Ideas de valor
Cu¨¢ntos pol¨ªticos tenemos en este pa¨ªs con sus estudios y sus ¡°asesores¡± y qu¨¦ pocas ideas de valor nos presentan
?En Espa?a podr¨ªa haber pol¨ªticos as¨ª? He le¨ªdo la entrevista con Martin Schulz y me han sorprendido varias cosas de esta:
Lo primero es su aparente sinceridad, ya que estamos mal acostumbrados a no creer a nuestros pol¨ªticos (con una naturalidad aplastante y al mismo tiempo con gran tristeza);
lo segundo es c¨®mo presentar unas ideas que de tan sencillas que parecen y de lo beneficiosas que ser¨ªan para toda la sociedad no parec¨ªan reales o al menos aplicables. Yo al leer pensaba: esto no puede ser as¨ª, es imposible que le dejen actuar de esta forma en el Parlamento Europeo (espero equivocarme). Por ¨²ltimo, sus palabras demostraban que para tener cultura y formaci¨®n pol¨ªtica no siempre es necesario disponer de estudios superiores o, pensaba yo, cu¨¢ntos pol¨ªticos tenemos en este pa¨ªs con sus estudios y sus ¡°asesores¡± y qu¨¦ pocas ideas de valor nos presentan.
Gracias, se?or Schulz, por seguir creyendo en Europa y en que la pol¨ªtica est¨¢ para ayudar a la sociedad, y en especial a aquellos menos favorecidos.
?Y los nativos brasile?os?
Por Enrique Fern¨¢ndez, (Avil¨¦s, Asturias)
En su art¨ªculo La ilusi¨®n brasile?a, N¨¦lida Pi?¨®n analiza vibrante el ser brasile?o, mil linajes, ib¨¦rico y mestizo, griegos, romanos, ¨¢rabes, hebreos, africanos, orientales y una lengua llegada de Portugal. F¨²tbol, Dios, abundancia, alegr¨ªa, ingenuidad, ilusi¨®n y melancol¨ªa. Reconoce que ¡°nos agrade aparentar lo que no somos, exhibir lo que nos falta¡±; ser¨¢ por eso por lo que entre los citados no est¨¦n los primeros habitantes de Brasil, los nativos, sin los que no se puede entender Brasil.
Nadal no se rinde
Por Douglas Norman (Madrid)
Gracias por haber publicado un art¨ªculo tan estupendo el domingo 12 de enero (Rafa Nadal. En la mente del campe¨®n), y adem¨¢s La otra familia de Nadal en Revista S¨¢bado, el 21 de diciembre, sobre nuestro ¨ªdolo. Nadal nos ha ense?ado que cada golpe, cada gesto, cada movimiento, cada ca¨ªda, combinados con la constancia nos llevan hasta la victoria. Tal vez quedan las cicatrices, pero tenemos que levantarnos con m¨¢s fuerza, aprender y seguir luchando. No rendirse.
Por otro lado sabemos muy poco de la faceta humanitaria del jugador, un proyecto de ayuda en India. Y sobre todo, sin buscar con ello ninguna publicidad. En esta ¨¦poca de n¨²meros y superlativos faltan adjetivos para describir a este tenista espa?ol que domina el terreno de juego y al mismo tiempo no dice bobadas en la prensa para lucir en portadas de revistas cotilla. Gracias, Rafa.
El contrato social
Por Rebeca Garc¨ªa Palacios (Barcelona)
Leo la opini¨®n de Javier Mar¨ªas en su art¨ªculo del domingo 12 de enero, La baraja rota, y pienso que ha dado en el clavo sobre lo que est¨¢ ocurriendo en nuestra sociedad. De un tiempo a esta parte es inevitable cuestionarse el compromiso adquirido. Hoy por hoy, la realidad es que el Estado est¨¢ incumpliendo su parte del trato. No nos garantiza el acceso a la sanidad, a la educaci¨®n o a la justicia. Cada vez se nos complica m¨¢s ejercer nuestros derechos como ciudadanos. Nos congelan los salarios y aumentan los impuestos. Nos manipulan, nos desinforman y nos ignoran. Est¨¢ claro que el sistema se ha pervertido hasta un nivel intolerable. Pero creo que, aunque es grav¨ªsimo que el Estado vaya cercenando nuestros derechos sin ning¨²n miramiento, m¨¢s terrible es ver que, aun a rega?adientes, vamos aceptando la imposici¨®n de un sistema cada vez m¨¢s injusto y abusivo para el ciudadano. Recuerdo que en una conversaci¨®n sobre la crisis actual, alguien ilustr¨® de la siguiente manera lo que est¨¢ ocurriendo: nos pregunt¨® si sab¨ªamos c¨®mo se hierve una rana. Y continu¨®: si se quiere introducir una rana en una olla de agua hirviendo, posiblemente escape de un brinco al sentir el ardor. Sin embargo, si se introduce en la olla cuando el agua a¨²n est¨¢ fr¨ªa y se deja calentar a fuego lento, se cocer¨¢ sin darse cuenta. No es la primera vez que escucho esta historia y no tengo ni idea de si una rana se cocinar¨ªa de esa manera, pero s¨ª creo que es una comparaci¨®n inquietantemente acertada. Felicito a Javier Mar¨ªas porque ha verbalizado exactamente lo que seguro piensa mucha gente. Es necesario que tomemos conciencia de la necesidad de romper de alguna manera con esta tendencia y que empecemos a cuestionar unas reglas del juego que, por lo que parece, son solo de obligado cumplimiento para nosotros, los ciudadanos.
Sin reglas
Por Enrique Montiel Casado (Alcal¨¢ de Henares, Madrid)
Romper la baraja, no participar, hacerlo con las cartas marcadas, ?qu¨¦ recursos nos quedan a los inermes ciudadanos ante la que est¨¢ cayendo? Ir m¨¢s all¨¢ de palabras como honestidad, integridad, bondad. Verlas plasmadas en la vida de cada uno sin pretender dar ejemplo de nada ni se?alar al vecino con el ¡°y t¨² m¨¢s¡±. Si lo que nos falla como colectividad es el incumplimiento del contrato social, empecemos por lo m¨¢s evidente: la responsabilidad individual. Acaso entonces estaremos en disposici¨®n de aunar esfuerzos y remar al un¨ªsono en una direcci¨®n democr¨¢ticamente elegida.
?Basta!
Por Blanca Escudero (Algete, Madrid)
El excelente art¨ªculo que el pasado 12 de enero ha escrito el siempre recomendable Javier Mar¨ªas, La baraja rota, ha conseguido hacerme entender lo que llevo dos a?os intentando asimilar, y es la rotura de la baraja que este Gobierno de kakist¨®cratas lleva perpetrando desde que lleg¨® al poder.
No se mueve nadie porque a¨²n no hemos salido del estupor, porque apenas podemos creer que todo el destrozo nos lo est¨¢n haciendo a nosotros, al pueblo espa?ol en su conjunto. Nadie se libra, incluso los megamillonarios patrios que se creen por encima del bien y del mal. Sobre todo del mal. Ni siquiera ellos ganar¨¢n cuando todo sea tierra quemada.
En Burgos ya han dicho ?basta! Toca que todos sigamos como si fu¨¦ramos un domin¨®, cambiemos el juego de naipes por el de fichas, porque la ruptura unilateral de un contrato vital tiene que tener consecuencias.
?¡ Y las cartas por el suelo
Por Horacio Torvisco (Alcobendas, Madrid)
Como muy bien plantea Javier Mar¨ªas en La baraja rota, la situaci¨®n actual en Espa?a es insostenible para la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Hay un Gobierno, que muchos consideran ileg¨ªtimo, pues acudi¨® a unas elecciones que gan¨® por mayor¨ªa absoluta con un programa de centro-derecha y con un rosario de promesas ilusionantes para una mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Pues bien, estos se?ores, una vez instalados en el Gobierno, se han dedicado a aplicar un programa radicalmente neoliberal en lo econ¨®mico sacrificando el poco Estado del bienestar que se hab¨ªa creado en Espa?a, y de extrema derecha, tutelada por la moral nacional cat¨®lica, en materia de libertades y derechos. La demencial y retr¨®grada ley sobre el aborto que se pretende imponer es solo un bot¨®n de muestra.
Mar¨ªas se?ala de forma magistral si no habr¨¢ llegado el momento de retirar a estos pol¨ªticos oportunistas del PP la soberan¨ªa que temporalmente se les otorga, al haber roto unilateralmente el contrato social donde los ciudadanos se comprometen a unas obligaciones y a dejar de lado su inter¨¦s personal a cambio de que la sociedad resulte gobernable desde la solidaridad hacia los que menos tienen, no a favor de individuos o grupos minoritarios, por mucho poder que tengan.
Es de manual de sociolog¨ªa que nos encontramos en la antesala de un estallido social. Los profesionales de la pol¨ªtica de este pa¨ªs est¨¢n tan alejados de la realidad, tienen un discurso tan vacuo y carente de sentido para la mayor¨ªa de los espa?oles, que esta realidad terminar¨¢ arroll¨¢ndoles de una forma u otra.
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