Los guardias asaltantes del 23-F no fueron procesados
Durante el encierro en el Congreso se produjeron frecuentes amenazas con armas a los diputados
Cuarenta guardias civiles penetraron en el hemiciclo del Congreso a las 8.50 del 24 de febrero de 1981, con armas en posici¨®n de disparo, y amenazaron a los diputados que permanec¨ªan secuestrados desde la tarde anterior. La irrupci¨®n de esa fuerza, que se uni¨® a los que ya vigilaban a los parlamentarios, se produjo cuando Manuel Fraga se levant¨® de su esca?o y lanz¨® en voz alta: "?Puede la Guardia Civil tenernos como a una pandilla de forajidos a tantos hombres indefensos?", intervenci¨®n que fue saludada con gritos de "!Muy bien, muy bien!" y vivas a la democracia y a Espa?a. Tras esa irrupci¨®n de hombres armados se produjo el conocido incidente de que Fraga se abri¨® la chaqueta y dijo: "Yo ya no aguanto m¨¢s... disparen contra m¨ª", secundado por I?igo Cavero y Fernando ?lvarez de Miranda, que tambi¨¦n gritaron: "Disp¨¢renme a m¨ª". Los ocupantes lanzaron ¨®rdenes tajantes de sentarse, que fueron desobedecidas por Fraga, quien abandon¨® el sal¨®n y al que ya no se le volvi¨® a ver hasta el fin de la ocupaci¨®n, a las 12.15 de ese d¨ªa.
Todas esas precisiones figuran en las actas de la ocupaci¨®n del Congreso, redactadas por los cuatro secretarios de la C¨¢mara (V¨ªctor Carrascal, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y Jos¨¦ Bono) y conocidas hoy en su integridad, treinta a?os despu¨¦s de la intentona golpista del 23-F. Ese episodio de amenazas con armas fue el m¨¢s grave desde los que se produjeron la tarde anterior, primero con los disparos en el interior del sal¨®n de plenos, y despu¨¦s con las amenazas con que fue recibido el presidente del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, cuando pidi¨® hablar con el jefe de la fuerza ocupante.
Ese es el momento en que los secretarios del Congreso sit¨²an el grito de un guardia situado en la parte superior derecha del hemiciclo: "Tranquilos, se?ores; al pr¨®ximo movimiento de manos, se mueve esto, ?eh?", se?alando la metralleta. "As¨ª que los de las manitas ¨¦sas, tranquilos. Eso cuando est¨¦n solos. Aqu¨ª se ha acabado". Su¨¢rez volvi¨® a ponerse en pie: "Yo tengo la facultad, como presidente del Gobierno...", y fue interrumpido por un coro de vocingleros: "!Se?or Su¨¢rez! "!Se siente, co?o!" "!Que se siente!" R¨¢pidamente apareci¨® Tejero, tratando de minar la moral de los secuestrados anunciando a sus guardias: "El general Milans nos manda un abrazo. Ha decretado la movilizaci¨®n general".
Tejero se llev¨® despu¨¦s a Su¨¢rez. Otros ocupantes fueron sacando al vicepresidente, Manuel Guti¨¦rrez Mellado, y a los dirigentes pol¨ªticos Felipe Gonz¨¢lez, Alfonso Guerra, Santiago Carrillo y Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, lo cual dio lugar a "un silencio grave", dicen los secretarios del Congreso en su acta, eufemismo que encubre los temores que invadieron a los diputados de que las vidas de sus compa?eros corrieran peligro. Fueron obligados a permanecer toda la noche bajo estricta vigilancia, apartados de sus compa?eros de encierro y sin que estos supieran qu¨¦ hab¨ªa sido de ellos, excepto el presidente de la C¨¢mara, Landelino Lavilla, que consigui¨® enterarse de que todos segu¨ªan en el palacio del Congreso. El propio Lavilla fue objeto del desprecio y zafiedad de Tejero cuando, nada m¨¢s invadir el hemiciclo, pistola en mano, el presidente del Congreso le pregunt¨® qu¨¦ ocurr¨ªa y Tejero le contest¨®: "!Qu¨ªtate de ah¨ª!" Todos los miembros de la presidencia del Congreso fueron cacheados por los asaltantes.
Ninguno de los guardias que secundaron a Tejero fueron procesados. Ni los que amenazaron tan gravemente a los diputados, ni tampoco los que zarandearon e intentaron tirar al suelo -sin conseguirlo- al teniente general Guti¨¦rrez Mellado, en los minutos iniciales de la asonada. El juez instructor del 23-F, Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Escudero, consider¨® que los pactos con las autoridades, por los que Tejero acept¨® rendirse, exclu¨ªan de responsabilidad tanto a los suboficiales como a los guardias. Ni siquiera el delito de insulto a superior, como fue el caso de los que agredieron a Guti¨¦rrez Mellado, alter¨® el criterio del juez instructor, que se consider¨® respaldado por la sentencia definitiva del Tribunal Supremo sobre la causa por la rebeli¨®n del 23-F. En sus memorias, el instructor (ya fallecido) explic¨® que la direcci¨®n de la Guardia Civil habr¨ªa podido expulsar a los guardias indisciplinados con un simple expediente gubernativo, sin necesidad de procesarlos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.