Evidencias en contra de la jornada escolar continua: dificulta la conciliaci¨®n y los resultados acad¨¦micos son peores
¡°La mayor parte de los proyectos de cambio a la jornada continua promovidos en los colegios ©¤frecuentemente copiados unos de otros©¤ son de una hiriente indigencia intelectual¡±
Del mismo modo que hace varias d¨¦cadas la sequ¨ªa en Andaluc¨ªa forz¨® a muchos centros escolares a pasar de la jornada partida a la continua, la covid ha provocado el mismo efecto. Este es el motivo por el que de nuevo asistimos al debate ©¤o, m¨¢s bien, la bronca©¤ sobre el tipo de jornada: continua o partida.
Pese a que aparentemente este es un tema menor, ha sido la principal cuesti¨®n de debate en el seno de las comunidades educativas de la mayor parte de los centros p¨²blicos de primaria del pa¨ªs. Es importante se?alar que este es un debate de la escuela estatal. Por ejemplo, en Madrid m¨¢s del 60% de los centros estatales tiene jornada continua frente a un 3% en el caso de los concertados.
M¨¢s all¨¢ del inter¨¦s que se pueda tener en los asuntos relacionados con la educaci¨®n, este debate tiene ©¤como m¨ªnimo©¤ un doble atractivo. Por un lado, estamos ante un ejemplo de manual de c¨®mo un grupo profesional ©¤en este caso, el de los maestros y de las maestras de la ense?anza estatal©¤ es capaz de hacer valer sus puntos de vista corporativos. Por otra parte, el proceso ha derivado en muchos centros en enfrentamientos ©¤entre el profesorado y las familias, y entre familias©¤ y en la negaci¨®n del di¨¢logo, elementos todos ellos da?inos para la democracia. Lo que podr¨ªa haber sido un debate cient¨ªfico sobre c¨®mo organizar de un modo eficaz los tiempos escolares se ha convertido, en muchas ocasiones, en una lucha de intereses entre varios grupos: por un lado, un profesorado que busca una jornada laboral m¨¢s c¨®moda y, por otro, unas familias con intereses contrapuestos.
De acuerdo con quienes lo proponen, estas ser¨ªan las principales supuestas ventajas del cambio de jornada:
1. El rendimiento de los alumnos es mayor y su cansancio es menor.
2. Las actividades extraescolares se extender¨¢n y los comedores no se resentir¨¢n.
3. La vida familiar se ver¨¢ notoriamente mejorada, ya que los ni?os podr¨¢n pasar m¨¢s tiempo con sus padres y madres.
En lo que se refiere a la primera ventaja, los datos son contundentes. Desde que se implant¨® la jornada continua, se sabe que el rendimiento del alumnado en los centros con tal distribuci¨®n horaria ©¤sea medido por las calificaciones escolares o por los resultados obtenidos en pruebas externas©¤ est¨¢ por debajo del de sus compa?eros que tienen jornada partida.
En el muy citado informe realizado por Caride en 1993 en Galicia se se?alaba que tres cuartas partes del profesorado dec¨ªan que el rendimiento es mayor en la continua. Sin embargo, sus datos indican que hay entre un 10% y un 20% m¨¢s de fracaso escolar en los centros con esta jornada. Un estudio realizado en Andaluc¨ªa en 2002 aportaba resultados similares. En el caso de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, las pruebas de 6? de primaria de Conocimientos y Destrezas Indispensables (CDI) muestran que siempre los resultados obtenidos por los centros con jornada continua est¨¢n por debajo de la media. As¨ª, en 2008, el resultado para los centros con jornada continua fue de 5,5, mientras que la media fue de 5,82. En 2014, los resultados fueron, respectivamente, 6,7 y 6,9. Lo mismo sucede con las pruebas de 3? de primaria, tambi¨¦n en Madrid. En un estudio publicado por la Fundaci¨®n Europea Sociedad y Educaci¨®n en 2019 ©¤esta vez con las pruebas de tercero©¤, se detecta que la nota media en Matem¨¢ticas es de 7,16 para el alumnado que acude a centros con jornada partida, y es de 6,77 para los de jornada continua.
En lo que se refiere al cansancio, tal vez sea cierto que la ¨²ltima hora de la tarde en la partida sea poco efectiva ©¤aunque no tanto como para recomendar una siesta de pijama y orinal©¤, pero lo mismo puede ocurrir con la ¨²ltima de la ma?ana en la continua. Los docentes afirman de modo casi un¨¢nime que es peor la ¨²ltima hora de la partida. De nuevo, la realidad no coincide con esta percepci¨®n. El informe de Caride detect¨® una mayor fatiga del alumnado en la jornada continua que en la partida. Entre las 13 h. y las 14 h., el 47% de los alumnos en jornada continua declara sentirse fatigado. En el caso de la partida, el del 27,4% se siente cansado a ¨²ltima hora. En los informes ©¤referidos a Francia©¤ de Testu y de Challamel se indica que el cansancio es claramente mayor en la ¨²ltima hora de la continua. Es m¨¢s, el informe de Charamel detecta una subida del rendimiento a partir de las 15.00. Un informe de la OCDE de 2016 indica claramente que el rendimiento decae enormemente entre el mediod¨ªa y las dos.
Las actividades extraescolares que se exigen para la jornada continua suelen quedar al albur de las preferencias y capacidades presupuestarias de los ayuntamientos y/o de las familias. Ya en el informe de Caride se detect¨® que hay una menor participaci¨®n en tales actividades dentro del colegio en los centros con jornada continua que en los de jornada partida. En estos ¨²ltimos, la participaci¨®n ronda o supera ©¤depende de los cursos©¤ el 50% mientras que en los de jornada continua est¨¢ siempre por debajo del 30%.
Seg¨²n los datos recopilados por la Conselleria d¡¯Educaci¨® de la Comunidad Valenciana, solo el 25% de los alumnos participa en las actividades extraescolares. El dato confirma una tendencia detectada en el curso anterior al de la publicaci¨®n del informe (2014-15). En los centros en los que se hab¨ªa implantado la continua el a?o anterior, la participaci¨®n era del 40 %, pero descend¨ªa considerablemente en el segundo a?o de aplicaci¨®n de la continua. Siguiendo en la Comunidad Valenciana, el uso del comedor baja m¨¢s de un 30% en el grupo de centros que aplicaron la jornada continua a partir del curso 2014-15, y m¨¢s del 18% en los del curso 2013-14. Para ser m¨¢s precisos, los centros que en 2014-15 pasaron a la jornada continua tuvieron 2.997 comensales, mientras que en el curso anterior el n¨²mero fue de 4.007. En estas condiciones, nada tiene de extra?o que el sindicato del sector de Restauraci¨®n Social de la UGT afirmara que hab¨ªa un riesgo real de p¨¦rdida de puestos de trabajo en el colectivo de comedores escolares, en el que trabajan alrededor de 20.000 personas.
Los defensores de la jornada continua consideran que esta favorece un mayor contacto de las madres y de los padres con sus hijos. Sin duda esto puede ser cierto en el caso de aquellas familias en las que los progenitores almuercen en casa y que dispongan de tiempo libre por las tardes para dedicarlo a sus hijos. Es lo que pudiera suceder, por ejemplo, en familias con ama de casa o con alg¨²n c¨®nyuge con jornada reducida.
Hasta hace no mucho, se dec¨ªa que lo habitual en Europa es la jornada continua. Desde que se ha generalizado la posibilidad de consultar este dato en Internet, ya no se hace uso de este argumento.
Contra las evidencias disponibles
El profesorado se ha implicado en el debate favoreciendo de un modo descarado el cambio de jornada indicando que est¨¢ demostrado que es mejor esta jornada que la partida y negando validez a las evidencias disponibles so pretexto de que el ¨²nico que sabe sobre la cuesti¨®n es el profesional docente. De hecho, la mayor parte de los proyectos de cambio de jornada ©¤frecuentemente copiados unos de otros©¤ son de una hiriente indigencia intelectual.
En las consideraciones generales de la subcomisi¨®n para el estudio de la Racionalizaci¨®n de Horarios del Parlamento espa?ol se se?alaba que la ¡°jornada continua encuentra numerosos detractores entre las personas expertas en conciliaci¨®n¡±. Se dice, nada m¨¢s y nada menos, que ¡°la jornada continua parece responder m¨¢s bien a las necesidades de conciliaci¨®n del colectivo del profesorado, pero no a las necesidades de ni?os y de ni?as¡±.
No siempre ha sido el profesorado el motor de la propuesta de cambio de jornada. Por ejemplo, en los casos de las ciudades de Toledo y de Alcal¨¢ de Henares fueron los padres y madres quienes iniciaron el proceso, eso s¨ª, siempre con la aquiescencia de los docentes. Lo que no se ha visto, hasta ahora, es que las familias hayan sido capaces de conseguir el paso de la jornada continua a la partida. Si no media el apoyo del profesorado, no hay nada que hacer.
Para complicar las cosas, cabr¨ªa aportar alg¨²n dato sobre la jornada escolar en la adolescencia y su posible incidencia en los tiempos escolares de los institutos de educaci¨®n secundaria. Hasta hace poco tiempo se pensaba que los adolescentes se acuestan tarde ©¤y, en consecuencia, llegan adormilados a la escuela©¤ porque quieren ver la televisi¨®n, jugar con el ordenador, chatear, etc. Sin embargo, ahora sabemos que, desde el mismo comienzo de la adolescencia, se produce un cambio biol¨®gico en los patrones de sue?o que se intensifica hasta el final de esta etapa vital. Tal modificaci¨®n implica la necesidad de dormir nueve horas diarias y de acostarse y levantarse m¨¢s tarde de lo que se hace durante la infancia o la madurez. El desajuste entre los horarios biol¨®gico y escolar perjudica la salud fisiol¨®gica, metab¨®lica y psicol¨®gica de los j¨®venes. Las clases de secundaria deber¨ªan empezar a las diez y media. Retrasar tan solo una hora el comienzo de las clases ©¤es decir, empezar a las nueve y media, por ejemplo©¤ plantear¨ªa un problema similar al terremoto del debate sobre la jornada escolar continua en la primaria. Un cambio as¨ª implicar¨ªa finalizar la jornada a eso de las tres y media (o cuatro y media en los d¨ªas o casos en que la jornada se prolongue). Esto supondr¨ªa afrontar la ya casi irresoluble cuesti¨®n del almuerzo. Si este pudiera resolverse en una hora ©¤o algo menos, aunque esto en Espa?a ser¨ªa dif¨ªcil, y sabemos de los riesgos de comer en poco tiempo©¤, los profesores de secundaria podr¨ªan alegar que no desean lo que buena parte de sus compa?eros de primaria ya han rechazado.
Reconvertir la cuesti¨®n en un debate educativo
Llegados a este punto, ?qu¨¦ cabr¨ªa hacer? El profesorado de la p¨²blica va a seguir insistiendo en conseguir la jornada continua. De hecho, se han detectado peticiones de traslado del profesorado de centros con jornada partida a colegios con continua. Trabajar en un centro con jornada completa se considera un agravio comparativo.
El informe que public¨® en 2021 ESADE propone convertir el debate sobre el tipo de jornada en uno sobre educaci¨®n a tiempo parcial o educaci¨®n a tiempo completo al estilo de Alemania ©¤pa¨ªs que siempre ha contado con la jornada continua©¤. Plantea compensar al profesorado con un complemento salarial para aumentar las horas de permanencia en los centros (en definitiva, por hacer lo que ya hacen los profesores que est¨¢n en colegios de jornada partida).
Para los sindicatos ©¤al igual que para el profesorado©¤ no hay duda: jornada continua. Un sindicato que se posicione contra esta jornada estar¨ªa abocado a perder las elecciones. La izquierda pol¨ªtica dif¨ªcilmente va a enfrentarse a los sindicatos.
Para la derecha la opci¨®n consistir¨ªa en dejar hacer. Todo este embrollo sobre la jornada escolar favorece la creaci¨®n de centros concertados, especialmente en los nuevos desarrollos urbanos en los que a las jornadas laborales de unas familias en las que ambos c¨®nyuges tienen empleo se a?aden los tiempos de desplazamiento al trabajo.
En el caso de las familias se ha entronizado el reino de los particularismos: cada cual votar¨¢ lo que m¨¢s le convenga a sus intereses. El bien com¨²n ha desaparecido.
En fin, si alguien quer¨ªa episodios carpetovet¨®nicos, aqu¨ª tiene uno.
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