Cambiemos el Himno Nacional
El ingenioso escritor donostiarra Fernando Aramburu define la Marcha Real, oficialmente Himno Nacional de Espa?a, como ¡°unos compases de chundachunda que suenan demasiado a cuartel". (Pitar el himno, EL PA?S, 23-6-12). Disiento del primer sintagma de la definici¨®n. La Marcha Real, obra del siglo XVIII del coronel Espinosa de los Monteros, es un himno excelente. Breve y f¨¢cil de memorizar, admite bien aceleraciones o retardos en el tempo, y no es belicoso como tantos otros. Ahora bien, estoy de acuerdo con Aramburu en que suena a cuartel, pues lo compuso un militar para usos militares. Y por eso es un buen himno. Tambi¨¦n tiene raz¨®n cuando asegura que as¨ª como la actual bandera ha sustituido el escudo franquista por otro al llegar la democracia, el himno qued¨® tal cual.
Por otra parte, carecer de letra es una gran ventaja, pues los textos de la mayor¨ªa de los himnos sonrojan por su pedestre patrioter¨ªa. De eso se libr¨® nuestro himno de milagro. Al mantenerse id¨¦ntico al que Franco recuper¨® oficialmente durante la penosa etapa dictatorial, era inevitable que, fallecido el dictador, su escucha provocara rechazo y fuese pitado, entre otras razones para irritar al estamento pol¨ªtico.
?Por qu¨¦, pues, no cambiarlo?, en la zarzuela C¨¢diz (1886), libreto de Javier de Burgos y m¨²sica de Federico Chueca y Joaquin Valverde, hay una vibrante Marcha de la Constituci¨®n. Produjo en su momento hondas emociones. Muy pronto toda Espa?a aplaudi¨® la llamada Marcha de C¨¢diz y estuvo a punto de convertirse en 1898, en nuestro Himno Nacional. Y a?os despu¨¦s, la guerra en el norte de ?frica, ya en tiempos de Alfonso XIII y del general Primo de Rivera, puso de nuevo en circulaci¨®n el magn¨ªfico pasodoble-marcha de Federico Chueca. ?Cu¨¢l mejor homenaje a la Constituci¨®n y al ilustrado mundo docea?ista, podr¨ªa hacerse si el Congreso de los Diputados decidiera otorgar a la Marcha de C¨¢diz el honor de ser Himno Nacional espa?ol?¡ª Andr¨¦s Ruiz Tarazona.?
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