La arquitectura es un trabajo en equipo
http://www.jmbielsa.comFOTO: Jos¨¦ Manuel Bielsa. Interior del Museo BMW en Munich, de Atelier Br¨¹ckner. Imagen premiada con el LUX de oro a la mejor fotograf¨ªa de interiorismo que concede la AFP
El antiguo tablero, o la actual pantalla del ordenador, no son la mina. Pero puede que solo los actores soporten condiciones de trabajo parecidas a las de los arquitectos. Deben pasar por muchas pruebas hasta conseguir el papel. Como los int¨¦rpretes, tambi¨¦n los proyectistas sufren rechazos y encasillamientos. Pero, a diferencia de los arquitectos, a nadie se le ocurre pensar que los c¨®micos est¨¢n solos en una pel¨ªcula.
Es una falacia que el cine, o el teatro, puedan construirse con el talento ¨²nico de un director. A nadie se le escapa que sin guionistas, fot¨®grafos, escen¨®grafos o actores ¨Cpor ser breve- un director no es m¨¢s que un proyecto. Tambi¨¦n es mentira que un arquitecto pueda trabajar solo. Sin embargo, aceptar que la arquitectura es un trabajo en equipo podr¨ªa cambiar las cosas tanto como transformar la propia disciplina.
Pocos historiadores han reivindicado m¨¢s el hacer colectivo detr¨¢s de un edificio que la arquitecta Beatriz Colomina, desde sus escritos y desde su c¨¢tedra en la Universidad de Princeton. El empe?¨® en querer encontrar un genio detr¨¢s de los mejores edificios ha llevado a falsificar la historia con versiones que suavizaban el papel de los colaboradores, rebajaban el trabajo de los ingenieros, desconsideraban el de los dise?adores, menospreciaban el de los clientes y llegaban a erradicar el de los pares arquitect¨®nicos: hombres o mujeres en ocasiones autores de la idea que hab¨ªa tras un proyecto. As¨ª, visto que en pleno siglo XXI las instituciones arquitect¨®nicas se resisten todav¨ªa a compartir la autor¨ªa (fueron Sejima y Jacques de Meuron quienes solicitaron al jurado del Pritzker que incluyese a sus socios junto a ellos al ser galardonados), otros colectivos han empezado a premiar, en sus propios campos, el campo espec¨ªfico de la colaboraci¨®n con la arquitectura.
No han sido los ingenieros, las cabezas que hay detr¨¢s de los osados c¨¢lculos que sustentan muchos de los edificios m¨¢s osados de los ¨²ltimos tiempos, los primeros en actuar. Ha sido un colectivo, en principio innecesario para la existencia de un edificio, pero en realidad de probada importancia para evidenciar la existencia del mismo, para darla a conocer y para, finalmente, instaurar su influencia. Que una parte de la arquitectura de los ¨²ltimos lustros no se explique sin los fot¨®grafos, habla de esos fot¨®grafos, pero tambi¨¦n de la arquitectura. El asunto no es sencillo porque si bien es cierto que la fotograf¨ªa est¨¢ detr¨¢s de buena parte de algunas reputaciones internacionales, los propios fot¨®grafos olvidan con frecuencia el reconocimiento y las reivindicaciones que no se cansan de demandar.
Este a?o, en las informaciones sobre el Premio Lux de Oro en las especialidades de arquitectura e interiorismo resultaba dif¨ªcil detectar cual era el objeto (el edificio o el puente) fotografiado en los trabajos. La entidad que convoca el premio, la Asociaci¨®n de Fot¨®grafos Profesionales (AFP), no inclu¨ªa datos sobre la identidad de los trabajos premiados m¨¢s all¨¢ del t¨ªtulo de la fotograf¨ªa (no necesariamente relacionado con lo fotografiado) y el nombre del autor. No daba localizaciones. As¨ª, resulta parad¨®jico que quien reclame (con todo el derecho a hacerlo) el cr¨¦dito en sus im¨¢genes, no caiga en la cuenta de que ¨¦l mismo no est¨¢ ofreciendo justo eso que reclama: el cr¨¦dito para el autor del edificio fotografiado.
Que la verdad no es el ¨²nico criterio fotog¨¦nico es tan cierto como que incluso el fot¨®grafo, para ser necesita equipo. Necesita, al menos, tener algo que retratar. As¨ª, tambi¨¦n el arquitecto, para poder hacer, necesita entender la realidad en la que vive: un mundo conectado por una especie de efecto domin¨® en el que el trabajo de unos influye, decide y modifica, la labor de todos los dem¨¢s. Un domin¨® sin principio ni fin en el que cada pieza puede caer la primera y modificar, sin moverse de su sitio, el resultado final.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.