"Una estafa antisistema"
Enric Duran sac¨® medio mill¨®n de euros a 39 entidades bancarias, a trav¨¦s de cr¨¦ditos personales que no ten¨ªa la menor intenci¨®n de devolver. Desde la c¨¢rcel explica el porqu¨¦
Un ni?o con el torso desnudo corretea con una rosa en la mano. Su madre, que tiene unas ojeras de a¨²pa y la mirada perdida, espera turno para visitar a un familiar preso. La mujer se abanica: el calor en la prisi¨®n de Can Brians-1 es insoportable y, fuera, el sol de domingo cubre los valles del municipio barcelon¨¦s de Sant Esteve Sesrovires. Un poco por delante de ella se agita Fina Giralt, que habla sin cesar y se palpa los bolsillos para pasar sin sustos bajo el detector de metales. Est¨¢ nerviosa: podr¨¢ hablar 20 minutos con su hijo, un estafador distinto de los dem¨¢s que ha despertado simpat¨ªas y hasta secretas envidias entre los presos y funcionarios del m¨®dulo de preventivos.
Enric Duran Giralt, conocido con el alias de Robin Hood de la banca, aparece tras el cristal de la sala de vis a vis n¨²mero 51. Sonr¨ªe al ver a su madre y a una activista que le admira y que ha venido a conocerle en persona. Al periodista, Duran le observa con atenci¨®n y ganas de hablar. El hombre se ha hecho famoso porque, hace ocho meses, dio a conocer una estafa que ¨¦l mismo ide¨® y perpetr¨®: obtuvo 492.000 euros en cr¨¦ditos de 39 entidades bancarias. Lo hizo a sabiendas de que no pensaba devolver el dinero. Y lo cont¨® todo, con pelos y se?ales, en una revista de 20 p¨¢ginas a todo color y de gran difusi¨®n (300.000 ejemplares) que pag¨®, de hecho, con el dinero robado. Todo el dinero, remarca, va directamente a financiar los movimientos sociales.
El activista antisistema m¨¢s popular de los ¨²ltimos tiempos naci¨® el D¨ªa del Libro de hace 33 a?os en Vilanova. Los tres ¨²ltimos los ha consagrado a preparar un llamativo golpe contra bancos y cajas de ahorros. Nada de asaltos a punta de pistola: Duran pretend¨ªa burlarse del sistema financiero para darle "una lecci¨®n" y exhibir sus debilidades. Con tal idea en la cabeza, visit¨® oficinas para solicitar cr¨¦ditos personales con la excusa de que quer¨ªa reformar el piso o comprar un coche. A veces ense?aba n¨®minas y otros documentos falsos. Incluso cre¨® empresas ficticias con las que logr¨® dinero para adquirir, por ejemplo, material audiovisual que una productora (tambi¨¦n inexistente) necesitaba.
Sus partidarios (y ¨¦l mismo) esgrimen el dicho popular: "El que roba a un ladr¨®n tiene cien a?os de perd¨®n". Aquel robo -¨¦l rebautiza como "acci¨®n reivindicativa" lo que la justicia considera un delito- le dio la fama. Pero tambi¨¦n le ha llevado a la celda. Algunas entidades bancarias supieron que hab¨ªan sido v¨ªctimas del enga?o a trav¨¦s de la prensa y le denunciaron. "Sab¨ªa que mi detenci¨®n era una consecuencia probable. Pero actu¨¦ con plena conciencia", narra. "Cuando est¨¢n a solas conmigo, los funcionarios me dicen que hice bien en robar a los bancos. ?Hasta los presos me felicitan! Claro que algunos dicen que se hubieran quedado con el dinero", esgrime Duran, que de ni?o fue "el cl¨¢sico calcul¨ªn" (lo dice su madre): muy inteligente, un crack en matem¨¢ticas y f¨ªsica y poco dado a salir de casa.
Duran cree a pie juntillas cada palabra que dice y cada idea que defiende. Tanto, que casi asusta. Apenas se despega de su discurso. Tiene una alta concepci¨®n de s¨ª mismo, de lo que hizo y de su destino. "Sab¨ªa que esta crisis iba a llegar. El capitalismo est¨¢ en todo el planeta y los recursos son finitos. Ya no puede crecer m¨¢s y, as¨ª, no puede funcionar".
Tras una infancia y juventud volcado en el tenis de mesa (fue profesor en un club de alto nivel), empez¨® a estudiar sociolog¨ªa. Pero dej¨® la carrera porque no estaba de acuerdo con el modelo educativo. Despu¨¦s picote¨® un poco de todo. "Es como un hombre del Renacimiento", dice Fina con un punto de exageraci¨®n. Fue por esa ¨¦poca cuando empez¨® a leer sobre ecolog¨ªa y contact¨® con gente metida en movimientos sociales a trav¨¦s de Internet. Y pens¨® que su vida deb¨ªa cambiar por completo.
Duran lleva mes y medio en prisi¨®n provisional, pero apenas saca tiempo para jugar en la mesa de pimp¨®n de Can Brians. Pasa las horas leyendo -"aprovecho para estudiar el sistema penitenciario mientras lo vivo"- y respondiendo a cartas. Lo hace a mano, aunque est¨¢ acostumbrado a su port¨¢til. Lo que m¨¢s echa de menos en prisi¨®n (familia al margen) es un ordenador con conexi¨®n a la Red. Espera que el recurso interpuesto por sus abogados prospere y salga pronto a la calle. Al menos, de momento: est¨¢ acusado de un delito de estafa y, cuando acabe la investigaci¨®n y se abra juicio, podr¨ªa enfrentarse a una pena de entre seis meses y tres a?os de c¨¢rcel.
?Y qu¨¦ har¨¢ cuando sea libre? Dice que no piensa esconderse ni olvidar su misi¨®n. "Voy a seguir trabajando para construir una alternativa de sociedad, aunque s¨¦ que los cambios no son de un d¨ªa para otro. La banca es la principal responsable de esta crisis. Hay que inventar un sistema financiero que no cree el dinero de la nada y fijar relaciones econ¨®micas de ¨¢mbito local", argumenta.
Despu¨¦s de confesarlo todo en aquella revista (titulada Crisis), Duran puso tierra de por medio. Anduvo por Brasil y Venezuela hasta que, a los dos meses, regres¨® a Catalu?a. "Al principio, nos ve¨ªamos a escondidas", cuenta Fina, la madre. La presencia p¨²blica del activista fue cada vez m¨¢s notoria, hasta que el pasado 17 de marzo (seis meses despu¨¦s de saltar a la fama) ofreci¨® una rueda de prensa para presentar una nueva revista, Podemos.
Los Mossos d'Esquadra le detuvieron aquella misma tarde en el rectorado de la Universidad de Barcelona, donde coincidi¨® con los estudiantes encerrados para protestar por el proceso de Bolonia. "Estuve trabajando muchas horas con el ordenador y desesper¨¦ a los polic¨ªas. ?Pensaban que no iba a acabar nunca!". Al d¨ªa siguiente, la polic¨ªa desaloj¨® tambi¨¦n a los estudiantes, lo que degener¨® en una batalla campal. Duran cree que no fue gratuito e interpreta los disturbios como una "cortina de humo buscada por la polic¨ªa" para ocultar su arresto.
Entre otras cosas, el preso est¨¢ convencido de que a la mayor¨ªa de los ciudadanos les gusta lo que hizo. Al poder, no. "Todos ten¨ªan el orgullo da?ado. La polic¨ªa, porque complet¨¦ mi acci¨®n insumisa sin que supieran nada. Los bancos, porque les dej¨¦ en evidencia. Y los pol¨ªticos, porque di ejemplo de compromiso y valent¨ªa". "La polic¨ªa y el juez colaboraron para escenificar una detenci¨®n espectacular. Se me ha detenido por dar la cara", apostilla.
La figura de Duran cotiza al alza entre los grupos antisistema. Algunos, como una joven que le visita en la c¨¢rcel, se han sumado a la causa siguiendo su camino. ?Demasiado protagonismo? "Es bueno que haya personas referentes en la lucha. Pero hay que buscar el equilibrio", reflexiona. Cree que su paso por prisi¨®n es absurdo e innecesario. "Me metieron por riesgo de fuga y yo volv¨ª porque quise. Al menos, la c¨¢rcel va a servir para dar m¨¢s publicidad a mi acci¨®n: ellos habr¨ªan querido que no regresara nunca de Am¨¦rica".
"Una estafa antisistema" es un reportaje del suplemento Domingo del 17 de mayo de 2009
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.