Paisaje despu¨¦s de la batalla
Esperanza-Gallard¨®n: ?La profec¨ªa que se auto cumple?
M¨¢s all¨¢ del resultado de la batalla, hay una pregunta que por m¨¢s elemental que parezca tiene inter¨¦s. Mariano Rajoy, ?quer¨ªa o no incluir en la lista de Madrid a Alberto Ruiz-Gallard¨®n?
Todos los indicios, los comentarios en privado de gente informada de fuera y dentro del PP, apuntan a que Rajoy s¨ª quer¨ªa llevar a Ruiz-Gallard¨®n en la lista. El l¨ªder del PP, a¨²n sin saber qu¨¦ caudal de votos pod¨ªa aportarle el alcalde de Madrid en las elecciones del 9-M, estimaba que era buena su presencia en la lista, que, como hab¨ªa dicho Ruiz-Gallard¨®n, pod¨ªa ser una ayuda para ganar las elecciones.
La f¨®rmula final para lograr vencer la resistencia de Esperanza Aguirre, seg¨²n los rajoy¨®logos, era la de desactivar la historia del n¨²mero dos en la lista de Madrid. Ruiz-Gallard¨®n nunca exigi¨® ir de n¨²mero dos. Quer¨ªa estar presente, nada m¨¢s ni nada menos. El pase m¨¢gico de colocar a Manuel Pizarro como n¨²mero dos permit¨ªa resolver el punto m¨¢s dif¨ªcil, y avanzar hacia la incorporaci¨®n de Ruiz-Gallard¨®n mitigando el efecto de la operaci¨®n. Ya no ser¨ªa, al menos formalmente, el gran protagonista de la lista del PP.
El error estrat¨¦gico de Mariano Rajoy fue ¨¦ste: creer que apurando los plazos, esto es, llevando la decisi¨®n hacia el umbral de la precampa?a electoral podr¨ªa sacar adelante su idea de contar con Ruiz-Gallard¨®n. Cuando consigui¨® el s¨ª, hace muy pocas fechas, de Pizarro, Rajoy parec¨ªa tenerlas todas consigo. Pero se equivoc¨®. Porque Esperanza Aguirre estaba dispuesta a materializar sus amenazas. La ¨²ltima, la de dimitir como presidenta de la Comunidad de Madrid, y poder optar a un puesto en la lista al Congreso de Diputados por la capital de Espa?a.
Rajoy siempre ha tratado los enfrentamientos internos y la batalla por su propia sucesi¨®n como si fuera una historia infantil, cosa de ni?os que se pelean. Y en esa l¨ªnea, a la que cabe unir su pereza mental para dar un pu?etazo sobre la mesa, fue posponiendo la soluci¨®n hasta el l¨ªmite porque cre¨ªa que iba a haber final feliz. Porque conseguir¨ªa a trav¨¦s de una f¨®rmula inesperada hacer que los personajes en disputa entraran en raz¨®n. Rajoy cre¨ªa que a siete semanas y media de las elecciones generales estos dirigentes iban a comportarse como se esperaba de ellos y cerrar¨ªan filas a favor de la victoria final.
Lo que Rajoy no ha podido evitar es que triunfen las tendencias m¨¢s ancestrales de los seres humanos: la ambici¨®n de poder, la ambici¨®n pura y dura.
Tanto Esperanza Aguirre como Alberto Ruiz-Gallard¨®n han tenido sus elecciones en mayo. Ambos han salido victoriosos. Y desde entonces est¨¢n concentrados con m¨¢s fuerza que antes en otro objetivo m¨¢s ambicioso: ?qu¨¦ pasa si Mariano Rajoy no gana las elecciones del 9-M? ?C¨®mo prepararse en ese caso para la candidatura a presidente de Gobierno del PP en las siguientes elecciones, las de 2012? Porque si Mariano Rajoy pierde, puede intentar seguir para tener una tercera oportunidad, y ello depender¨¢ de la magnitud de su derrota. Pero no cabe descartar que una segunda derrota abra un leg¨ªtimo debate dentro del PP sobre si no es conveniente elegir otro candidato aun en el caso de que Rajoy se declare dispuesto.
As¨ª, las cosas, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n, enfrascados en el m¨¢s all¨¢ de la bofetada te¨®rica que puede pegarse Mariano Rajoy el 9-M -el m¨¢s all¨¢ en t¨¦rminos de lucha por el poder dentro del PP- est¨¢n contribuyendo con sus respectivas conductas a que su profec¨ªa se autocumpla. Esto es, a que Rajoy se d¨¦ la bofetada. A que pierda.
El fantasma de la autodestrucci¨®n, que persigui¨® a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en la rocambolesca historia del llamado proceso de paz y sus consecuencias, tambi¨¦n est¨¢n presentes bajo la forma de una encarnizada batalla por el poder en el PP.
Esperanza Aguirre puede, como el rey de Epiro, haber obtenido una victoria p¨ªrrica potencial sobre Ruiz-Gallard¨®n. ?Por qu¨¦? Porque si fuese verdad que PSOE-PP est¨¢n en una situaci¨®n de empate t¨¦cnico -si fuese verdad, en condicional- aquellos votos que pudiera aportar la presencia de Ruiz-Gallard¨®n en la lista del PP por Madrid y que te¨®ricamente pudiesen perderse ser¨ªan decisivos para Rajoy. La responsabilidad de Esperanza, pues, ser¨ªa fatal.
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