨¢n trabajando.
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