Desahucio cumplido... a la tercera
Unos 50 indignados se topan con un fuerte dispositivo policial cuando intentaban impedir de nuevo el desalojo de una vecina de Carabanchel
Eran m¨¢s y han llegado antes. Una docena de furgonetas de la Polic¨ªa Nacional y de la Municipal se ha apostado a las 5.45 a las puertas de la que durante cinco a?os ha sido la casa de Mari Carmen y de su hijo de 16 a?os, una vivienda social situada en el n¨²mero 3 de la Cuevas de Altamira del barrio madrile?o de Carabanchel Alto. Les estaban esperando. Toda la calle estaba tomada por decenas de agentes cuando han hecho acto de presencia, sobre las ocho de la ma?ana, unos 50 miembros del Movimiento 15-M, convocados por la asamblea de la zona. Sobre sus cabezas, sobrevolaba incluso un helic¨®ptero policial. Han acudido y se han quedado all¨ª congregados hasta que se ha consumando el desalojo, a sabiendas de que todo estaba perdido.
Con la llegada de la comisi¨®n judicial, el desalojo ha comenzado sobre las 9.45. Es la vencida tras dos intentos previos, el viernes pasado y el anterior, que los indignados lograron paralizar porque superaban en n¨²mero a los agentes.
"Me han dejado en la calle"
Es el segundo que no detienen en Madrid desde que comenz¨® el fen¨®menos de las brigadas antidesahucios. Una cuadrilla de una empresa de mudanza ha terminado de sacar los enseres de la familia. Los han depositado en un cami¨®n de mudanza contratado por su excasero, el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), en cuyas bodegas podr¨¢n permanecer hasta un mes. Esto mientras Mari Carmen encuentra un sitio donde instalarse, porque hasta una de la tarde, cuando ha acabado su desalojo, a¨²n no sab¨ªa d¨®nde pasar¨ªa esta noche.
"Ahora me han dejado en la calle", ha dicho la mujer, quien ha insistido en que reclamar¨¢ a las autoridades una vivienda. En las pocas palabras que ha pronunciado tras su desalojo, Mari Carmen ha agradecido a las personas que la acompa?aron hasta el final. En la escena, un grupo de manifestantes, unos 40, han permanecido hasta el final para brindarle su apoyo a la mujer. "Es inhumano que te echen a la calle", ha se?alado una vecina del barrio, en el que hay muchas familias instaladas en viviendas del IVIMA.
Dos versiones muy distintas
Seg¨²n los portavoces de los indignados, la afectada es una mujer v¨ªctima de violencia de g¨¦nero "con graves problemas de salud" y una deuda de 1.300 euros correspondiente a 2010, cuando atravesaba dificultades econ¨®micas. Esta deuda, seg¨²n sostienen, est¨¢ ya liquidada, as¨ª como los pagos del alquiler del piso hasta octubre de este a?o. Sin embargo, el Ivima le reclama que el pago de esta deuda se realiz¨® fuera de plazo.
La propia Mari Carmen cont¨® el viernes pasado que "se qued¨® perpleja" cuando se enter¨® de que ser¨ªa desahuciada cuando acudi¨® al juzgado para preguntar por qu¨¦ no le pasaban los recibos. La afectada asegur¨® que "ni el procurador, ni el juzgado, ni nadie" le notificaron la orden de desahucio y ped¨ªa quedarse en el piso o que le dieran una alternativa justa. Fue entonces cuando acudi¨® a la Asamblea de Carabanchel a pedir ayuda, "hay que besar por donde pisa esta juventud que se vuelca en hacer verdadera ayuda humanitaria", declar¨®. "Yo estoy muy agradecida al Ivima porque en 2008 me ayudaron, al tener mi marido cuatro ¨®rdenes de alejamiento, nos buscaron casa a mi hijo y a mi en unos meses, pero las cosas no se arreglan as¨ª, quiero que me den una alternativa", dijo.
Sin embargo, la versi¨®n del Ivima es muy diferente. Un portavoz del organismo explic¨® a este diario el pasado d¨ªa 15 que la demanda presentada contra la mujer en los tribunales fue por "falta de pago y por su elevada conflictividad", haciendo hincapi¨¦ m¨¢s en lo segundo que en lo primero. Preguntado sobre si la mujer ha saldado o no la deuda, el portavoz ha se?alado que "tras la sentencia de marzo de 2010" en la que se ordena su desalojo, el juzgado les inform¨® de que la afectada "ha efectuado consignaciones" para pagar un montante que cifra en "unos 1.500 euros" por 19 recibos impagados de vivienda y garaje m¨¢s los intereses de demora.
Aunque el Ivima suele aceptar el pago a posteriori, en este caso decidi¨® no hacerlo porque as¨ª lo aconsejan las "muchas quejas y denuncias" que hay contra la mujer por parte de sus vecinos. Seg¨²n el Ivima, "ha provocado multitud de intervenciones policiales" y tiene "sentencias condenatorias por amenazas e intimidaci¨®n" e incluso "¨®rdenes de alejamiento" por el mal trato al que somete a sus vecinos. "El clima de miedo en el bloque", seg¨²n el organismo, ha sido determinante para optar por su marcha.
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