Cuba: abr¨®chense los cinturones
Existen tres regulaciones que se debe concretar en un plazo m¨¢s o menos corto: las modificaciones de las leyes migratorias, la apertura a m¨¢s inversiones extranjeras y la admisi¨®n de cooperativas de obreros y profesionales
Aunque a paso lento, la sociedad cubana est¨¢ viviendo un importante proceso de reajuste. Y quiz¨¢s debido a la misma significaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de esa transformaci¨®n del tejido social, el movimiento de cambios impulsado por el gobierno exhiba ese car¨¢cter, en apariencia y en realidad, tan pausado.
En cualquier caso, ya es un hecho que, como parte del programa de ¡°actualizaci¨®n del modelo econ¨®mico¡±, en el a?o anterior han desaparecido del sector estatal 140 000 plazas, mientras existe un prop¨®sito expreso de que este a?o se eliminen otras 170 000, en busca de la cantidad prevista, que ronda (por encima o por abajo) el mill¨®n de empleos por racionalizar. Al mismo tiempo, ya en los primeros meses del corriente 2012 eran m¨¢s de 370 000 las personas que en el pa¨ªs se dedicaban a la revitalizada y ampliada modalidad de ¡°trabajo por cuenta propia¡±, cifra que solo se puede haber logrado (incluso si se suman todas las plazas ya eliminadas y las que se prev¨¦ eliminar en estos meses) con el acercamiento a esa modalidad de ciudadanos que no ten¨ªan v¨ªnculo laboral oficial de ning¨²n tipo. Dicho en cubano: gente que viv¨ªa del ¡°invento¡±.
Mientras se est¨¢ produciendo ese movimiento laboral forzado o voluntario, la tendencia al aumento de los salarios estatales se ha estancado (el promedio anda por los 450 pesos, unos 17 euros), y se advierte que los sueldos no se incrementar¨¢n hasta tanto los ¨ªndices de productividad no crezcan convenientemente, se reduzcan los empleados p¨²blicos, y se elimininen las llamadas ¡°gratuidades (o subsidios) indebidos¡±. En otras palabras: un plan de austeridad y recorte... Para complicar lasituaci¨®n, es un hecho que los salarios estatales ahora resultan m¨¢s insuficientes para vivir, pues se han incrementado los precios de muchos productos prioritarios (alimentaci¨®n, aseo, etc.).
El movimiento social de una parte considerable de los cubanos hacia la peque?a empresa privada se convierte, entonces, en la ¨²nica alternativa para muchos de los que perder¨¢n, por una u otra raz¨®n, sus puestos de trabajo para el Estado (que empleaba a la casi totalidad de los ciudadanos). Tambi¨¦n lo ser¨¢ para aquellos que, aun sin ser parte de los despedidos, traten de procurarse una econom¨ªa m¨¢s desahogada de la que les permiten los salarios oficiales.
Es un hecho que los salarios estatales ahora resultan m¨¢s insuficientes para vivir
Pero, en las actuales condiciones econ¨®micas y con los rubros en los que se autoriza el ejercicio del ¡°cuentapropismo¡±, surgen las grandes preguntas: ?hasta d¨®nde ese controlado y limitado sector privado podr¨¢ crecer para acoger a nuevos ¡°empresarios¡± (poncheros, dulceros, restauradores y alquiladores de habitaciones) y ¡°empleados¡± (dependientes, camareros, encargados de la limpieza, etc. de esos negocios particulares)? ?Resistir¨¢ la econom¨ªa interna que se abran m¨¢s cafeter¨ªas, ¡°paladares¡± o puestos de venta de bisuter¨ªa barata? ?Ser¨¢n la mayor¨ªa de empleados estatales con salarios insuficientes y congelados los potenciales clientes de ofertas que, por una simple merienda o el ajuste de una llave de paso de agua (solo el servicio de ajuste), pueden llevarse la mitad y hasta la totalidad del sueldo diario de un trabajador?
Resulta evidente que el resorte ha alcanzado el m¨¢ximo de su tensi¨®n en ese terreno, pero que la pol¨ªtica de eliminaci¨®n de plazas continuar¨¢ y los salarios no aumentar¨¢n en un buen tiempo¡ lo cual puede generar una complicada situaci¨®n social en un pa¨ªs donde, a la vez, se eliminan subsidios y se convoca al trabajo y la productividad con consignas muy parecidas a las del pasado ¨Cpues si algo apenas ha cambiado en Cuba es la ret¨®rica oficial, a pesar de las llamadas a un ¡°cambio de mentalidad¡±.
Para el ciudadano com¨²n y corriente resulta dif¨ªcil entrever soluciones para ese inevitable conflicto. Y, a juzgar por la lentitud y discreci¨®n oficial con que se desarrolla el proceso, parace ocurrir lo mismo con las instancias que rigen y regulan los cambios en la sociedad y la econom¨ªa.
En el horizonte cubano existen tres regulaciones cuya modificaci¨®n se debe concretar en un plazo m¨¢s o menos corto (para las expectativas de la gente): la entrada en vigor de las modificaciones de las leyes migratorias, la apertura a m¨¢s inversiones extranjeras y la admisi¨®n de que funcionen cooperativas de obreros y hasta de profesionales.
Las dos primeras medidas previstas, aunque con efectos hacia el interior, tienen su complemento en el exterior, en un momento en el que la crisis econ¨®mica mundial ha arreciado en Europa, uno de los polos m¨¢s importantes de esa posible relaci¨®n. ?Cu¨¢ntos cubanos que se trasladen a Espa?a pueden contar con la esperanza de obtener trabajo cuando los espa?oles no lo encuentran? ?Cu¨¢ntos empresarios medianos de esa zona del mundo estar¨¢n dispuestos a iniciar una aventura en la isla del Caribe? Y la tercera disposici¨®n esperada se topa con otra interrogaci¨®n complicada: ?c¨®mo adquirir los materiales que necesitar¨¢n para su trabajo algunas de las posibles cooperativas si solo el Estado puede importar con car¨¢cter comercial?
A esas preguntas se puede sumar la peculiar posibilidad, ¨²ltimamente tan mencionada, de que empresarios o incluso emprendedores cubanos o cubanoamericanos radicados en Estados Unidos participen en rubros concretos de la econom¨ªa insular. Pero la realidad es que esa aspiraci¨®n contin¨²a siendo inviable incluso si el gobierno cubano les abriera puertas, pues las propias leyes norteamericanas, con las del embargo/bloqueo a la cabeza, siguen alejando la concreci¨®n de ese sue?o que algunos acarician y sobre el cual hasta viajan a La Habana para dictar conferencias dedicadas a esta fantaciencia. Por lo pronto, de la emigraci¨®n cubana asentada en el vecino del norte solo podr¨¢n venir algunos miles de d¨®lares para apoyar la apertura de otra cafeter¨ªa, o la compra de un apartamento o un auto para dedicarlos al alquiler. Ser¨ªa m¨¢s de lo mismo, y en cantidades econ¨®micamente poco significativas para un pa¨ªs urgido de inversiones, especialmente en superestructura e industria.
El destino de muchas de las personas despedidas caer¨¢ en una coyuntura de muy dif¨ªcil soluci¨®n
Hacia el interior del pa¨ªs, el aumento previsto de la productividad en la agricultura con la pol¨ªtica de entrega en usufructo de tierras estatales ociosas, de la cual se espera(ba) provocara una reducci¨®n de precios en los productos alimenticios, aun no ha rozado siquiera su objetivo, al parecer por dos razones: por el enorme d¨¦ficit de productos que exist¨ªa y por la entrada en competencia de la gastronom¨ªa privada, m¨¢s la posibilidad de vender esos productos a empresas estatales (hoteles, por ejemplo).
En el terreno de las inversiones, hoy Cuba hace una gran apuesta con la modernizaci¨®n del puerto de El Mariel ¨Cunos 50 kil¨®metros al oeste de La Habana-, para convertirlo en uno de los m¨¢s capaces y modernos del Caribe. Con capital y t¨¦cnicos brasile?os involucrados en la obra, de seguro El Mariel cambiar¨¢ su destino y dejar¨¢ a la bah¨ªa de La Habana la funci¨®n de puerto tur¨ªstico... Pero ?qu¨¦ se importar¨¢ y exportar¨¢ en grandes cantidades por El Mariel? ?De d¨®nde vendr¨¢n los cruceros tur¨ªsticos que atracar¨¢n en La Habana si casi todos est¨¢n vinculados a empresas y capitales norteamericanos? ?Cu¨¢ntos trabajadores podr¨¢ absorber este objeto econ¨®mico una vez terminada su construcci¨®n? ?Ser¨¢ cierto que all¨ª funcionar¨¢n ¡°maquiladoras¡± chinas?
Quiz¨¢s el venidero per¨ªodo de sesiones de la Asamblea Nacional, a mediados de a?o, pueda arrojar alguna luz sobre varias de las interrogantes y perspectivas de esta compleja encrucijada econ¨®mica, social y, por supuesto, pol¨ªtica. Quiz¨¢s.
Porque a estas alturas del recuento parece indudable que aun cuando sea insoslayable aumentar de la eficiencia productiva y que conseguirla pasa por la eliminaci¨®n de puestos de trabajo en el sector estatal, tambi¨¦n es evidente que el destino de muchas de esas personas despedidas caer¨¢ en una coyuntura de muy dif¨ªcil soluci¨®n ¨Csocial e individual. Especialmente complicada se muestra la situaci¨®n para el sector de la poblaci¨®n que anda cerca de los cincuenta a?os o por encima de ellos, y que, a pesar de su alto nivel cultural y educacional (o precisamente por ello), les ser¨¢ m¨¢s complicado reciclarse como empresarios privados o trabajadores por cuenta propia con habilidades y energ¨ªas que muchos de esos cubanos no poseen¡ As¨ª, para la generaci¨®n que creci¨® trabajando para el futuro mejor, el porvenir les est¨¢ llegando como un presente de incertidumbres en el cual no cuentan demasiado los sacrificios del pasado sino las habilidades con las que entrarle de frente a un entramado social donde comienzan a regir otras reglas de juego. Y el partido, como se dice en t¨¦rminos de b¨¦isbol, parece ser al duro y sin guante.
Leonardo Padura es escritor.
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