El empalme ciega
?Nadie le advirti¨® o Urdangarin es a la Monarqu¨ªa lo que B¨¢rcenas al PP? Un partido de?balonmano convertido en escenificaci¨®n de un compadreo que nunca debi¨® suceder.
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Lo que produce asombro de esta imagen no es que pertenezca a I?aki Urdangarin, pues circulan m¨¢s fotos de este hombre que cromos de jugadores del Bar?a. Lo que asombra es que se obtuviera durante un partido de balonmano en el que jugaba la selecci¨®n espa?ola y al que, por motivos inherentes a su cargo, hab¨ªa acudido tambi¨¦n el pr¨ªncipe Felipe. Los concu?ados llegaron a estar a diez metros de distancia, d¨¢ndose la espalda, haciendo como que no se ve¨ªan para evitar el saludo, el apret¨®n de manos, la instant¨¢nea de compadreo entre la Monarqu¨ªa y la mafia. Todo un espect¨¢culo, en fin, para los espectadores del telediario. Parece evidente que uno de los dos no deber¨ªa haber acudido, y ese uno es el duque empalmado. Si el empalme le cegaba para advertir lo evidente, se lo podr¨ªa haber dicho cualquier miembro de su familia, su esposa por ejemplo:
¨CT¨ªo, c¨®rtate un poco, que va tambi¨¦n mi hermano y se puede crear una situaci¨®n muy violenta.
?Por qu¨¦ fue entonces si su presencia resultaba tan inoportuna? Quiz¨¢, piensa uno, como para decir que a ¨¦l no se le saca de la realidad como se sac¨® a Marichalar del Museo de Cera. Y aqu¨ª es donde el lector del peri¨®dico se pregunta si Urdangarin es a la Monarqu¨ªa lo que B¨¢rcenas al PP. En otras palabras, si dispone de un cuaderno de rayas o de cuadros con un Debe y un Haber y un Saldo que le permiten estas chuler¨ªas que a la gente ingenua como usted y como yo nos dejan a cuadros, sobre todo porque nosotros, por el 10% de lo que acusan a este hombre, no acudir¨ªamos a un acto p¨²blico el resto de nuestras vidas.
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