Las ¡®misses¡¯ de la semana
Nos alegramos de que en el Congreso hayan aclarado que manifestarse como las de Femen no significa ninguna alteraci¨®n de la concentraci¨®n de los diputados
Mientras acudo a Caracas como presentador invitado del certamen de belleza Miss Venezuela, me entretengo con el canal internacional de TVE. Cualquier espa?ol que desee saber lo que sucede en su pa¨ªs desde el extranjero podr¨ªa caer en la idea de que Espa?a es un pa¨ªs gobernado por mujeres. Las im¨¢genes de esta semana muestran a Dolores de Cospedal defendiendo su modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, vestida como si estuviera a punto de servir un c¨®ctel en un cigarral de su marido: blusa de seda gris y pedrer¨ªa al cuello. Enfrente, la se?ora S¨¢nchez-Camacho discrepa de Cospedal con su propio modelo de financiaci¨®n defendido con una chaqueta semi Chanel en amarillo lim¨®n.
Pero quien se lleva la corona es la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamaria inaugurando una exposici¨®n de arte espa?ol en Par¨ªs. Soraya sigue la l¨ªnea rigurosa impuesta por Felipe II y asumida por el Gobierno actual despu¨¦s del fiasco ol¨ªmpico: no hablar ning¨²n otro idioma que no sea el castellano. Lo que no ha calibrado es que mientras la c¨¢mara se posa en ella durante el tiempo que dura la traducci¨®n simult¨¢nea, descubrimos que Soraya y Mar¨ªa Jos¨¦ Campanario coinciden. Y mucho. No solo en el modelo, sino tambi¨¦n en esa huella de trascendencia sellada en cada m¨²sculo facial. Con sus gotitas de soberbia bien escarchadas en la mirada y el entrecejo. Y esa vehemencia para defender sus posturas, tanto cuando disparan que ¡°el modelo auton¨®mico est¨¢ siendo sometido a revisi¨®n¡±, en el caso de Santamaria, como cuando aseguran que ¡°al bautizo de Julia se invit¨® a todo el mundo por igual¡±, en el caso de Campanario.
Entre las misses de la semana est¨¢ la juez Alaya, que va adquiriendo m¨¢s empaque de Virgen de Semana Santa. Su procesi¨®n diaria ante los juzgados sevillanos est¨¢ creando una cofrad¨ªa de moda y una estela de estilo. De la jueza Ayala ya no solo se juzga el troley justiciero. Igual que la princesa de Asturias es muy dada a ense?ar los brazos y unas piernas muy serias, que seguro despertar¨¢n hasta el morbo legal m¨¢s dormido, que acompa?an a esa maravillosa gravedad en el rostro. Como una Macarena que avanza, igual de m¨ªstica y seca, hacia su templo judicial.
Mientras una rep¨²blica latinoamericana elige a su reina de belleza, las activistas proaborto ense?an airadamente sus formidables torsos en el Congreso espa?ol. El ¨²nico de los ministros presentes que tuvo alg¨²n gesto fue el se?or Wert, que pareci¨® querer cubrir con su mano algo a medio camino entre el bostezo o la sonrisa, pero tanto al principal aludido en el evento, el ministro de Justicia, como a las se?oras ministras de Trabajo y Sanidad, ni los gritos de las activistas ni sus hermosos pechos desnudos consiguieron mudarles la opini¨®n.
Los mayores hemos recordado el auge del strip tease en los setenta, con esos hombres desnudos invadiendo campos de f¨²tbol en Inglaterra o corriendo al lado de David Niven en una entrega de los Oscars. Sin duda, nos alegramos de que en el propio Congreso hayan aclarado que manifestarse de esta forma no significa ninguna alteraci¨®n de la concentraci¨®n de nuestros diputados. Viene a decir que ellos supuestamente est¨¢n concentrados en cosas o modelos m¨¢s importantes y tambi¨¦n que el f¨ªsico de las j¨®venes comprometidas ha cambiado y, si antes a las feministas se las clasificaba de mal vestidas o descuidadas, hoy nadie puede negar que las proabortistas de esta semana son atl¨¦ticas, valientes y seguras de lo que hacen y piensan.
Su conducta las hace poco ortodoxas para los c¨¢nones que rigen en el Congreso de los Diputados como en Miss Venezuela, que tiene en su haber m¨¢s de seis coronas de Miss Universo, que es como el cielo de los cert¨¢menes de belleza. Este a?o el concurso ha decidido navegar en las procelosas aguas del reality show y, mientras ha visto incrementar su audiencia, tambi¨¦n ha descubierto los colmillos de esa fiera: una de las candidatas favoritas del p¨²blico no se parece mucho a lo que se espera de una miss. Su peso ha fluctuado durante el reality, es deslenguada, pelea por sus ideas y ha generado m¨¢s de un desplante ampliamente televisado. La audiencia adora a la antimiss representante del Estado de Gu¨¢rico, pero la organizaci¨®n del concurso teme que mientras esta miss desnuda lo que siente Venezuela, el Miss Universo no la vea id¨®nea, que es al final la corona que m¨¢s importa y exporta. Mientras el pa¨ªs se deshace entre la inseguridad o la posibilidad de que el presidente Maduro obtenga el salvoconducto de una ley habilitante ¡°para luchar con todas las fuerzas contra la corrupci¨®n y el imperialismo¡±, los venezolanos se toman un respiro para ver si su antimiss desaf¨ªa el establishment y supera los obst¨¢culos que se le ponen a las aspirantes: un desfile en traje de ba?o, que desvela todas las medidas; otro en traje de gala, que supera cualquier fantas¨ªa, y una ronda de preguntas que ponen a prueba su inteligencia. Todo para ser ¡°coronada Miss Venezuela, y al fin sus sue?os hacer realidad¡±, reza el himno del certamen.
Quiz¨¢s, por m¨¢s que avancen las mujeres en igualdad y logros, el mundo se empe?a en verlas como misses de la semana.
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