Los ni?os rechazados en la escuela por su diversidad: ¡°Ese profesor es el fantasma que me persigue hasta hoy¡±

Hay un corro de chavales a la puerta del Ministerio de Educaci¨®n. De pronto Malena, una de las chicas, de 15 a?os, rompe a llorar desconsoladamente de los nervios y se abraza a Ignacio Calder¨®n, profesor de Teor¨ªa de la Educaci¨®n en la Universidad de M¨¢laga. Los nervios le vienen de la misi¨®n que tiene el grupo: van a reunirse con la ministra de Educaci¨®n, Pilar Alegr¨ªa, para explicarle los problemas que ellos y muchos otros alumnos con diversidad en Espa?a tienen con la escuela que, o bien no los acepta y los env¨ªa a estudiar obligados a centros de educaci¨®n especial, o bien no se adapta adecuadamente a sus caracter¨ªsticas, haci¨¦ndolos sufrir.

La escena es una de las primeras del documental Quererla es crearla, impulsado por un colectivo del mismo nombre que agrupa a familias, alumnos y docentes que trabajan por la educaci¨®n inclusiva. Est¨¢ dirigido por Cecilia Barriga, una veterana directora que, entre otras cosas, document¨® las movilizaciones sociales de la primavera ¨¢rabe, el 15-M y Occupy Wall Street. Y se ha presentado este viernes en el Museo Reina Sof¨ªa. La cinta da voz a los chavales que han sufrido rechazo de la escuela ordinaria por su diversidad funcional o por otro rasgo que los diferencia de la mayor¨ªa, as¨ª como a sus familias. Son 123 minutos que recogen con delicadeza sus vivencias, incluso las terribles, sus reclamaciones y tambi¨¦n algunos buenos momentos.

Poco despu¨¦s, Malena vuelve a aparecer en el documental explic¨¢ndole a la ministra, con bastante aplomo, lo que le sucedi¨® a su amigo Rub¨¦n, un joven con s¨ªndrome de Down que a los 11 a?os fue forzado por la Junta de Castilla y Le¨®n a dejar el colegio p¨²blico en el que estudiaba y matricularse en un centro especial. Su familia se neg¨® al considerarlo discriminatorio. La Fiscal¨ªa abri¨® diligencias de investigaci¨®n contra los padres. Y el pulso acab¨® provocando un duro dictamen de la ONU, que concluy¨® que Espa?a hab¨ªa violado el derecho de Rub¨¦n a una educaci¨®n inclusiva. Uno tras otro, la decena de chavales que participan en la reuni¨®n van cont¨¢ndole a la ministra su historia, que en cada caso incluye un pasaje doloroso.

Cuando le llega el turno, Zulaica, una chica de etnia gitana que estudia primero de Bachillerato, recuerda que en tercero de Primaria se incorpor¨® al curso con retraso porque su madre estaba enferma y no ten¨ªa quien la llevara al colegio. Al volver a clase descubri¨® que le hab¨ªa tocado un profesor al que no cree que consiga olvidar jam¨¢s. ¡°Es el fantasma que me persigue hasta ahora. Que me marc¨® no solo en esa ¨¦poca, en la que ten¨ªa siete a?os; ahora que tengo 18 me sigue marcando mucho¡±. La c¨¢mara muestra c¨®mo Zulaica, que habla con una voz dulce y de vez en cuando rompe a llorar, le cuenta a la ministra c¨®mo intentaba ponerse al d¨ªa. ¡°El profesor me dec¨ªa: ¡®yo te lo puedo explicar muchas veces, me pagan por explic¨¢rtelo¡¯. Pero a la tercera te dec¨ªa: ¡®Si eres tonta, mi culpa no es, aprende sola. Y te quedabas as¨ª, porque no solamente te lo dec¨ªa a ti, sino delante de tantos ni?os. Y yo era tan vergonzosa que me sent¨ªa como una hormiga muy peque?ita, muy peque?ita¡­¡±.

A la ni?a, a la que le ¡°encantaba ir al colegio¡±, dej¨® de gustarle, y sus notas, que hab¨ªan sido buenas, se transformaron en suspensos. En cuarto de Primaria, la madre fue a ver a su profesor. ¡°?l le dijo: ¡®claro, no te preocupes, que yo la voy a ayudar¡¯. Y al d¨ªa siguiente, sin venir a cuento, se par¨® delante de la clase y me dijo: ¡®Zulaica, dile a tu madre que si eres lenta, mi culpa no es, porque no te voy a poner cuatro pizarras para ti¡¯. Y los ni?os, que son tan crueles, se empezaron a re¨ªr de m¨ª, porque era lenta, porque el profesor dec¨ªa que era tonta, porque era gitana¡­¡±. Zulaica no se rindi¨®. Cuando se grab¨® el documental, en 2021, estaba a punto de pasar a segundo de Bachillerato. Pero aquel desgarro sigue vivo. ¡°Me sigue marcando. En primero de Bachillerato no soy capaz de preguntar una duda porque no quiero que los dem¨¢s se r¨ªan m¨¢s de m¨ª. Se estuvieron riendo tres a?os y no quiero que lo hagan m¨¢s¡±.

Una escuela m¨¢s inclusiva

Las familias de los chavales ¡ªde ocho a 21 a?os¡ª con diversidad (funcional, cultural y sexual)que aparecen en la cinta aseguran que aspiran a hacer la escuela m¨¢s inclusiva porque, argumentan, es un derecho reconocido por la legislaci¨®n internacional y la espa?ola, y un paso clave para cambiar el conjunto de la sociedad, y hacerla tambi¨¦n m¨¢s inclusiva. Sus hijos aprenden de sus compa?eros en la escuela normal, afirma el padre de Rub¨¦n, Alejandro Calleja, y estos tambi¨¦n aprenden de ellos, para empezar, a vivir juntos.

Una de las madres afirma: ¡°Siempre digo que la persona que m¨¢s me ha ense?ado del mundo ha sido mi hijo. Me ha ense?ado a respetar a cada uno como es, incluida a m¨ª misma, porque nacemos y hay un molde en el que nos tenemos que meter y sufrimos para encajar¡±. Para explicar los problemas que tambi¨¦n entra?an a veces las buenas intenciones, otra mujer cuenta que su hijo adolescente, Ant¨®n, ha empezado a moverse solo por el mundo. Los s¨¢bados por la ma?ana ella sale antes de casa y quedan en un bar a desayunar. ¡°Y de tres veces, dos lo han parado vecinos: ¡®?A d¨®nde vas tu solito? ?D¨®nde est¨¢ tu madre? Se me rompe el coraz¨®n porque no les dejan ser adultos¡±.

Las familias que retrata el documental lamentan que la ley que establece el derecho de todos los ni?os a ir a la escuela ordinaria siga sin cumplirse pese al dictamen de la ONU contra Espa?a, que hay familias que prefieren que sus hijos vayan a centros especiales, segregados, porque los colegios normales no los acogen como deber¨ªan, y que cuando durante la tramitaci¨®n de la nueva ley educativa, la Lomloe, se abri¨® la puerta a avanzar en la inclusi¨®n (como contempla la norma), algunas patronales de centros privados de la educaci¨®n especial intervinieron en el debate con un discurso que gener¨® miedo entre numerosas familias.

En el documental los progenitores tambi¨¦n cuentan situaciones de car¨¢cter privado, pero igualmente dolorosas, como la exclusi¨®n de sus hijos de cumplea?os, porque consisten en actividades que no pueden realizar. Y se muestran momentos esperanzadores, del ¨¢nimo que genera compartir su lucha y su amistad, o del ejemplo de ver que, pasados los 40, Ra¨²l acaba de empezar a vivir solo, y con la ayuda de una asistente, que lo visita tres veces por semana, ha aprendido a cultivar su huerto, cocinar, ir a la compra o ahorrar.

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