Problemas con la autoestima
Buscar siempre la aprobaci¨®n externa puede resultar un arma de dos filos La clave es aumentar el valor personal ante uno mismo, pero no delante de nadie
De peque?os, pocos reciben una educaci¨®n enfocada al bienestar emocional, y despu¨¦s, de mayores, al carecer de una referencia interna, las personas buscan en los dem¨¢s un suced¨¢neo de autoestima que acaba creando m¨¢s problemas de los que trata de solucionar. Se han escrito muchos libros sobre el tema, se imparten cursos y se llenan consultas de personas que desean mejorar su autoconcepto¡ pero muchos olvidan que la val¨ªa es fruto de la autopercepci¨®n y no de lo que digan los dem¨¢s.
Nuestra cultura occidental ha inventado la necesidad de ser ¡°especial¡±, para alguien o en algo. Y nosotros hemos comprado ese deseo. ?Qu¨¦ ha ocurrido? Qui¨¦n m¨¢s, qui¨¦n menos, construye una idea de s¨ª mismo en positivo o en negativo. Es decir, hay personas que se sienten ¡°mejores¡± ¨Cpor encima de los dem¨¢s¨C (se aman) y otras que se sienten ¡°peores¡± ¨Cpor debajo de los otros¨C (y se odian).
No conozco la clave del ¨¦xito, pero la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo¡± Woody Allen
No s¨¦ de d¨®nde sali¨® la idea de que debemos buscar la aprobaci¨®n externa, el cuento de que, en el caso de obtenerla, podemos sentirnos felices, y en el caso de no obtenerla, hemos de sentirnos desgraciados. El reconocimiento externo es un arma de dos filos: por un lado, puede subir la moral, pero tambi¨¦n puede dejar por los suelos el estado de ¨¢nimo. Demasiado riesgo, m¨¢xime cuando la aprobaci¨®n o la censura se suele hacer con ligereza.
Alguien dijo: ¡°Dale un premio a un escritor y ya no escribir¨¢ nada m¨¢s de valor¡±. No siempre es as¨ª, por fortuna, pero es verdad que el escritor despu¨¦s de recibir un galard¨®n soporta un estr¨¦s adicional, ya que se ve obligado a no defraudar las expectativas de sus lectores y estar a la altura del reconocimiento recibido.
Formas de mirarse
LIBROS
¡®La asertividad¡¯
Olga Castanyer
¡®La autoestima¡¯
Luis Rojas Marcos
¡®Los seis pilares de la autoestima¡¯
Nathaniel Branden
PEL?CULAS
¡®Billy Elliot, quiero bailar¡¯
Stephen Daldry
¡®Quiero ser como Beckham¡¯
Gurinder Chadha
¡®El diario de Bridget Jones¡¯
Sharon Maguire
Cuando una persona se convierte en buscadora compulsiva de la aprobaci¨®n externa, entra en su propia trampa y en un ciclo sin fin. Se condena a s¨ª misma, sin saberlo, a ir de cumplido en cumplido, a recabar la aprobaci¨®n ajena, a necesitar incluso el halago. Ya no es libre, depende de que otros alimenten su necesidad de ser aprobada. Es como un adicto emocional que padece el s¨ªndrome de abstinencia. Se pod¨ªa decir que esa persona pierde el tiempo y la paz mental buscando la felicidad en el lugar equivocado.
Es obvio que no hay nada malo respecto a contar con el benepl¨¢cito ajeno. El problema es cuando se necesita y, sobre todo, cuando se confunde el verdadero valor personal con la complacencia externa. Son dos cosas muy diferentes, y cuando se entiende esta gran diferencia, las personas se centran en su valor y no en buscar ser valoradas.
Reforzar la autoestima significa aumentar el valor personal ante uno mismo, pero no delante de nadie. Cualquier palabra que empiece con auto (autoestima, autoconcepto, autoimagen¡) tiene que ver con uno mismo y no con los dem¨¢s. Aun estando claro, parece que se olvida. Llega un momento en la vida en el que tenemos que centrarnos en aclarar la relaci¨®n con la persona m¨¢s importante, que no es otro que uno mismo. Si esa relaci¨®n es sana e intensa, seremos felices; si es insana, seremos infelices.
Tampoco hay que confundir la valoraci¨®n propia con la arrogancia, que es precisamente la defensa de las personas que tienen poca. Hay dos clases de autoestima falsa: la evaluaci¨®n que hacen de s¨ª mismos aquellos que se creen mejores que los dem¨¢s y la que hacen los que se sienten peores que los dem¨¢s. Ambas percepciones son una visi¨®n desajustada del valor intr¨ªnseco que cada persona tiene por el simple hecho de ser un ser humano.
Si crees totalmente en ti mismo, no habr¨¢ nada que est¨¦ fuera de tus posibilidades¡± Wayne Dyer
No hay diferencia, salvo en el signo en las expresiones: ¡°soy el mejor¡± y ¡°soy el peor¡±. Ambas expresiones demuestran un desconocimiento del valor real del ser humano, y confunden la comparaci¨®n externa con la autoevaluaci¨®n interna. En el fondo reflejan el mismo problema, pero con dos sistemas de compensaci¨®n diferentes: uno a m¨¢s y el otro a menos. Fue S. Freud quien dec¨ªa que esta compensaci¨®n en realidad es una deformaci¨®n para poder soportar una autoestima lesionada.
Elevar la autoestima depende de tomar la decisi¨®n de que somos valiosos al margen de los resultados que obtengamos, y de recordar siempre esta decisi¨®n. No necesitamos pruebas ni resultados. Se trata de una decisi¨®n interior que se apoya en uno mismo y no en los dem¨¢s. La mejor manera de influir en c¨®mo nos perciben los dem¨¢s es mejorar la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Sin duda, eso generar¨¢ de alguna manera un impacto porque cuando las personas se quieren m¨¢s, el mundo las quiere m¨¢s.
Una peque?a diferencia, en m¨¢s o en menos, del nivel de autoestima de una persona va a marcar una discrepancia dram¨¢tica en lo que conseguir¨¢ de la vida, tanto a nivel personal como profesional. As¨ª, nuestro rendimiento nunca ser¨¢ mayor que la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Una persona con autoestima saludable es: sabia sin ser pedante, asertiva sin ser agresiva, poderosa sin necesitar la fuerza, ambiciosa sin ser codiciosa, profunda y no banal, humilde sin ser servil, valiosa sin ser orgullosa. Y lo m¨¢s importante: deja de compararse con los dem¨¢s, ya sea en positivo o negativo.
Las consecuencias
¡°El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta de forma decisiva a todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, el amor o el sexo, hasta nuestro proceder como padres y las posibilidades que tenemos de progresar en la vida. Nuestras respuestas ante los acontecimientos dependen de quie?n y que? pensamos que somos. Los dramas de nuestra vida son los reflejos de la visio?n i?ntima que poseemos de nosotros mismos. Por tanto, la autoestima es la clave del e?xito o del fracaso. Tambie?n es la clave para comprendernos y comprender a los dema?s. De todos los juicios a que nos sometemos, ninguno es tan importante como el nuestro propio¡±.
C¨®mo mejorar su autoestima, de Nathaniel Branden
El secreto es prescindir de autojuzgarse. Es mucho m¨¢s interesante establecer una relaci¨®n de amor con el planeta en lugar de mirar de puertas adentro para evaluar si somos dignos o no de amor. Lo que lo cambiar¨ªa todo es dejar de autoevaluarse y perseguir conectarse con el resto del mundo.
Del mismo modo que la forma de librarse de los defectos es aumentar las cualidades ¨Cya que aquellos se diluyen en estas¨C, la mejor forma de no tener que conseguir una buena nota es prescindir de ponerse una, cualquiera que sea.
Imaginemos un mundo donde amarse no fuese una ardua tarea. En ese mundo ideal no se perder¨ªa el tiempo y la energ¨ªa en reparar lo que en realidad no necesita reparaci¨®n, sino una nueva percepci¨®n. En ese nuevo conocimiento de uno mismo, la aver¨ªa de la autoestima simplemente no ser¨ªa posible porque el concepto ser¨ªa irrelevante. En ese mundo ideal, todas las personas se conocer¨ªan bien, a nivel esencial, se aceptar¨ªan y se respetar¨ªan a s¨ª mismas. En esa utop¨ªa no se vender¨ªa ning¨²n libro o servicio sobre c¨®mo mejorar la percepci¨®n que tenemos de nosotros mismos.
Leyendo las biograf¨ªas de Vicente Ferrer o la madre Teresa de Calcuta, uno se da cuenta de que estas personas no ten¨ªan este problema. Simplemente estaban m¨¢s centrados en los dem¨¢s que en ellos mismos. Y al hacerlo se evitaban un mont¨®n de complicaciones, incluida la de necesitar la aprobaci¨®n ajena. Seguramente esas personas se levantaban cada d¨ªa centrados en c¨®mo iban a ayudar a quien lo necesitase y les ofrec¨ªan todo su apoyo. No creo que se mirasen al espejo para ver si estaban guapos o feos, o que se perdieran en divagaciones mentales sobre qu¨¦ dir¨ªa la prensa de ellos o si eran adecuados o no. Actuaban desde el amor, y en ese contexto la autoestima es innecesaria.
La religi¨®n de todas las personas deber¨ªa ser la de creer en s¨ª mismos¡± Jiddu Krishnamurti
Cuando pienso en la madre Teresa, me cuesta imaginarla usando este t¨¦rmino. Imagino que su foco de atenci¨®n estaba siempre lejos de s¨ª misma, en los dem¨¢s, y su autoconcepto no ten¨ªa la m¨¢s m¨ªnima importancia para ella. Y as¨ª deber¨ªa ser para todos. Cuando el Dalai Lama visit¨® Occidente por primera vez y le preguntaron qu¨¦ dir¨ªa a las personas con baja autoestima, ¨¦l respondi¨®: ¡°?Pero es que no se quieren? ?Por qu¨¦ raz¨®n?¡±. En su mente no cab¨ªa semejante posibilidad, pues en su cultura y en su filosof¨ªa, hablar de este t¨¦rmino carece de significado. Esta podr¨ªa ser una buena receta para egos inflados o raqu¨ªticos: olvidarse un poco m¨¢s de s¨ª mismos y enfocarse plenamente en dar lo mejor que uno tiene, en lo personal y en lo profesional. En definitiva, entender que la autoestima baja o alta es un s¨ªntoma de desconocimiento del yo esencial.
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