Las aventuras de Scarlett en Cisjordania
Alegar que SodaStream fomenta el buen rollito en Oriente Pr¨®ximo y que trata bien a los empleados palestinos es de un ingenuo que tumba: no hay m¨¢s que leer un par de peri¨®dicos
El caso Scarlett Johansson-Oxfam me trae a la cabeza una de mis canciones favoritas de Tracey Thorn, Oh, the divorces! ¡°Siempre los que menos te esperas, parec¨ªan tan fuertes, y resulta que ella quer¨ªa algo m¨¢s¡±, dec¨ªa la que fuera cantante de Everything But The Girl. Seguro que mi aproximaci¨®n a este divorcio es demasiado rom¨¢ntica, pero la ruptura me duele. Johansson me gusta desde que rod¨® la maravillosa Ghost world hace 13 a?os; en cuanto a Oxfam, imaginen cu¨¢n fan suyo soy que hasta he hecho una campa?a con ellos. As¨ª que no llevo nada bien este foll¨®n que, por si no se han enterado, les relato en versi¨®n expr¨¦s: Scarlett protagoniza una campa?a publicitaria de SodaStream, empresa de aparatitos para hacer refrescos caseros. Da la casualidad de que su principal f¨¢brica est¨¢ en Cisjordania, territorio ocupado por los israel¨ªes. Organizaciones propalestinas claman contra la actriz, y de rebote, contra una de las organizaciones de la que es embajadora: Oxfam. En apenas dos d¨ªas, Johansson parte peras con la ONG: la colaboraci¨®n entre una organizaci¨®n que denuncia los abusos de la colonizaci¨®n y alguien que anuncia una empresa part¨ªcipe de la misma no parece viable.
¡°S¨¦ que no deber¨ªamos tomar partido¡±, cantaba Tracey Thorn, y ten¨ªa raz¨®n. Oxfam ha actuado con coherencia, y all¨¢ Scarlett con su conciencia por haber decidido rodar el spot. Pero aun a riesgo de cargarme mi merecida fama de agente del Mosad, fundada en la publicaci¨®n de varias recetas jud¨ªas y un art¨ªculo sobre una se?ora gallega que hace dulces sefard¨ªes, expresar¨¦ mis reservas ante las excusas de la int¨¦rprete. Alegar que SodaStream fomenta el buen rollito en Oriente Pr¨®ximo y que trata bien a los empleados palestinos es de un ingenuo que tumba: no hay m¨¢s que leer un par de peri¨®dicos para conocer los efectos desastrosos de la dominaci¨®n sobre la poblaci¨®n ¨¢rabe. Me habr¨ªa convencido m¨¢s, por honesta, una explicaci¨®n de este estilo: ¡°Lo hago porque me da la gana y porque me pagan un past¨®n, moralistas beatos¡±.
En descargo de la actriz, recordar¨¦ un par de cosas. Primero, que en el pecado lleva la penitencia: que Avigdor Lieberman, el ministro ultraderechista israel¨ª que en su momento sugiri¨® lanzar bombas nucleares sobre Gaza, diga que mereces un Oscar por tu valent¨ªa suena a mancha dif¨ªcil de borrar de tu biograf¨ªa. Y segundo, que al menos su anuncio ha servido para que se vuelva a hablar de una flagrante injusticia, semiolvidada por puro hartazgo.
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