Tejero orden¨® disparar a los guardias que ocupaban el hemiciclo si se cortaba la luz
El Congreso publica un 'acta' pormenorizada de lo ocurrido en el Hemiciclo durante el 23-F que hab¨ªa permanecido en secreto
"Si hubiera un apag¨®n de luz en la puerta donde est¨¦n ustedes, al recibir un roce en el cuerpo, abran fuego". El teniente coronel Tejero orden¨® a los guardias civiles que ocupaban el Congreso en la tarde del 23 de febrero de 1981, disparar si cortaba la electricidad en el hemiciclo y notaban que alguien les rozaba. Momentos antes, los vicepresidentes primero y cuarto, Modesto Fraile y Jos¨¦ Bono, le hab¨ªa advertido del riesgo de que se fuera la luz. La orden de Tejero, que caus¨® estupor en quienes le escucharon, figura en el acta en el que los cuatro secretarios de la C¨¢mara baja ?V¨ªctor Manuel Carrascal Felgueroso, Leopoldo Torres Boursault, Soledad Becerril Bustamante y Jos¨¦ Bono? hicieron un relato pormenorizado del asalto a las Cortes.
El contenido de este documento, que se ha conocido este lunes tras permanecer secreto durante tres d¨¦cadas, refleja el clima de tensi¨®n que se vivi¨® en el interior del Congreso y lo cerca que se estuvo de que el secuestro de los representantes de la soberan¨ªa popular desembocara en una masacre. Tambi¨¦n muestra como el tono altanero y prepotente de los golpistas fue suaviz¨¢ndose a medida que, con el paso de las horas, iban tomando conciencia de que se encontraban aislados y de que su intentona hab¨ªa fracasado.
El propio Bono ha relatado en la cadena SER c¨®mo Landelino Lavilla encarg¨® a los cuatro secretarios que hicieran un acta. "La hicimos V¨ªctor Carrascal y yo y luego la firmamos los cuatro. Tenemos una copia del original cada uno" ha relatado el ex presidente castellanomanchego. Bono ha asegurado que escucharon todo lo que estuvo a su alcance, "entre otras las [grabaciones] del micr¨®fono de la sala y algunas cintas 'hacia el exterior".
A continuaci¨®n se ofrece un resumen cronol¨®gico del acta, que ocupa 35 folios:
18.23 horas del 23 de febrero. Cuando el secretario primero de la C¨¢mara (Carrascal) llama a votar al diputado N¨²?ez Encabo se escuchan gritos, voces y disparos procedentes del exterior del sal¨®n de sesiones. Carrascal pregunta: "?Qu¨¦ pasa?"
Se produce movimiento de diputados en la C¨¢mara, sorprendidos por los ruidos que proceden del exterior. Cuando Carrascal repite el voto negativo de N¨²?ez Encabo y pregunta de nuevo: "?Qu¨¦ pasa?", irrumpe violentamente en la C¨¢mara, por la puerta situada a la izquierda de la Presidencia y Mesa del Congreso, un jefe de la Guardia Civil, que result¨® ser el teniente coronel Tejero, quien, portando una pistola, se dirige a la tribuna de oradores, accediendo a la misma por la escalera de la izquierda y se sit¨²a a la derecha y delante del presidente [Landelino Lavilla]; este, puesto en pie, le pregunta: "?Qu¨¦ ocurre?". Tejero le contesta: "Qu¨ªtate de ah¨ª", acompa?ando estas palabras de un expresivo gesto de la mano con que empu?a la pistola.
[...] El teniente coronel Tejero y otros miembros de la Guardia Civil se dirigen a la C¨¢mara, gritando: "?Alto! ?Todo el mundo quieto! ?Quieto todo el mundo!... ?Silencio! ?Quieto todo el mundo! ?Al suelo! ?Al suelo todo el mundo! ?Todo el mundo al suelo! ?Al suelo! ?Al suelo! ?Al suelo! ?Al suelo!".
El vicepresidente primero del Gobierno [Manuel Guti¨¦rrez Mellado], abandonando el banco azul, se dirige a Tejero; este le dice: ?Si¨¦ntese, diputado!", haciendo caso omiso el teniente general Guti¨¦rrez Mellado, que es zarandeado violentamente por varios elementos armados y, en ese momento, se producen diversos disparos y r¨¢fagas de fusil ametrallador, cuyos impactos pueden observarse en la b¨®veda del hemiciclo y en las pareces de las tribunas destinadas a los medios informativos e invitados.
[...] Durante los disparos alguien dijo: "?Quietos! ?Para, para! ?Que vais a dar a alguien de los nuestros!".
El presidente [del Congreso] los vicepresidentes y el secretario general son cacheados.
Se incorporan a sus respectivos esca?os los diputados y miembros del Gobierno que, durante diez minutos aproximadamente, hab¨ªan permanecido en el suelo. Al incorporarse, son obligados a permanecer con las manos visibles, oy¨¦ndose gritos de: "?Las manos fuera; manos arriba, ?eh? ?Manitas arriba!".
Mientras se producen los disparos, el vicepresidente primero del Gobierno permanece en pie fuera de su esca?o.
Tejero se dirige a Guti¨¦rrez Mellado y con ayuda de otros guardias le zarandea y golpea violentamente. Incluso, le agrede por la espalda, sin que el teniente general caiga al suelo. El vicepresidente primero ocupa su esca?o.
Uno de los ocupantes se dirige al presidente de la C¨¢mara, solicit¨¢ndole que hable a los diputados para tranquilizarles. Lavilla responde que, en las circunstancias en que se encuentra, considera que no puede ejercer la presidencia.
La diputada Ana Balletb¨® abandona el hemiciclo, habi¨¦ndose tenido conocimiento posterior que la misma hizo saber, para salir del Sal¨®n, su avanzado estado de embarazo.
Posteriormente, una persona que vest¨ªa uniforme de capit¨¢n de la Guardia Civil y que result¨® ser el capit¨¢n Mu?ecas, se dirige a la tribuna de oradores, diciendo lo siguiente:
"Buenas tardes. No va a ocurrir nada; pero vamos a esperar un momento a que venga la Autoridad Militar competente para disponer lo que tenga que ser y lo que ¨¦l mismo diga a todos nosotros. O sea, est¨¦nse tranquilos. No s¨¦ si esto ser¨¢ cuesti¨®n de un cuarto de hora, de 20 minutos o media hora; me imagino que no m¨¢s tiempo, y la Autoridad que hay competente, militar por supuesto, ser¨¢ la que determine qu¨¦ es lo que va a ocurrir. Por supuesto que no pasar¨¢ nada. O sea, que est¨¦n ustedes todos tranquilos".
El capit¨¢n Mu?ecas se retira de la tribuna, Seguidamente, respondiendo a una llamada del presidente de la C¨¢mara, se acerca a ¨¦ste, quien le pregunta: "?Qu¨¦ ocurre?". Mu?ecas responde que ¨¦l se limita a obedecer ¨®rdenes. Lavilla le vuelve a preguntar qui¨¦n mandaba la fuerza y Mu?ecas dice que no sabe y que hay que esperar a la Autoridad Militar que va a venir.
[...] Seguidamente se oye una voz que dice: "Doctor Petinto, por favor, venga ac¨¢; parece que este se?or est¨¢ un poco lesionado". Desde las tribunas de invitados, se oye otra voz: "?Est¨¢ cerrado; no puede salir el m¨¦dico!". El diputado Fuejo se pone en pie en su esca?o, indicando que ¨¦l es m¨¦dico. Fraga, dirigi¨¦ndose a la fuerza ocupante, manifiesta: "Caballero, el se?or Fuejo es m¨¦dico". Fuejo se dirige a atender al lesionado, Fernando Sagaseta.
El taqu¨ªgrafo, se?or Langa, se dirige al ujier que est¨¢ m¨¢s cercano a ¨¦l y le dice: "Tengo una lesi¨®n de coraz¨®n, estoy malo". El ujier y un guardia civil acompa?an al se?or Langa, que sale del sal¨®n de Sesiones y, en ese momento, el se?or Fuejo regresa a su esca?o. Momentos despu¨¦s, abandonan el hemiciclo los taqu¨ªgrafos que, hasta ese momento, hab¨ªan permanecido en su lugar habitual".
\[...\] Durante el tiempo que los diputados permanecen inm¨®viles y obligados a estar en sus asientos, el presidente de la C¨¢mara se dirige, reiteradamente, al guardia civil que se mantiene constantemente detr¨¢s de ¨¦l, pidi¨¦ndole hablar con el jefe de la fuerza ocupante, recibiendo repetidas negativas a tal solicitud; ante la insistencia del presidente, el citado miembro de la Guardia Civil manifiesta que es el jefe quien decidir¨¢ cuando quiere hablar; a?adiendo que ya tendr¨ªa tiempo de hablar con ¨¦l (con el jefe) "largo y tendido".
19.35. El presidente del Gobierno en funciones [Adolfo Su¨¢rez] abandona el banco azul y se dirige a uno de los asaltantes diciendo: "?Quiero hablar con el que manda la fuerza!". Se oyen gritos y voces que dicen: "?Ret¨ªrese! ?Silencio! ?Schsss!"
Un guardia, situado en la parte superior derecha del hemiciclo, dice con toda claridad: "Tranquilos, se?ores; al pr¨®ximo movimiento de manos, se mueve esto, ?eh? (Se?alando la metralleta). As¨ª que los de las manitas ¨¦sas, tranquilos. Eso cuando est¨¦n solos. Aqu¨ª se ha acabado".
Inmediatamente, Su¨¢rez se pone en pie. Una voz: "?Se?or Su¨¢rez, permanezca en su esca?o!". Su¨¢rez dice: "Yo tengo la facultad, como presidente del Gobierno... (no se perciben las ¨²ltimas palabras)". Su¨¢rez es interrumpido con diversos gritos del siguiente tenor literal: "?Se?or Su¨¢rez! ?Se siente, co?o! ?Se siente! ?Se siente! ?Que se siente!" Mientras que estos gritos se producen, Su¨¢rez hace repetidas llamadas a la tranquilidad, diciendo: "?Por favor, por favor...!".
Poco despu¨¦s, aparece por la puerta de entrada del hemiciclo Tejero, que grita: "El general Milans nos manda un abrazo. Ha decretado la movilizaci¨®n general"
Desde los pasillos exteriores del hemiciclo se oyen gritos confusos, coreados con vivas; inmediatamente despu¨¦s: "?Viva Espa?a!", que es respondido con muchas voces que dicen: "?Viva!" y algunas que gritan: "?Arriba!" Tambi¨¦n desde el exterior se pronuncian los gritos: "?Viva el Rey! ?Viva la Guardia Civil!" Se oye otro grito confuso, tambi¨¦n procedente del exterior del hemiciclo, que dice: "?Viva la democracia!" y es respondido por una voz que dice: "?Viva!".
19.40. Tejero coge por el brazo a Su¨¢rez y ambos salen del hemiciclo. Pasados unos minutos, las fuerzas ocupantes hacen salir del hemiciclo, por este orden, a Felipe Gonz¨¢lez, Manuel Guti¨¦rrez Mellado, Alfonso Guerra, Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n y Santiago Carrillo. El abandono del hemiciclo lo hacen los citados se?ores con el intervalo de pocos minutos entre unos y otros; con excepci¨®n de Gonz¨¢lez y Guti¨¦rrez Mellado, que lo hacen al mismo tiempo. En ese momento, se produce en la C¨¢mara un grave silencio. [...]
20.45. Una voz grita: "?Un micr¨®fono, por favor; por favor, un micr¨®fono!" Otra voz: "?Por aqu¨ª! ?Por aqu¨ª! ?Por aqu¨ª!" Un miembro de la Guardia Civil sube a la tribuna de oradores y comienza a leer un telex. [El acta reproduce dos teletipos de Europa Press en los que dice que la situaci¨®n es de normalidad en el Cuartel General del Ej¨¦rcito, muy pr¨®ximo al Congreso, sin que se observasen movimientos de tropas, y que en la sede del Ministerio del Interior se han cerrado las puertas y no se permite el acceso a la prensa].
En ese momento, se acerca un oficial de la Guardia Civil a los micr¨®fonos y dice: ?Un momento, se?ores, se va a leer un comunicado". [El acta reproduce un teletipo de Europa Press que da cuenta de la ocupaci¨®n por fuerzas militares de las emisoras La Voz de Castell¨®n y Radio Castell¨®n, as¨ª como el contenido ¨ªntegro del bando del capit¨¢n general de Valencia, Milans del Bosch, que declara el estado de excepci¨®n en la regi¨®n militar. Tambi¨¦n reproduce una nota de agencia que da cuenta de la ocupaci¨®n de los estudios de TVE en Prado del Rey].
Modesto Fraile y Bono se dirigen a los miembros de la fuerza ocupante, manifest¨¢ndoles su preocupaci¨®n ante un posible corte en el suministro de fluido el¨¦ctrico, indicando que se carece de generador propio de corriente. Les ruegan calma si tal evento se produjera, para evitar consecuencias irreparables.
Ante la sorpresa y estupor de todos los presentes, Tejero grita, dirigi¨¦ndose a la fuerza ocupante: "Si hubiera un apag¨®n de luz en la puerta donde est¨¦n ustedes, al recibir un roce en el cuerpo, hagan fuego". A continuaci¨®n alguien dice: "?P¨®ngase en las puertas y puestos! ?En las puertas! ?Nadie empuje las puertas si se apaga esto, porque recibir¨¢ fuego!". Con anterioridad a la intervenci¨®n de Fraile y Bono, se hab¨ªan producido inflexiones en la luz y ciertos parpadeos en los focos que iluminaban el hemiciclo.
A continuaci¨®n, Tejero ordena a los ujieres que traigan sillas y las coloca cerca de la mesa peque?a y las sit¨²an en el lugar ordenado por Tejero. Este ordena que, en el supuesto de que se corte el suministro de fluido el¨¦ctrico, se prenda fuego al material acumulado. En ese momento varios diputados gritaron que todo era de madera. Un oficial vuelca algunas de las sillas y otro, con un cuchillo, rompe el tapizado de dos de ellas, extrae la estopa y la coloca encima de la mesa de los taqu¨ªgrafos; un oficial, a requerimiento del presidente de la C¨¢mara, que le advierte de los riesgos, detiene la operaci¨®n. Media hora despu¨¦s, un ujier situaba, encima de la mesa de los taqu¨ªgrafos, unos cuantos velones.
22.30 . Tejero entr¨® en el hemiciclo y pronunci¨® las siguientes palabras: ?Guardias! La Segunda, la Tercera, la Cuarta y la Quinta V Regi¨®n Militar han dicho s¨ª al teniente general Milans del Bosch como presidente del Gobierno!".
23.30. Un oficial, desde el centro del sal¨®n, vocea el nombre de Mu?oz Peirats. Este se levanta en su esca?o y el oficial se acerca al diputado entreg¨¢ndole una bolsa de pl¨¢stico, amarilla, que conten¨ªa medicamentos.
23.45. Un teniente de la Guardia Civil comunica a los diputados que est¨¢ prohibido escribir y pasarse notas. A los pocos minutos, una pareja de la Guardia Civil se dirige al esca?o del diputado Puig Oliv¨¦ para que les entregue un libro. El teniente ?lvarez, despu¨¦s de leer la primera p¨¢gina, lo deposita en la mesa situada en la tribuna de oradores. El libro dec¨ªa en su portada: Poema de Rafael Mas¨®.
Posteriormente se ha sabido que el se?or Puig tomaba nota de los hechos en la primera p¨¢gina del libro que fue arrancada por un guardia y la coloc¨® en su bolsillo.
08.00 del 24 de febrero. Algunos ujieres colocan en la peque?a mesa que se encuentra delante de la tribuna de oradores paquetes o cajas que contienen leche, jam¨®n de York, queso y otros productos alimenticios. Un oficial anuncia que los presentes en la Sala podr¨¢n desayunar en breves minutos; desde los esca?os, se oyen voces de: "No queremos comer. No queremos comer. Queremos desayunar en casa". El oficial ordena a los ujieres que retiren los paquetes que momentos antes hab¨ªan colocado encima de la mesa.
08.50. Manuel Fraga se levante de su esca?o, desciende al centro del hemiciclo y dirigi¨¦ndose a Tejero y a otros oficiales que le acompa?an, dice: "?Puede la Guardia Civil tenernos como a una pandilla de forajidos a tantos hombres indefensos?". (Gritos de "?Muy bien, muy bien!" y "?Viva la democracia!" y "?Viva Espa?a!"). Se ordena callar a Fraga y, en ese momento, se unen a las fuerzas ocupantes, que estaban en el hemiciclo, alrededor de 40 guardias, que portaban sus armas en posici¨®n de hacer uso de ellas. Se escucha incluso el chasquillo caracter¨ªstico de montar las armas.
Fraga, con voz suficientemente alta para ser escuchada por todos los presentes, dice: "Yo no aguanto m¨¢s... Disparen contra m¨ª (abri¨¦ndose la chaqueta). En ese momento, ??igo Cavero y Fernando ?lvarez de Miranda tambi¨¦n gritan: "?Disp¨¢reme a m¨ª!". Fraga contin¨²a diciendo: "No paso por esto. Es una traici¨®n a Espa?a en estos momentos. No est¨¢n haciendo un favor a Espa?a. No paso por esto". (Rumores) Se escucha una voz: "?Quietos, por favor!". Fraga: "?No hago ning¨²n favor! ?Lo siento, pero quiero salir de aqu¨ª! ?Salimos todos!". Otra voz: "?Est¨¦nse tranquilos". Fraga dice: "Yo estoy tranquilo, pero quiero salir de aqu¨ª. Este asunto debe terminar cuanto antes, Nos vamos".
En ese momento, se ordena sentarse a Fraga, quien dice: "Est¨¢is arruinando la carrera de estos hombres". Saliendo ya del hemiciclo, Fraga se dirige a Tejero, dici¨¦ndole: "Le hago notar que me ha puesto la mano encima". Tejero le contesta: "?Las dos!".
Se origina un gran revuelo en el hemiciclo y el presidente del Congreso se dirige a los diputados diciendo: "Mant¨¦nganse serenos en sus esca?os. Por favor, tranquilidad, por favor. Serenidad, por favor, por favor, tranquilidad. Por favor, serenidad".
Cuando Fraga estaba a punto de abandonar el hemiciclo, pronunci¨® las siguientes palabras: "Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio". Se oye la voz de varios diputados que dicen: "?V¨¢monos!". Lavilla insiste: "Por favor, serenidad".
Restablecida la calma, el presidente de la C¨¢mara advierte a Tejero que la situaci¨®n no se puede prolongar m¨¢s pues la acumulaci¨®n de tensi¨®n puede dar lugar a incidentes graves que produzcan alguna tragedia.
Poco despu¨¦s, Satr¨²stegui, de pie desde su esca?o, dice: "?Se?or teniente coronel Tejero! Yo soy ¨ªntimo amigo del teniente general Milans del Bosch. Yo digo que quiero hablar con ¨¦l porque aqu¨ª se nos est¨¢ mintiendo. El teniente general Milans del Bosch es incapaz de sublevarse contra el Rey". Un teniente dice: "Por favor, si¨¦ntese".
Satr¨²stegui contesta: "Bien, pero ?qu¨¦ me dicen ustedes?". Tejero le replica: "Yo no dialogo (grandes rumores)". Satr¨²stegui, antes de sentarse en su esca?o, a?adi¨®: "Est¨¢n enga?ando a la gente".
10.00. El teniente ?lvarez anuncia que se va a permitir la salida de las diputadas. Estas, todas, se resisten tenazmente a abandonar la C¨¢mara; ceden, ante los argumentos de sus compa?eros, y salen todas las que se encontraban en ese momento en el sal¨®n, con excepci¨®n de Mar¨ªa Izquierdo y Pilar Bravo.
[Transcurrido un corto espacio de tiempo el teniente ?lvarez lee un telex de Europa Press con declaraciones que ha hecho la diputada Carmen Solana a la salida del hemiciclo, en las que asegura que todos est¨¢n bien y no se ha producido derramamiento de sangre.]
11.00. El teniente ?lvarez se dirige a los presentes diciendo: "Silencio, por favor, si¨¦ntense. Vamos a ver. Disculpen que el desayuno est¨¦ tardando tanto en venir; es que parece que no va ser necesario. Da la sensaci¨®n de que se est¨¢ llegando a una soluci¨®n del problema en los t¨¦rminos que ya les indicar¨¦. Entonces, les puedo adelantar que el tiempo que van a permanecer aqu¨ª va ser muy breve. Tranquilos, todo ha pasado, ya lo ver¨¢n. [...] Repito que cada uno ocupe su asiento. Como ustedes comprender¨¢n, parece ser que estamos llegando a los momentos finales que, como finales que son, son los delicados y, por su delicadeza, requieren de todos nosotros una gran tranquilidad. Espero que ustedes la tengan. Ruego que colaboren con nosotros".
Poco antes del mediod¨ªa, Tejero penetra al sal¨®n y dice: "Por favor, se va a desalojar el sal¨®n. Lo ¨²nico que les pido es que colaboren y salgan poco a poco. Pueden salir empezando por las filas...". Varios diputados, entre exclamaciones, dicen: "?Felipe!". Tejero contin¨²a diciendo: "Entre las condiciones que doy es que tienen que salir ustedes. Ellos han aceptado y yo acepto. Se han aceptado todas las condiciones. Acepten ustedes tambi¨¦n. Me han aceptado los otros. Por favor".
El presidente del Congreso indica: "Salen primero los diputados, despu¨¦s el Gobierno y despu¨¦s la Mesa, que es el orden por el que se procede en la C¨¢mara. Silencio. La Mesa ordena la salida, se?or teniente coronel".
Tejero, saludando militarmente, se dirige al presidente de la C¨¢mara: "Gracias".
Varios diputados, entre ellos Peces Barba y Sol¨¦ Tura, preguntan por la situaci¨®n de los diputados que hab¨ªan sido obligados a abandonar el hemiciclo, a lo que responde Lavilla que iban a venir r¨¢pidamente al Sal¨®n de Sesiones. Se incorporan al hemiciclo Guti¨¦rrez Mellado, Su¨¢rez, Gonz¨¢lez, Guerra, Rodr¨ªguez Sahag¨²n, Carrillo y Fraga.
El presidente del Congreso comienza a ordenar la salida de los diputados. En el momento en que llama a la fila en la que est¨¢ Fraga ¨¦ste dice: "Se?or presidente, nuestro grupo, antes de abandonar el sal¨®n, plantea una cuesti¨®n de orden y pide, respetuosamente, a la Presidencia: uno, que se digne levantar formalmente la sesi¨®n; y dos, que se convoque, cuanto antes, a la Junta de Portavoces".
El presidente manifiesta: "Ma?ana habr¨¢ mesa a las nueve y media. Portavoces a las doce y pleno a las cuatro y media de la tarde".
12.15. El presidente sigue ordenando la salida de diputados y Gobierno que finaliza con la salida de los miembros de la mesa del Congreso, que lo hacen en ¨²ltimo lugar.
Seguidamente, las fuerzas ocupantes abandonan el Palacio del Congreso de los Diputados. Tan pronto se produce esta salida, el presidente del Congreso y los miembros de la Mesa entran en el Palacio dirigi¨¦ndose al despacho del se?or presidente.
Landelino se ofreci¨® a Tejero para quedarse como reh¨¦n
El acta del Congreso sobre el 23-F incluye siete notas adicionales en las que describen hechos sucedidos entre la medianoche y las ocho de la ma?ana. Estos son los principales:
En la madrugada del d¨ªa 24, el presidente del Congreso. Landelino Lavilla, "indic¨® a uno de los oficiales que, teniendo en cuenta la calma que, seg¨²n las apariencias, exist¨ªa en aquellos momentos fuera del Congreso de los Diputados, consideraba absurdo mantener la situaci¨®n dentro de ¨¦l, [por lo que] solicit¨® se autorizase la salida de los retenidos en Palacio, ofreci¨¦ndose a permanecer ¨¦l en su interior hasta que quedara resuelta la situaci¨®n. La respuesta fue que se requer¨ªa tiempo y hab¨ªa que esperar. Los miembros de la Mesa se ofrecieron al presidente a permanecer con ¨¦l".
?D¨®nde est¨¢n Su¨¢rez y los otros?. Lavilla pregunt¨® donde se encontraban Su¨¢rez, Guti¨¦rrez Mellado, Gonz¨¢lez, Guerra y Carrillo, que hab¨ªan sido sacados del hemiciclo y separados de los dem¨¢s diputados. Los guardias que ocupaban el Congreso le dijeron que estaban en el Palacio y se encontraban bien, pero se negaron a permitir que Lavilla los viera.
Heridos y evacuados . Un total de ocho diputados recibieron asistencia por parte de los tambi¨¦n diputados y doctores Donato Fuejo y Carlos Gila, as¨ª como por la doctora Carmen Echave, que se encontraba en la tribuna de invitados. Cinco de los diputados (Asunci¨®n Crua?es, Faustino Mu?oz Garc¨ªa, Jos¨¦ Rodr¨ªguez Alcaide, Francisco V¨¢zquez y Gabriel Cisneros) fueron evacuados a centros hospitalarios; al igual que el senador P¨¦rez Puga. Mu?oz Peirats y Aizpun se negaron a ser evacuados, pese a que padec¨ªa afecciones cardiacas. Tambi¨¦n tuvieron que ser atendidos tres invitados, que sufrieron cortes o contusiones en el tiroteo inicial.
De uno en uno y con escolta. Los diputados eran acompa?ados por un agente armado cada vez que iban al servicio. "Estas salidas se pod¨ªan hacer cuando lo autorizaba la fuerza ocupante y, siempre, de uno en uno y en silencio", seg¨²n el acta.
Llega la distensi¨®n. Eran constantes los intentos por hacer callar a los diputados. "?Por en¨¦sima vez, silencio!", grit¨® un guardia. Pero, con el paso de las horas, la situaci¨®n se distendi¨® y algunos agentes facilitaron vasos de agua y cigarrillo a los secuestrados.
Visitas de madrugada. Por dos veces entr¨® en el hemiciclo, a lo largo de la madrugada, el capit¨¢n Camilo Men¨¦ndez, siempre acompa?ado por Tejero. Tambi¨¦n lo hizo, seg¨²n el acta, "un hombre joven, de fuerte complexi¨®n, que vest¨ªa pantal¨®n azul y anorak verde, armado de un fusil-ametrallador y llevando, casi siempre, un puro en su mano izquierda". Los diputados tambi¨¦n pudieron ver pasearse por el hemiciclo a militares con uniforme de la Divisi¨®n Acorazada que llegaron con el comandante Pardo Zancada.
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