La transformaci¨®n educativa empieza con el profesorado
Tecnolog¨ªa no equivale a innovaci¨®n educativa. La principal fuente de innovaci¨®n eficaz es la profesi¨®n docente, como se puso de manifiesto durante la pandemia
M¨¢s de 130 pa¨ªses se comprometieron a priorizar la educaci¨®n en la Cumbre de Naciones Unidas para la Transformaci¨®n de la Educaci¨®n (TES, por sus siglas en ingl¨¦s), que convoc¨® a dirigentes mundiales en septiembre en Nueva York. El llamamiento a la acci¨®n sobre financiaci¨®n educativa inst¨® a todos los pa¨ªses a tomar acciones concretas para ¡°invertir m¨¢s en educaci¨®n, de forma m¨¢s equitativa y eficiente¡±.
Entre las acciones propuestas para transformar la educaci¨®n reflejadas en las Declaraciones de Compromiso de los diferentes pa¨ªses, el 80% destaca uno o varios aspectos relativos al aprendizaje digital. Dos tercios asumen compromisos para mejorar el acceso, tanto a internet como a dispositivos digitales. Aquellos pa¨ªses en los que esto supone un desaf¨ªo financiero importante se comprometen firmemente a ¡°establecer, o fortalecer, alianzas p¨²blico-privadas¡± con los proveedores tecnol¨®gicos. En este contexto, el gobierno espa?ol anunci¨® la inversi¨®n de casi 1.200 millones de euros en el Plan de Digitalizaci¨®n y Competencias Digitales del Sistema Educativo.
Sin embargo, a¨²n con el reconocimiento expl¨ªcito, por parte de la mayor¨ªa de los pa¨ªses, de la importancia de la formaci¨®n docente, la gran ausente de los compromisos nacionales es la inversi¨®n en la profesi¨®n. A pesar de que la UNESCO estima que har¨ªan falta alrededor de 69 millones de docentes m¨¢s para poder alcanzar una educaci¨®n de calidad de acceso universal, medidas para abordar la escasez de docentes brillan por su ausencia. Algunos pa¨ªses se refieren a la necesidad de mejorar las condiciones laborales del profesorado, pero solo dos hablan de mejora salarial.
Nunca podremos transformar realmente la educaci¨®n si la financiaci¨®n educativa se dirige hacia las empresas tecnol¨®gicas, con la vana esperanza de encontrar una soluci¨®n m¨¢gica para alcanzar la educaci¨®n de calidad, a costa del derecho de cada estudiante a tener docentes cualificados, debidamente respetados y apoyados, con planes de estudio integrales, en entornos de aprendizaje adecuados.
El dilema del aprendizaje digital
Si bien en los ¨²ltimos tiempos, y particularmente durante la pandemia, millones de docentes se han visto abocados a utilizar todo tipo de hardware y software en su pr¨¢ctica pedag¨®gica cotidiana, la evidencia del impacto positivo que esto ha tenido en los procesos de ense?anza y aprendizaje es todav¨ªa escasa.
Es necesario ampliar la investigaci¨®n a nivel mundial sobre los efectos del uso generalizado de la tecnolog¨ªa en estudiantes y docentes, en los diferentes contextos. Esta debe valorar el impacto en la libertad acad¨¦mica, las condiciones de trabajo, la calidad de la educaci¨®n, as¨ª como en la gobernanza y privacidad de datos. Un estudio reciente de la Internacional de la Educaci¨®n desvela c¨®mo el uso de nuevas tecnolog¨ªas puede agotar al docente. El tecnoestr¨¦s existe, y parece claro que, del mismo modo que nadie discute el derecho al acceso, el ¡°derecho a desconectar¡± deber¨ªa estar garantizado contractualmente.
Debemos explorar tambi¨¦n el impacto en el desarrollo del estudiante, en su salud f¨ªsica y mental. Por ¨²ltimo, y no menos importante, es necesario evaluar si las tecnolog¨ªas digitales est¨¢n abordando las desigualdades educativas, o profundiz¨¢ndolas. Hemos de dise?ar e implementar cuidadosamente el uso de la tecnolog¨ªa en el aula con un enfoque de equidad, poniendo en el centro de las pol¨ªticas educativas al alumnado m¨¢s desfavorecido.
Las escuelas dependen cada vez m¨¢s de la infraestructura digital, as¨ª como de los recursos y herramientas proporcionados por la industria tecnol¨®gica. En un contexto en el que actores comerciales tecnol¨®gicos desempe?an un papel cada vez m¨¢s importante en el sector de la ense?anza, algo que, inevitablemente, introduce intereses privados con fines de lucro en la educaci¨®n p¨²blica, es m¨¢s necesario que nunca cuestionar, y superar, cualquier enfoque comercial basado en datos en el sector de la educaci¨®n.
El uso de la recolecci¨®n de datos relacionada con la huella digital debe respetar la privacidad de estudiantes y docentes, y servir a los m¨¢s altos est¨¢ndares ¨¦ticos. En este sentido, es esencial la financiaci¨®n y el desarrollo de plataformas tecnol¨®gicas p¨²blicas, de c¨®digo abierto, que no dependan de una recolecci¨®n masiva, y con fines de lucro, de los datos del estudiante.
En definitiva, hemos de ir m¨¢s all¨¢ de lo anecd¨®tico, y del omnipresente marketing, para poder hablar del potencial real de las tecnolog¨ªas de la educaci¨®n en el aula. Este potencial es grande ¡ªsiempre y cuando tengamos muy presente nuestro objetivo ¨²ltimo: garantizar una educaci¨®n p¨²blica, gratuita y de calidad, para cada estudiante.
Sin docentes no hay transformaci¨®n educativa
Tecnolog¨ªa no equivale a innovaci¨®n educativa. La principal fuente de innovaci¨®n eficaz es la profesi¨®n docente, como se puso de manifiesto durante la pandemia. Hemos de promover una cultura colaborativa en el campo educativo y abordar la falta de estructuras y procesos relativa a la gobernanza y la evaluaci¨®n continua de las tecnolog¨ªas digitales implantadas en las escuelas.
La profesi¨®n docente debe participar, a trav¨¦s de comunidades de aprendizaje, valorando y compartiendo experiencias y utilizando diferentes tipos de tecnolog¨ªa ¡ªincluyendo las anal¨®gicas, y otras tecnolog¨ªas de uso generalizado¡ª en el aula. Sin embargo, el 45% de docentes encuestados en el estudio arriba mencionado, afirmaba no haber sido consultado nunca en el proceso de selecci¨®n de tecnolog¨ªas educativas.
Los sindicatos de la educaci¨®n asumen un papel clave a la hora de catalizar todas estas conversaciones en torno al aprendizaje digital, de manera que este pueda ser integrado por el profesorado para desarrollar estrategias pedag¨®gicas realmente innovadoras. Solo cuando el personal docente participe, de manera significativa, en la toma de decisiones sobre las tecnolog¨ªas de la educaci¨®n, ¨¦stas podr¨¢n servir para mejorar la calidad de la ense?anza y el aprendizaje.
Pero antes, es necesario abordar lo esencial: mejorar la condici¨®n de la profesi¨®n docente en el mundo. Una transformaci¨®n real de la educaci¨®n requiere que los gobiernos aborden la escasez de docentes a nivel mundial, haciendo de la docencia una profesi¨®n m¨¢s atractiva, con condiciones de trabajo dignas. En este D¨ªa Mundial de las y los Docentes, hacemos un llamamiento urgente a todos los gobiernos para que den un paso al frente y hagan su parte: invertir en la profesi¨®n docente. Involucrar, confiar, escuchar y respetar al personal docente. Expandir y estimular sus ideas creativas, ya que son ¨¦stas, y no los dispositivos tecnol¨®gicos, las que hacen posible un aprendizaje de calidad.
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