Evitar tragedias
Es preciso aplicar un control de fronteras que proteja las vidas y respete los derechos humanos
De nuevo el drama migratorio se ha convertido en tragedia. Al menos 14 inmigrantes han muerto en un episodio todav¨ªa confuso ocurrido en la ma?ana del jueves cuando un grupo de unos 250 subsaharianos intent¨® entrar en Ceuta bordeando el espig¨®n del Tarajal. Una avalancha humana se lanz¨® al agua cuando las fuerzas de seguridad espa?olas y marroqu¨ªes intentaban detenerles, utilizando para ello material antidisturbios. Ayer se hab¨ªan rescatado los cuerpos de nueve fallecidos, cuatro de ellos por aplastamiento.
Sin prejuzgar anomal¨ªas en la actuaci¨®n policial, la gravedad del resultado y la confusi¨®n que todav¨ªa persiste sobre el incidente aconseja que se abra una investigaci¨®n formal sobre lo ocurrido. Algunas versiones aportadas por las organizaciones humanitarias que asisten a los inmigrantes plantean dudas que deben ser despejadas. Es preciso aclarar qu¨¦ tipo de material se utiliz¨® para disuadir a los inmigrantes y si se hicieron disparos que habr¨ªan podido contribuir a la avalancha humana. El ministro del Interior ya ha anunciado que comparecer¨¢ en el Parlamento para dar explicaciones. Es de esperar que estas sean claras y suficientes.
En todo caso, esta nueva tragedia pone de relieve la persistencia de un drama que no es posible atajar ¨²nicamente con muros y alambradas. Es evidente que cuando se bloquea una parte de la frontera, la fuerza que empuja a miles de personas a emprender una peligrosa aventura busca nuevos resquicios. Lo demuestra el hecho de que, pese a las muertes del jueves, otros 1.400 inmigrantes intentaron, en sucesivas oleadas, nuevas entradas masivas en la madrugada del viernes en Melilla.
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Los acuerdos con Marruecos y otros pa¨ªses costeros para el control de los flujos clandestinos ha reducido la llegada de pateras a las islas Canarias, pero ha incrementado la presi¨®n sobre otras fronteras, entre ellas las de Ceuta y Melilla. Y la deriva de Libia hacia un Estado fallido es lo que ha provocado el drama que ahora sufre la isla de Lampedusa.
Mientras se produc¨ªa la avalancha de Ceuta, fuerzas de seguridad italianas rescataban en el mar a 1.123 subsaharianos que navegaban en sobrecargadas embarcaciones. La epopeya de esta precaria flota hubiera podido terminar en tragedia. Pero la Operaci¨®n Mare Nostrum, que reforz¨® hace cuatro meses los efectivos de salvamento a ra¨ªz de la muerte de 339 inmigrantes en octubre pasado, aunque todav¨ªa insuficiente, ha demostrado que se puede combinar el control de las fronteras con la protecci¨®n de vidas humanas. Esta protecci¨®n y el respeto de los derechos humanos deber¨ªa ser, en todo caso, la prioridad.
La UE deber¨ªa implicarse m¨¢s en el control fronterizo que soportan los pa¨ªses del sur y aplicar con mayor decisi¨®n pol¨ªticas destinadas a combatir las causas de la migraci¨®n. Tambi¨¦n deber¨ªa tener en cuenta que entre los inmigrantes que tratan de llegar a Europa, los hay que huyen de pa¨ªses en conflicto y tienen derecho a que se les aplique el estatuto de refugiados.
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