El panettone se suelta el pelo

¨¢s all¨¢ del turr¨®n ¨Cque log¨ªsticamente recuerda a un producto Ikea: sin transportar aire ni desperdiciar volumen-, los dulces navide?os combinan la previsi¨®n de un traslado (un regalo, una exportaci¨®n o una comida compartida) con el anhelo de entrar por los ojos. A los que llegan enfundados, les queda poco m¨¢s que hablar desde el cart¨®n de una caja. Es en ese mensaje donde se pierde la frescura. Nuestro ojo ha aprendido a descifrar ese c¨®digo: a m¨¢s color m¨¢s conservante, a mayor brillo menor ecolog¨ªa. En las estanter¨ªas de confiter¨ªas y supermercados, lo artesano se distancia, gr¨¢ficamente, de lo industrial.

Por eso cuando los dise?adores gallegos de Cenlitrosmetrocadrado recibieron el encargo de realizar un embalaje para el queique t¨ªpico de la confiter¨ªa Nogall¨¢s (un dulce de Ordes ¨Cen A Coru?a- de aspecto similar al penettone italiano, con el que investigan con levaduras y sabores) optaron por comunicar valores sin arruinar a su cliente. Ambos objetivos casaban con el propio producto, la consigna era sumar ingenio y sencillez. ¡°Para conseguirlo disociamos las funciones entre los distintos materiales que componen el packaging, una caja de cartulina craft -que desempe?a funciones de rigidez estructural y aislamiento de la luz- y un pliego de polietileno para conservar el dulce en condiciones ¨®ptimas de humedad. Esta disociaci¨®n facilita tambi¨¦n su separaci¨®n y, por lo tanto, su reciclaje¡±, explican los dise?adores. La decoraci¨®n la puso el polietileno: en lugar de plegarlo y esconderlo, lo asomaron fuera de la caja. Parece f¨¢cil, solo es sencillo: un I+D del queique que despeina al panettone.?