Ante la Cumbre del Clima de la ONU en Copenhague
A menudo, la historia permite especular sobre lo que realmente ocurri¨®. Sin embargo, no ser¨¢ as¨ª con la Cumbre del Clima de la ONU de diciembre en Copenhague. Las actas estar¨¢n bien documentadas para que las generaciones futuras puedan juzgar nuestro liderazgo pol¨ªtico y nuestro sentido de la solidaridad.
Esta semana, la Presidencia Sueca de la UE re¨²ne a Ministros de Medio Ambiente y Energ¨ªa para una reuni¨®n informal en ?re, Suecia. El objetivo consiste en debatir los desaf¨ªos de la Conferencia de Copenhague y la manera en que la UE puede crear una econom¨ªa ecoeficiente.
El Gobierno de Suecia, como base com¨²n para el debate, ha encargado la redacci¨®n de un informe que lleva por t¨ªtulo en ingl¨¦s ?A European eco-efficient economy: governing climate, energy and competitiveness? (Una econom¨ªa europea ecoeficiente: gestionar el clima, la energ¨ªa y la competitividad). Se trata de un informe interesante, en el que b¨¢sicamente se verifica la teor¨ªa centenaria de Joseph Schumpeter, que sostiene que quienes invierten en innovaci¨®n tecnol¨®gica son los ganadores del futuro. Todo esto est¨¢ muy bien, pero la realidad es que no podremos crear una econom¨ªa ecoeficiente a escala europea o global si no garantizamos tambi¨¦n la justicia clim¨¢tica.
Conseguir la justicia clim¨¢tica, y en ¨²ltima instancia el desarrollo sostenible, significa encontrar herramientas y estrategias innovadoras que puedan promover la competitividad europea y la prosperidad global, a la vez que se reducen los efectos del cambio clim¨¢tico. Significa explotar el potencial de las tecnolog¨ªas ecol¨®gicas, invertir en investigaci¨®n para desarrollar estas tecnolog¨ªas e invertir en educaci¨®n para formar a los cient¨ªficos e inventores del futuro. Significa justicia social e igualdad de g¨¦nero. Significa trabajar en favor de un comercio mundial m¨¢s justo y remodelar nuestros sistemas financieros globales a fin de que sirvan a las personas en lugar de a los mercados. Y tambi¨¦n significa utilizar el talento y la energ¨ªa de todo tipo de personas, desde pol¨ªticos y ONG hasta empresas y sindicatos, y de hombres y mujeres.
Este es el objetivo de la Iniciativa ?Camino a Copenhague? que copresidimos: garantizar que se escuche una gama m¨¢s amplia de voces en las negociaciones sobre el clima. Despu¨¦s de casi dos a?os de debates, la Iniciativa ?Camino a Copenhague? ha determinado tres temas que deben abordarse de manera eficaz y equitativa si queremos gestionar el cambio clim¨¢tico y conseguir la justicia clim¨¢tica:
En primer lugar, no hay duda de que los m¨¢s pobres, que son los menos responsables, ser¨¢n los m¨¢s vulnerables y los que estar¨¢n m¨¢s expuestos al cambio clim¨¢tico. Se estima que, en el mejor de los casos, solamente se dispone del uno por ciento de los recursos necesarios para la adaptaci¨®n de estos pa¨ªses. Por consiguiente, Copenhague debe conseguir un acuerdo global basado en las necesidades sociales y de desarrollo, el reparto de la carga y el principio de que quien contamina, paga. Estos principios deben reflejarse en unos recursos financieros adicionales y predecibles para el desarrollo de los pa¨ªses a fin de garantizar tanto la reducci¨®n de los perjuicios como la adaptaci¨®n.
En segundo lugar, los pa¨ªses desarrollados deben asumir un papel de liderazgo a la hora de reducir sus propias emisiones de manera que se plasmen las proyecciones cient¨ªficas m¨¢s recientes. Tambi¨¦n ser¨¢ de capital importancia garantizar el desarrollo y la difusi¨®n de tecnolog¨ªas limpias adecuadas y asegurar el acceso a los recursos financieros necesarios para que los pa¨ªses en desarrollo las adopten.
En tercer lugar, los gobiernos deben reconocer que la crisis econ¨®mica actual es una oportunidad fabulosa para hacer realidad el cambio que necesitamos. La inversi¨®n en tecnolog¨ªas ecol¨®gicas, infraestructuras y energ¨ªas renovables es una manera sostenible de estimular la econom¨ªa, crear nuevos puestos de trabajo, mejorar la calidad de vida y asumir una responsabilidad global.
La Conferencia sobre el Clima de la ONU que se celebrar¨¢ en Copenhague representa probablemente la ¨²ltima oportunidad a nivel mundial de controlar el cambio clim¨¢tico antes de que sea demasiado tarde. En el G8/Foro de las Principales Econom¨ªas, recientemente celebrado en Italia, se afirm¨® claramente que la justicia clim¨¢tica ser¨¢ el factor decisivo. En las dos reuniones se produjeron importantes avances, tales como una declaraci¨®n relativa al l¨ªmite de calentamiento de 2? C, pero resultaron decepcionantes debido a la falta de objetivos ambiciosos de reducci¨®n y de compromisos financieros serios por parte de los pa¨ªses desarrollados.
En los c¨ªrculos de negociaci¨®n de la ONU, pocos esperan que los pa¨ªses en desarrollo tomen medidas importantes antes de que los pa¨ªses desarrollados hayan aclarado sus posiciones en materia de reducci¨®n de emisiones y acceso a la tecnolog¨ªa y la financiaci¨®n. Deber¨¢n reducirse las diferencias que existen entre las perspectivas del Norte y las del Sur acerca del cambio clim¨¢tico y las necesidades de desarrollo si se quiere alcanzar un nuevo acuerdo en Copenhague.
Los pa¨ªses desarrollados no solamente deben comprometerse a conceder contribuciones financieras adicionales adem¨¢s de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) existente, sino tambi¨¦n comprometerse a efectuar reducciones de emisiones claras, ambiciosas y vinculantes, basadas en criterios justos. En Copenhague, se espera conseguir que los pa¨ªses desarrollados establezcan una reducci¨®n de las emisiones del 40 % hasta el a?o 2020, y que concedan 150 000 millones de euros al a?o para las medidas que deben tomar los pa¨ªses en desarrollo.
Copenhague debe ser el fin y el principio. Cuando los historiadores analicen lo sucedido en Copenhague, deber¨ªan poder decir que marc¨® el final de las promesas huecas y el inicio de un cambio fundamental. Esperemos que la historia muestre que nuestra generaci¨®n no decepcion¨® a nuestros hijos sino que, por el contrario, tuvo el coraje de adoptar un liderazgo visionario y de tener la voluntad de alcanzar el ¨¦xito.
Margot Wallstr?m, Vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea. Mary Robinson, ex Presidenta de Irlanda y Vicepresidenta del Club de Madrid. Gro Harlem Brundtland, ex Presidenta de Noruega y Miembro del Club de Madrid
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