Los servicios de inteligencia advierten de que las nucleares espa?olas son vulnerables
Aseguran que de producirse un ataque terrorista contra una planta ser¨ªa "devastador"
Los servicios de informaci¨®n antiterrorista (CNI, Polic¨ªa y Guardia Civil) han advertido en varias ocasiones al Gobierno de la vulnerabilidad de las centrales nucleares ante un posible ataque terrorista y anticipado que de producirse ser¨ªa el m¨¢s "devastador". La seguridad interior de estas instalaciones corresponde a las empresas propietarias, est¨¢ en manos de compa?¨ªas privadas y las mejoras de los ¨²ltimos a?os son insuficientes y mejorables, seg¨²n informes de inteligencia remitidos al ejecutivo.
Desde el 11-M el Gobierno y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) han reforzado la seguridad de las centrales nucleares para blindarse ante la amenaza yihadista que las sit¨²a en el centro de la diana terrorista, pero el tal¨®n de Aquiles sigue siendo su sistema de seguridad interior. Una debilidad que casi nadie niega y que reconocen los expertos y mandos consultados.
La ¨²ltima demostraci¨®n de esta vulnerabilidad qued¨® patente el pasado 15 de febrero cuando activistas de Greenpeace irrumpieron en la central nuclear de Cofrentes (Valencia), subieron a la torre de refrigeraci¨®n oeste, de 125 metros de altura, y pintaron la frase "peligro nuclear". "Nosotros solo quer¨ªamos pintar, pero si hubieran sido terroristas nadie sabe el da?o que habr¨ªan causado. Qued¨® en evidencia la falta de seguridad", asegura Carlos Bravo, de 50 a?os, dirigente de Greenpeace.
Cuatro guardas jurados de la central, propiedad de Iberdola, y dos perros no lograron impedir que 16 ecologistas vestidos con monos naranjas y cascos sortearan las vallas de seguridad cargando mochilas, escaleras y material de escalada. "Llam¨¦ a las 6,32 horas de la ma?ana a la sala de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional para avisar que iban a entrar y que no les confundieran con terroristas, pero en diez minutos ya estaban subidos a la torre", relata Bravo. Greenpeace ha protagonizado asaltos similares en la central de Almaraz (C¨¢ceres), un activista la sobrevol¨® en parapente sin ser detenido, y en Zorita donde sus activistas desplegaron una pancarta en el c¨²pula de su reactor.
Fernando S¨¢nchez G¨®mez, comandante de la Guardia Civil, es el director del Centro Nacional de Protecci¨®n de Infraestructuras Cr¨ªticas que coordina y analiza la seguridad en las centrales nucleares. Este organismo creado en 2007 y dependiente del Ministerio del Interior es el que elabora el plan estrat¨¦gico del sector nuclear y vigila que cada operador privado tenga su propio plan de seguridad. "La seguridad dentro de los recintos corresponde a la empresa privada y la regula el Ministerio de Industria. De las vallas para dentro corresponde a la central. Fuera es nuestra responsabilidad", destaca un portavoz de Interior. "Tenemos que ponernos en el peor escenario y las acciones de Greenpeace demuestran que la seguridad interior de las centrales es insuficiente para proteger una instalaci¨®n tan delicada", se?ala un alto mando de la Guardia Civil. En 2004 este servicio asign¨® 1.682 agentes a un plan de respuesta ante un posible incidente nuclear.
Un cable secreto de la embajada de EE UU en Madrid recog¨ªa hace un a?o otro punto flaco en la seguridad de las centrales nucleares espa?olas: con su configuraci¨®n actual "no protegen contra alg¨²n trabajador con permisos que quiera organizar un ataque desde dentro de la instalaci¨®n". La confesi¨®n parti¨® de Carlos Torres, consejero para no proliferaci¨®n del Ministerio de Exteriores, durante una reuni¨®n de miembros del Gobierno y del Consejo de Seguridad Nuclear con representantes de la legaci¨®n diplom¨¢tica y seg¨²n el cable "el Gobierno espa?ol cada vez est¨¢ m¨¢s preocupado sobre c¨®mo defenderse de esta posibilidad". Torres defini¨® como "buenas" las medidas de seguridad f¨ªsica y relat¨® la campa?a que ETA mantuvo entre 1977 y 1982 contra la central nuclear de Lem¨®niz calific¨¢ndola de "exitosa" y recordando que "los terroristas consiguieron llegar bastante lejos dentro de la instalaci¨®n".
Las centrales espa?olas han reforzado sus sistemas de seguridad f¨ªsica y establecido mayores controles para sus trabajadores, pero solamente la central de Cofrentes cuenta con tarjetas de lectura mediante huella digital. Los trabajadores tienen que superar cuatro controles diferentes: en el primero muestran su tarjeta a los guardias de seguridad, en el segundo pasan el control de huella digital, el tercero es un detector de metales y explosivos y el cuarto una nueva identificaci¨®n. "En las dem¨¢s centrales el control es solo f¨ªsico", asegura un t¨¦cnico consultado. "Es dif¨ªcil hacer da?o en la parte nuclear. La exclusa por las que se accede a la zona de contenci¨®n est¨¢ bloqueada por la sala de control y adem¨¢s hay c¨¢maras que lo graban todo", se?ala un ingeniero de Tecnatom, la empresa que asiste a las centrales.
El CNI investiga a los trabajadores de las centrales nucleares, en especial a algunos especialistas de origen ¨¢rabe, pero fuentes de la lucha antiterrorista destacan la dificultad de controlar a un colectivo que agrupa a miles de personas. El servicio de inteligencia sigui¨® con especial inquietud el presunto intento de robo de pastillas de uranio en la planta de Enusa en Juzbado (Salamanca) ocurrido en 2007 y todav¨ªa sin aclarar. Junto a la verja exterior de esta f¨¢brica apareci¨® un bote con 70 pastillas de di¨®xido de uranio enriquecido al 4,5%. La empresa p¨²blica asegura que en su inventariado no ha detectado diferencias relevantes. El CSN asegura que estas pastillas no sirven para fabricar armas nucleares.
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