Cambiamos tesoro por 'pissarro'
La embajada se ofreci¨® a resolver el conflicto que Espa?a manten¨ªa con la empresa de cazatesoros Odyssey por 500.000 monedas de plata.- Pidi¨® a cambio un cuadro del Thyssen arrancado por los nazis a la familia de un ciudadano estadounidense
En mayo de 2007, la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration anunci¨® el hallazgo de un tesoro de 500.000 monedas de plata en un lugar indeterminado del oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Aunque la compa?¨ªa bautiz¨® el descubrimiento con el nombre en clave de Black Swan (Cisne Negro), los funcionarios del Ministerio de Cultura sospecharon desde un principio que tras esas dos palabras se escond¨ªa La Mercedes, un barco espa?ol hundido por la flota brit¨¢nica en 1804 frente a las costas del Algarve, en Portugal. A partir de ah¨ª se inici¨® un conflicto que todav¨ªa contin¨²a en los juzgados y que la Embajada de Estados Unidos tuvo que tratar en varias ocasiones con Espa?a.
Un a?o despu¨¦s de que los responsables de Odyssey mostraran al mundo cientos de contenedores cargados de doblones, los diplom¨¢ticos estadounidenses decidieron lanzar una propuesta a las autoridades espa?olas para arreglar el problema: la embajada tratar¨ªa de buscar una soluci¨®n al conflicto con la compa?¨ªa cazatesoros, pero a cambio ped¨ªa que el Museo Thyssen devolviera un cuadro de Pissarro arrancado por los nazis a la familia de un ciudadano estadounidense de origen jud¨ªo llamado Claude Cassirer.
La propuesta se hace el 30 de junio de 2008. El embajador Aguirre se la expone al ministro C¨¦sar Antonio Molina de forma indirecta, en un lenguaje muy diplom¨¢tico, seg¨²n da cuenta el redactor del cable enviado al Departamento de Estado: "El embajador se?al¨® que, si bien los casos de Odyssey y Cassirer son diferentes temas legales, es inter¨¦s de ambos Gobiernos hacer uso de cualquier margen de maniobra que sea posible para resolver los dos asuntos de una manera que favorezca las relaciones bilaterales entre ambos pa¨ªses".
Molina capta la idea pero la rechaza. As¨ª se relata en el telegrama: "El ministro escuch¨® atentamente el mensaje del embajador pero subray¨® el hecho de que son casos distintos. Dijo que ning¨²n Gobierno espa?ol podr¨ªa devolver el cuadro sin una decisi¨®n judicial".
Las dos historias, la de Odyssey y la del cuadro de Pissarro, ocupan varios cables que la Embajada en Madrid env¨ªa a Estados Unidos. El primer caso se hab¨ªa convertido ya en un dolor de cabeza para los responsables del Ministerio de Cultura, que insist¨ªan en obtener de la embajada pruebas de que la importaci¨®n del tesoro se hab¨ªa hecho ilegalmente. "Consideramos que la informaci¨®n facilitada podr¨ªa probar que los materiales en cuesti¨®n fueron sacados de un barco de guerra de la Armada Espa?ola del siglo XIX y que pertenecen al Tesoro de Espa?a", asegura una nota del ministerio traducida por la embajada en un cable del 10 de octubre de 2007.
El cuadro de Pissarro
La otra historia, la del cuadro de Pissarro, se remonta a 1897. El pintor franc¨¦s plasma en un lienzo el efecto de la lluvia sobre el pavimento parisiense de la Calle Saint Honor¨¦ a mediod¨ªa (Rue Saint Honor¨¦ apr¨º-midi). No se sabe c¨®mo, ese cuadro llega a la sala de estar de Lily Cassirer, en su casa de M¨²nich. En 1939, m¨¢s de 78.000 jud¨ªos abandonan Alemania. Los nazis les confiscan objetos de valor o bien los compran por muy poco dinero a cambio de salvoconductos para salir del pa¨ªs. El cuadro de Pissarro, vendido a un marchante de arte del partido nazi por 900 marcos, es la llave para que Lily Cassirer se marche hacia Inglaterra. La Gestapo subast¨® la pintura en 1943. En 1958, el Gobierno alem¨¢n indemniz¨® a Lily con 60.000 euros y la reconoci¨® como propietaria leg¨ªtima. La mujer muri¨® con el dinero pero sin recuperar el cuadro. En 1975, el pissarro reaparece en la galer¨ªa Stephen Hahn de Nueva York. El bar¨®n Thyssen-Bornemisza se hace con ¨¦l y en 1992, con la apertura del Museo Thyssen, el ¨®leo se expone por primera vez en Madrid. Al a?o siguiente, la obra es adquirida por la fundaci¨®n del mismo nombre, constituida por el Estado espa?ol y la familia Thyssen-Bornemisza, que recibi¨® 327 millones de d¨®lares para que la colecci¨®n pasase a formar parte del Estado.
En el a?o 2000, Claude Cassirer, nieto de Lily, se entera de que el cuadro que estaba en la salita de su abuela se expon¨ªa en una de las pinacotecas m¨¢s importantes del mundo. Cassirer, activista pol¨ªtico y vinculado al Partido Dem¨®crata, empieza a mover sus hilos en 2001. Su primera petici¨®n es a la ministra de Educaci¨®n, Cultura y Deportes, Pilar del Castillo. En julio de 2003, cinco congresistas estadounidenses escriben a la ministra solicitando la devoluci¨®n del cuadro a su propietario original.
A partir de entonces, no hay ministro al que la Embajada no le mencione la historia del pissarro. Cables de la Embajada de Estados Unidos en Madrid (del a?o 2005 al 2009) as¨ª lo demuestran. El asunto se convierte en uno de los temas m¨¢s repetidos en las reuniones de los embajadores con los responsables del Gobierno espa?ol. En 2005, el embajador O'Donnell, enviado especial para asuntos del Holocausto, se re¨²ne con Ana Salomon P¨¦rez, embajadora en misi¨®n especial para las relaciones con la comunidad y organizaciones jud¨ªas. "Salomon dice que el Gobierno ha hablado con el museo sobre este tema y aventura que no se resolver¨¢ f¨¢cilmente", asegura el despacho del 17 de julio 2005. Ese mismo a?o, O'Donnell se re¨²ne con la ministra de entonces, Carmen Calvo. La ministra explica que, aunque el Gobierno tiene la responsabilidad sobre el patrimonio de la Fundaci¨®n Thyssen, no puede tomar ninguna decisi¨®n unilateral. Ese mismo cable, del 18 de noviembre de 2005, concluye con esta frase: "La embajada seguir¨¢ presionando al Gobierno espa?ol en la conveniencia de que la Fundaci¨®n se re¨²na con la familia para resolver la reclamaci¨®n".
As¨ª lo hacen los diplom¨¢ticos estadounidenses, que no desaprovechan ninguna ocasi¨®n para tratar de convencer al Gobierno espa?ol. En febrero de 2008, la embajada emite un despacho dirigido al senador Joseph Lieberman, candidato a vicepresidente del partido dem¨®crata en las elecciones que Al Gore perdi¨® frente a George W. Bush, en 2000, y que prepara entonces una visita a Espa?a. "Durante su conversaci¨®n con la embajadora Ana Salomon, quiz¨¢s quiera usted mencionar el asunto de la reclamaci¨®n de Claude Cassirer por el cuadro de Camille Pissarro, ahora en el Thyssen", sugieren los diplom¨¢ticos en el telegrama de 2 de enero de 2008.
Voluntad de reunirse
Meses despu¨¦s, el embajador Aguirre sugiere a C¨¦sar Antonio Molina solucionar el caso Odyssey a cambio del pissarro. Lo ¨²nico que consigue de Molina es la "voluntad de reunirse con Cassirer". "Le recordaremos su compromiso", concluye otro cable el 2 de julio de 2008.
La siguiente reuni¨®n es con la ministra ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde en febrero de 2010. En esta ocasi¨®n es el embajador Alan D. Solomont el que vuelve a sacar el tema. Esta vez, el diplom¨¢tico no solo sugiere que se llegue a una soluci¨®n amistosa, sino que adem¨¢s informa a la ministra de que el reclamante ha recurrido a los tribunales de Estados Unidos para conseguir su objetivo. La ministra vuelve con la misma raz¨®n aportada por sus predecesores, que no se puede hacer nada sin la orden de un juez, y propone "hacer gestos a la familia y a la comunidad jud¨ªa en Los ?ngeles, como por ejemplo organizar y financiar un viaje a Espa?a para promover intercambios culturales al mismo tiempo que homenajear a la familia Cassirer". El embajador sugiere entonces que "el Gobierno intente encontrar soluciones creativas".
Esas soluciones no han llegado. Y si lo hacen ya ser¨¢ tarde para Claude Cassirer. El fot¨®grafo, que sobrevivi¨® a los campos concentraci¨®n durante la Segunda Guerra Mundial y dio clases a los ni?os sobre el Holocausto, muri¨® el 25 de septiembre de 2010. Antes de morir sali¨® en los peri¨®dicos, cuando se supo que el tribunal de apelaciones de Los ?ngeles le hab¨ªa concedido el derecho a reclamar contra el Estado espa?ol. Su hijo, David Cassirer, es quien lucha ahora por poseer ese mediod¨ªa lluvioso que estaba en la pared de la salita de estar de su bisabuela.
Puedes contactar en Eskup con el autor del art¨ªculo, ?lvaro de C¨®zar | Comenta esta noticia en la red social de EL PA?S | La mayor filtraci¨®n de la historia | Preguntas y respuestas | Ir al especial
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