Acuerdo en el aire

Todo parece indicar que el conflicto laboral en Iberia ha entrado en v¨ªas de soluci¨®n. A la espera de lo que decidan ma?ana las asambleas de los trabajadores, la compa?¨ªa y los sindicatos han mostrado su disposici¨®n a aceptar la propuesta del mediador, el catedr¨¢tico Gregorio Tudela, que reduce significativamente la dureza del Expediente de Regulaci¨®n de Empleo (ERE) presentado por la aerol¨ªnea. El arbitraje de Tudela recorta el n¨²mero de despidos desde 3.807 a 3.141 y modera las rebajas salariales, desde la horquilla del 25% y el 35%, hasta el 7% para el personal de tierra y el 14% para tripulantes de vuelo y pilotos.

La interpretaci¨®n de este cambio favorable a los intereses de los trabajadores implica necesariamente que Iberia e IAG (el consorcio de la aerol¨ªnea espa?ola con British Airways) ten¨ªan un amplio margen de negociaci¨®n y han esperado a la aparici¨®n del ¨¢rbitro para evitar una presi¨®n continua de los sindicatos en busca de la anulaci¨®n del ERE. Pues bien, las estrategias de la compa?¨ªa y de las organizaciones sindicales ya han rendido sus frutos y parece que ha llegado la hora de poner fin a un conflicto que est¨¢ restando muchos ingresos a Iberia, perjudicando a los empleados y causando sinsabores a los viajeros. La mediaci¨®n de Tudela ha sido, si se concreta finalmente en un acuerdo, extraordinariamente eficaz; ha tenido desde luego la virtud de explotar el amplio margen de maniobra de Iberia para reducir el n¨²mero de despidos y situar a los sindicatos ante el hecho de que una parte importante de los mismos son prejubilaciones y bajas indemnizadas.

Ahora bien, el principio de acuerdo, que deber¨ªa desembocar de forma inmediata en la cancelaci¨®n de las huelgas previstas para la pr¨®xima semana, nada tiene que ver con el problema de las relaciones industriales y econ¨®micas entre Iberia y British Airways. Ha tomado cuerpo, con raz¨®n o sin ella, la idea de que la fusi¨®n de British e Iberia fue desigual en sus condiciones. Y que esa desigualdad ha beneficiado a la compa?¨ªa brit¨¢nica y perjudicado a la espa?ola. Este es, por ejemplo, el an¨¢lisis del ministro de Industria, Jos¨¦ Manuel Soria, coincidente por cierto con el que han mantenido los sindicatos y que, entre otras razones, ha sido causa del rechazo del ERE. En todo caso, el ministro hubiese acertado demorando su opini¨®n hasta despu¨¦s de resuelto el conflicto.