Un estudio apunta que ir al colegio con mayor¨ªa de ni?os de clase alta o baja apenas influye en el rendimiento individual
Una investigaci¨®n del soci¨®logo Julio Caraba?a minimiza el impacto de la segregaci¨®n social entre escuelas
El catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid Julio Caraba?a sostiene en un estudio presentado este martes que la segregaci¨®n social en centros educativos (la abundancia de alumnado de una determinada clase social, baja o alta, en las escuelas), tiene un efecto leve en el rendimiento acad¨¦mico, que las intervenciones p¨²blicas para reducirla de forma efectiva resultan muy complejas de aplicar, y que, si pese a todo se llevaran a cabo, el saldo resultante podr¨ªa llegar a ser incluso negativo en t¨¦rminos de resultados acad¨¦micos globales. Caraba?a cuestiona en su trabajo, titulado La segregaci¨®n social en las escuelas, un dudoso problema del sistema escolar y publicado por la Fundaci¨®n Europea Sociedad y Educaci¨®n, los planteamientos realizados en torno a este fen¨®meno por otros soci¨®logos espa?oles y por la OCDE, as¨ª como las recomendaciones al respecto formuladas por el Consejo de Europa.
Caraba?a apoya su tesis, sobre todo, en los datos de la evaluaci¨®n internacional del informe PISA en sus ediciones de 2003 a 2018, referidos a estudiantes de 15 a?os. Y la justifica en una serie de argumentos. El primero es que la segregaci¨®n social entre escuelas ¡°no es un rasgo particularmente llamativo de la ense?anza secundaria obligatoria en Espa?a, ni en su aspecto socioecon¨®mico ni en el relacionado con la inmigraci¨®n¡±, se?ala al respecto el catedr¨¢tico, ya que, la desigualdad se registra m¨¢s en el seno de las propias escuelas (el 75,2%), es decir, entre el alumnado de un mismo centro, que entre centros educativos (24,8%), en l¨ªnea con el promedio de la OCDE.
El profesor em¨¦rito de la Complutense considera, adem¨¢s, que dicha segregaci¨®n escolar entre escuelas no supone un problema en s¨ª misma, sino que solo lo ser¨ªa si tuviera consecuencias negativas en el rendimiento individual del alumnado que asiste a dichos centros, algo que seg¨²n Caraba?a sucede en un grado muy limitado. Espa?a presenta, de un lado, ¡°uno de los niveles de desigualdad acad¨¦mica [diferencia de resultados acad¨¦micos entre alumnos] m¨¢s bajos¡± de Europa, ¡°comparable al de algunos pa¨ªses n¨®rdicos¡±, atendiendo a los resultados de matem¨¢ticas de PISA de 2012. Y la segregaci¨®n acad¨¦mica, es decir, la concentraci¨®n de alumnado con rendimientos mejores o peores, alcanza (expresada en el llamado porcentaje de varianza) el 18,8% en Espa?a, lejos del que se da en pa¨ªses centroeuropeos como Pa¨ªses Bajos (66%) o Alemania (53%) que separan de forma temprana al alumnado en centros con Bachillerato y centros con Formaci¨®n Profesional, aunque superior al de los pa¨ªses n¨®rdicos, como Finlandia (7,5%).
Caraba?a analiza a continuaci¨®n, y ah¨ª reside el punto central de su informe, en qu¨¦ medida dicha desigualdad acad¨¦mica entre alumnos tiene su origen en la segregaci¨®n social existente en las escuelas espa?olas. Y concluye que tan solo lo hace en un 2% del total de dicha desigualdad acad¨¦mica, ¡°una de las cifras m¨¢s bajas de los 65 pa¨ªses participantes en PISA¡±. ¡°Parece¡±, prosigue el autor del estudio, ¡°que la desigualdad de resultados no viene de las escuelas, sino que la llevan consigo los alumnos¡±.
El catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa, nacido en 1948 y responsable del dise?o del sistema espa?ol de becas como asesor del Ministerio de Educaci¨®n durante el primer Gobierno del PSOE, a principios de los a?os ochenta, no discute la correlaci¨®n entre las condiciones socioecon¨®micas y culturales del hogar en el que se cr¨ªa un ni?o y su rendimiento acad¨¦mico. Pero sostiene que ¡°contra lo que a veces parece suponerse, la segregaci¨®n social no influye por s¨ª misma en los resultados acad¨¦micos; tener compa?eros pobres, inmigrantes o de hogares en general ¡®desfavorecidos¡¯ no empeora de por s¨ª el aprendizaje escolar; tampoco tener compa?eros de hogares ¡®favorecidos¡¯ lo mejora sin m¨¢s. El ¡®efecto pares¡¯ solo puede venir de la segregaci¨®n acad¨¦mica: los compa?eros de nivel acad¨¦mico alto ayudan, los de nivel acad¨¦mico bajo perjudican¡±, afirma.
Efecto compa?eros
El catedr¨¢tico afirma, al mismo tiempo, que existen pocas evidencias claras sobre el verdadero impacto de dicho ¡°efecto pares o compa?eros¡±, citando para ello una revisi¨®n de estudios realizada en Estados Unidos en 2011 y el informe PISA 2018, ¡°seg¨²n el cual se trata de una cuesti¨®n larga y calurosamente debatida, sobre la que quiz¨¢s podr¨ªa decirse que estar rodeado de compa?eros con dificultades tiene efectos negativos, en particular para los propios alumnos con dificultades¡±. El estudio de Caraba?a va, sin embargo, m¨¢s lejos y, para el caso de Espa?a, mediante una simulaci¨®n de los resultados de 2018, concluye que en caso de que se produjese una nivelaci¨®n completa, llevando a todo el alumnado a escuelas de composici¨®n social media, los estudiantes de estatus socioecon¨®mico y cultural alto perder¨ªan m¨¢s de lo que ganar¨ªan los de estatus socioecon¨®mico bajo, ¡°disminuyendo un poco la media general¡±.
El estudio constata diferencias importantes en la segregaci¨®n social entre escuelas entre unas comunidades aut¨®nomas espa?olas y en otras. En Madrid, dicha segregaci¨®n alcanza el 33% y en Castilla y Le¨®n, el 17,3%. La segregaci¨®n acad¨¦mica resulta, en cambio, m¨¢s d¨¦bil. Y todav¨ªa lo es m¨¢s, sostiene Caraba?a, la parte de esta ¨²ltima que resulta atribuible a la segregaci¨®n socioecon¨®mica entre escuelas. Tras analizar los resultados de matem¨¢ticas del informe Pisa 2018, el autor afirma: ¡°No hay falsedad sem¨¢ntica en valorar estas cifras se?alando, por ejemplo, que los 175 puntos [de desigualdad acad¨¦mica] de Madrid son 10 veces m¨¢s que los de Galicia, La Rioja o Castilla-La Mancha; pero la verdad pragm¨¢tica exige m¨¢s bien poner estas cifras en el contexto de los pa¨ªses de la OCDE y subrayar que todas ellas est¨¢n en el rango m¨¢s bajo de estos, entre por ejemplo Canad¨¢ y Finlandia¡±. Caraba?a tambi¨¦n afirma que la contribuci¨®n a la segregaci¨®n acad¨¦mica del tipo de gesti¨®n de la escuela (p¨²blica, privada concertada o privada) a la que asisten los alumnos resulta ¡°nula¡± en el conjunto de Espa?a una vez descontada la que responde al estatus socioecon¨®mico y cultural del hogar del estudiante. Y que, en las mismas condiciones, tambi¨¦n es muy baja la influencia que la concentraci¨®n de chavales inmigrantes en un aula tiene en la segregaci¨®n acad¨¦mica.
Caraba?a analiza finalmente las posibles pol¨ªticas que podr¨ªan llevarse a cabo si, pese a la escasa repercusi¨®n en el rendimiento acad¨¦mico y a los posibles efectos negativos que augura que se producir¨ªan, se decidiera reducir la segregaci¨®n escolar. Y llega a la conclusi¨®n de que las dos medidas que m¨¢s impacto tendr¨ªan, corregir la consecuencia de la segregaci¨®n residencial (transportando por ejemplo en autobuses a alumnado entre poblaciones y barrios, al estilo del busing puesto en pr¨¢ctica en los a?os setenta en Boston y otras ciudades de Estados Unidos, pero a una escala todav¨ªa mayor) y prohibir los colegios privados, parecen muy dif¨ªciles de aplicar.
Ello, calcula Caraba?a, reducir¨ªa a una cuarta parte la segregaci¨®n escolar que realmente podr¨ªa reducirse mediante otras pol¨ªticas, como las que permite aplicar la actual ley educativa, la Lomloe, como controlar los criterios de matriculaci¨®n del alumnado y ¡°distribuir equilibradamente¡± entre los centros sostenidos con fondos p¨²blicos al alumnado vulnerable.
El soci¨®logo apenas menciona el caso de primaria. Pero cuando lo hace se?ala que un informe de Save the Children, con datos del informe TIMSS (que a diferencia de PISA, se centra en alumnado de cuarto de primaria), ¡°se obtiene que la segregaci¨®n socioecon¨®mica en Espa?a es de las m¨¢s altas de la OCDE, solo por detr¨¢s de Lituania y Turqu¨ªa¡±.
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