Tristeza en la capilla, alegr¨ªa en la calle
La duquesa de Alba baila descalza a las puertas del palacio de Due?as al acabar la ceremonia, que se ha llevado a cabo sin la presencia de sus hijos Jacobo y Eugenia
Atesora tantos t¨ªtulos nobiliarios que alguna reina tendr¨ªa que hacerle una reverencia a modo de saludo. Posee tantas tierras que podr¨ªa cruzar Espa?a de norte a sur pisando solo sus fincas. De las paredes de sus casas palacios cuelgan valiosas obras de arte que ya quisieran algunos de los museos m¨¢s importantes del mundo. Pero a Cayetana Fitz-James Stuart le faltaba, a sus 85 a?os, tener algo que ansiaba desde que enviud¨® por segunda vez. Hoy ha cumplido su sue?o y se ha convertido en se?ora de D¨ªez despu¨¦s de tres a?os de relaci¨®n marcados por las disputas familiares, que han quedado de nuevo patentes con la ausencia de Jacobo, su tercer hijo. Fue una boda triste. La fiesta solo estuvo en la calle.
Carlos, duque de Hu¨¦scar y heredero de la Casa de Alba, llev¨® a su madre hasta el altar como ya lo hizo en la boda con Jes¨²s Aguirre
La alegr¨ªa del exterior no contagi¨® el interior. Fue un enlace con importantes ausencias
Cayetana quer¨ªa una ceremonia sencilla y familiar. En la capilla del Palacio de Due?as, situado en la zona m¨¢s antigua de Sevilla, se reunieron solo una treintena de familiares y de amigos. Pero en las calles aleda?as decenas de curiosos y medios de comunicaci¨®n intentaban lograr un hueco para seguir el enlace. De fondo sonaban palmas y sevillanas en honor a los novios.
Sin embargo, la alegr¨ªa del exterior no contagi¨® el interior. Fue un enlace con importantes ausencias: la ya anunciada de Eugenia Mart¨ªnez de Irujo, hija menor de la novia -enferma de varicela e ingresada de urgencia en el hospital R¨²ber de Madrid- y la de Jacobo Siruela y su esposa Inka Mart¨ª, que finalmente decidieron proseguir su viaje por Francia. Las disculpas p¨²blicas de Cayetana Alba por sus desafortunadas palabras sobre su nuera, a la que calific¨® de "mala y envidiosa", no les hicieron cambiar de opini¨®n y con su ausencia dejaron claro su malestar por lo sucedido. En Due?as se les esper¨® hasta el ¨²ltimo momento; tanto es as¨ª que en las horas previas a la boda, la Casa de Alba comunic¨® que Eugenia no asistir¨ªa por enfermedad, pero s¨ª lo har¨ªan los otros hijos de la duquesa.
Cayetana se mostr¨® algo nerviosa durante la ceremonia y emocionada cuando el grupo Siempre as¨ª cant¨® la salve rociera. Testigos de todo, otros cuatro de sus hijos: Carlos, Alfonso, Fernando y Cayetano, sus exnueras, sus casi hijos Francisco y Cayetano Rivera Ord¨®?ez y el doctor Trujillo, el m¨¦dico que la oper¨® hace dos a?os y le dio la energ¨ªa que le ha permitido llegar hasta aqu¨ª, y su inseparable Carmen Tello, que ejerci¨® de madrina, mientras que su marido Curro Romero firmaba como testigo.
Por parte de Alfonso, solo dos de sus ocho hermanos y una sobrina con su esposo, Felipe Zuleta, que es el profesor de equitaci¨®n de la infanta Elena.
Carlos, duque de Hu¨¦scar y heredero de la Casa de Alba, llev¨® a su madre hasta el altar como ya lo hizo en la boda con Jes¨²s Aguirre. Ni entonces, ni ahora ¨¦l, como sus hermanos, cree acertada la decisi¨®n de su madre de volverse a casar. Cayetano Mart¨ªnez de Irujo lo dej¨® claro hace d¨ªas. "No estamos de acuerdo, pero estaremos con ella". Ayer fue algo m¨¢s diplom¨¢tico y con gesto serio declar¨® a su llegada a Sevilla, tan solo dos horas antes de la ceremonia: "Estamos felices por ella".
Y es que las diferencias familiares tambi¨¦n fueron patentes en las horas previas al enlace. Carlos, Alfonso, Fernando y Cayetano llegaron con el tiempo justo de acudir a la ceremonia evitando as¨ª convivir en Due?as con la pareja, que llevaba ya varios d¨ªas en Sevilla.
Una victoria
Cayetana, sin embargo, ha vivido su boda como una victoria. La que ha logrado tras arduas disputas para lograr la aceptaci¨®n de su matrimonio al que llega, dice, enamorada de un hombre que la quiere por ella y no por lo que tiene. Una historia poco usual y poco cre¨ªble, una historia que ha terminado en matrimonio cuando todos los documentos han estado firmados. Esos que ponen a buen resguardo el patrimonio de la Casa de Alba y delimitan el papel del nuevo duque, que lo ser¨¢ solo hasta la muerte de la duquesa.
Eran m¨¢s de las dos de la tarde cuando Cayetana se asom¨® a las puertas de Due?as para mostrar al mundo a su nuevo marido. Por fin, se hab¨ªa convertido en se?ora de D¨ªez. Y lo celebr¨® en la calle bailando al ritmo del grupo Siempre as¨ª.
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