La hostilidad de Pemex
Las acusaciones p¨²blicas de la compa?¨ªa mexicana complican la estabilidad accionarial de Repsol
Petr¨®leos Mexicanos (Pemex) ha provocado un nuevo episodio de inestabilidad en el accionariado de Repsol, el grupo espa?ol en el que posee el 9,34% del capital. Las acusaciones p¨²blicas de su director, Emilio Lozoya, en la C¨¢mara de Diputados mexicana, contra la gesti¨®n del presidente, Antonio Brufau, al que responsabiliza de una p¨¦rdida de valor accionarial y de percibir ¡°altas¡± retribuciones, puede entenderse como una declaraci¨®n de hostilidad poco corriente en el accionista de referencia de una compa?¨ªa petrolera, que pone en riesgo el acuerdo societario de principios de 2012 entre Pemex y el Consejo de Repsol. Seg¨²n dicho acuerdo, el accionista mexicano se compromet¨ªa a prestar su aquiescencia a los planes estrat¨¦gicos del grupo espa?ol, as¨ª como no superar la participaci¨®n del 10%.
La actitud hostil de Pemex con el grupo del que es accionista, prolongaci¨®n de la que ya se produjo con ocasi¨®n de su alianza con Sacyr, solo se entiende si se acepta que la empresa p¨²blica mexicana quiere abandonar Repsol recibiendo compensaciones que no obtendr¨ªa si se despidiera en silencio. Sin entrar en el detalle de sus acusaciones, el fondo del malestar de Pemex no puede explicarse por la cotizaci¨®n o el salario de los directivos (que sus representantes aprobaron), sino por la mala situaci¨®n financiera del grupo mexicano. La expropiaci¨®n de YPF tambi¨¦n influye en la irritaci¨®n de Pemex, que clama por un acuerdo entre los tres Gobiernos (Espa?a, Argentina y M¨¦xico) para recuperar los ingresos perdidos. En Pemex tienen que entender que la expropiaci¨®n de YPF es un disparate que requiere algo m¨¢s que acuerdos pol¨ªticos para resolverse.
Editoriales anteriores
Es grave que una empresa p¨²blica como Pemex entienda que sus diferencias accionariales en un grupo estrat¨¦gico como Repsol tienen que resolverse con acusaciones lanzadas a los cuatro vientos. El car¨¢cter p¨²blico del accionista mexicano y el papel de Repsol en el mercado espa?ol de la energ¨ªa sugieren que tales diferencias deben resolverse con negociaciones discretas y la mediaci¨®n pol¨ªtica que sea necesaria. No ha sido as¨ª y la ruptura parece dif¨ªcil de evitar. Si se confirma, Repsol tendr¨¢ que recomponer una vez m¨¢s su composici¨®n accionarial. Son demasiadas convulsiones para una compa?¨ªa que necesita estabilidad como condici¨®n necesaria de crecimiento despu¨¦s de la disputa de YPF.
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