La hija del emir de Catar se construye su propio Louvre
Sheikha Al Mayassa tiene el encargo de convertir Doha en la capital del arte con el dinero del petr¨®leo de su familia
De educaci¨®n privilegiada, rica y competitiva, Sheikha Al Mayassa es una mujer reconocida en los c¨ªrculos art¨ªsticos m¨¢s exclusivos del mundo. Su nombre reson¨® con fuerza a comienzos de a?o durante la que fue la primera exposici¨®n en Oriente Medio del prestigioso artista japon¨¦s Takashi Murakami, conocido como el Andy Warhol nip¨®n. Ella fue el cerebro de la operaci¨®n; tambi¨¦n de la asistencia a la inauguraci¨®n de la muestra, en el descomunal Museo de Arte Isl¨¢mico (MIA, en sus sigla en ingl¨¦s) de Doha, de los mejores galeristas, coleccionistas y marchantes de arte del mundo, como el norteamericano Larry Gagosian, conocido por su olfato y capacidad de convertir en arte todo lo que toca.
Tras licenciarse en Ciencias Pol¨ªticas y Literatura en la Universidad norteamericana de Duke (Carolina del Norte) y realizar un posgrado en la Universidad de Columbia (Nueva York), entre otros estudios, Shekha regres¨® a casa hace dos a?os con el encargo familiar de convertir Doha en la capital del mundo del arte. Ya entonces era el pa¨ªs que m¨¢s obras art¨ªsticas compraba; tambi¨¦n el que mejor paga. Por Los jugadores de cartas, de Paul C¨¦zanne, los ac¨®litos ¨¢rabes del emir, desembolsaron m¨¢s de 190 millones de euros el pasado mes de febrero. Hasta la fecha, la pintura m¨¢s cara vendida en subasta .
El padre de Sheikha, el emir Hamad bin Khalifa Al Thani, le encomend¨® la ambiciosa tarea coloc¨¢ndola al frente de la Autoridad de Museos de Catar (bajo cuya tutela se encuentra el Museo de Arte Isl¨¢mico y el de Arte Moderno, entre otros), como herramienta desde la que "crear un dialogo entre culturas y mostrar que el Islam y la modernidad no son incompatibles", dijo la princesa en una entrevista del semanario The Economist. Su madre, la segunda de las tres esposas del emir, preside la Fundaci¨®n Catar, porque convertir al pa¨ªs en una gran naci¨®n cultural "es cosa de familia", explic¨® a la publicaci¨®n brit¨¢nica su benjamina catar¨ª.
De hecho, se desconoce el presupuesto para nuevas adquisiciones de la Autoridad y s¨®lo un herm¨¦tico grupo de personas, en la c¨²pula de la organizaci¨®n y bajo supervisi¨®n del emir, adopta las decisiones.
Qatar es un peque?o emirato de 1,60 millones de habitantes, pero posee las terceras mayores reservas de petr¨®leo y gas del mundo. Sin embargo, como otros pa¨ªses del Golfo P¨¦rsico, teme la fiebre post-oro negro e invierte desde hace a?os para convertirse en la capital educativa, cinematogr¨¢fica y cultural de la regi¨®n. Para ello, los petrod¨®lares son claves; tambi¨¦n la pericia de reputados expertos en estos ¨¢mbitos, a los que atrae con suculentas sumas de dinero. Es el caso de la Autoridad de Museos. Al mando de su directora, la princesa Sheikha, se encuentran cuatro extranjeros, dos procedentes de la prestigiosa casa de subastas Christie?s, como su antiguo presidente y hoy director de compras del organismo catar¨ª, Edward Dolman.
De su asesor¨ªa y del olfato de su joven y rica jefa depender¨¢ el ¨¦xito de este ambicioso proyecto: tranformar a Catar de Emirato petrolero a potencia cultural con aspiraciones planetarias.
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