?frica en red, el nuevo viejo sue?o
La utop¨ªa de un continente con una sola voz y caminando en una misma direcci¨®n movi¨® ya tradicionalmente a l¨ªderes e intelectuales Ahora son los j¨®venes ciberactivistas africanos los que se suman a la lista La plataforma Africtivistes, que pretende aglutinar a blogueros de diversos pa¨ªses, es la expresi¨®n m¨¢s clara de este anhelo.
Los padres de las independencias, como Nkrumah, so?aron con un ?frica unida. Los iconos de la emancipaci¨®n, como Sankara, reprodujeron el sue?o de un continente con una sola voz fuerte. M¨²sicos de proyecci¨®n internacional, como Tiken Jah Fakoly, han cantado a la quimera. Escritores, como Abdourahman A.Waberi, han construido la arcadia en sus obras. Y el sue?o ha llegado hasta las pantallas de cine, por ejemplo en Africa Paradis. La utop¨ªa de un continente caminando en una misma direcci¨®n ha conquistado ahora a los ciberactivistas, los ¨²ltimos en sumarse a esta larga lista. La plataforma Africtivistes, que pretende aglutinar a blogueros africanos, es la expresi¨®n m¨¢s clara de este anhelo.
La actividad en las redes se est¨¢ desarrollando en los ¨²ltimos a?os como una cadena de acciones y reacciones, de exploraciones de nuevas v¨ªas, de respuestas y propuestas. A medida que los ciberciudadanos se han ido reforzando y se han ido configurando iniciativas colectivas, los gobiernos han empezado tambi¨¦n a fijarse en la red. Los usuarios se han mostrado, en general, mucho m¨¢s flexibles frente a las r¨ªgidas estructuras administrativas. Los ciberactivistas se han movido como lagartijas, mientras que los gobiernos se comportan como grandes y pesados cocodrilos; m¨¢s inm¨®viles, pero tambi¨¦n m¨¢s poderosos. Blogueros y tuiteros se han convertido en un objetivo de las maniobras institucionales de control de la informaci¨®n y de la sociedad.
Las diferentes iniciativas han ido creando nodos de ciberactivismo locales en diferentes pa¨ªses africanos que se han ido vinculando poco a poco. Los lazos entre ellos se han ido construyendo con la actividad y la confianza en el poder de las redes sociales para construir una sociedad m¨¢s justa y democr¨¢tica, pero se han reforzado con las amenazas.
?Oportunidad o amenaza?
Entre oportunidad y amenaza, el uso de Internet y de las Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y la Comunicaci¨®n (TIC) en ?frica abre un debate de dif¨ªcil soluci¨®n. ?Abrir¨¢ a¨²n m¨¢s la brecha entre el continente y los pa¨ªses del Norte o brindar¨¢ la oportunidad para que ?frica consiga reducir las diferencias forjadas por siglos de desigualdades? Ni siquiera las cifras ayudan a deshacer el entuerto. Por un lado, la penetraci¨®n de Internet en la regi¨®n es la m¨¢s baja del mundo, con un 15,6% en junio de 2012, seg¨²n el Internet World Stats, frente a un 34,3% del conjunto del planeta. Pero al mismo tiempo en poco m¨¢s de una d¨¦cada, desde el a?o 2000, el n¨²mero de internautas africanos se ha incrementado un 3.606,7%, un aumento dif¨ªcil de imaginar. Y un reciente informe del Mckinsey Global Institute se?ala que en las ciudades africanas el 50% de la poblaci¨®n est¨¢ conectada.
Actualmente, ?frica subsahariana es la regi¨®n del mundo en la que m¨¢s crece el uso del tel¨¦fono m¨®vil y pr¨¢cticamente siete de cada diez africanos tiene uno de estos aparatos. En estos ¨²ltimos a?os de explosi¨®n del uso, muy vinculado a Internet, los usuarios africanos han demostrado un dinamismo que se expresa en la creatividad para dar a estas tecnolog¨ªas usos similares a los que se presentan en cualquier otra parte del mundo, e incluso, m¨¢s imaginativos. Sin entrar en dimensiones como la del comercio, la econom¨ªa, las finanzas, la educaci¨®n o la sanidad, en el ¨¢mbito social, los usuarios de la red de redes exprimen todas sus posibilidades e imaginan otras nuevas, desde el control de la transparencia democr¨¢tica, hasta el fomento de la participaci¨®n pol¨ªtica, pasando por la contestaci¨®n, la cr¨ªtica o la disidencia. El emergente colectivo de l¨ªderes surgidos del entorno digital se van convirtiendo en referentes e interlocutores para la clase pol¨ªtica, pero tambi¨¦n para la sociedad. Los pol¨ªticos saben que son vigilados y la sociedad que tiene nuevas herramientas para controlar sus destinos.
La despedida de 2012 fue dram¨¢tica en Abidjan. Una avalancha en un estadio de f¨²tbol en el que se estaba celebrando el fin de a?o provoc¨® alrededor de sesenta muertos. Las redes de ciberciudadanos que se hab¨ªan activado durante la crisis electoral de 2010 se movilizaron, como canal de duelo, como medio de asistencia a los afectados y como altavoz de las cr¨ªticas a las autoridades a las que se ped¨ªa respuestas y una investigaci¨®n rigurosa de lo ocurrido, a trav¨¦s del hashtag #DramePlateau. Diaby Mohamed y Cyriac Gbogou, dos de los blogueros m¨¢s influyentes del pa¨ªs, fueron retenidos por la polic¨ªa, acusados de ¡°interferir el funcionamiento de la administraci¨®n¡±. La reacci¨®n fue inmediata e internacional. Otras comunidades de ciberactivistas pr¨®ximas, como la senegalesa, y otras m¨¢s alejadas, como la de la di¨¢spora, hicieron correr la noticia como la p¨®lvora a trav¨¦s de las redes sociales. Mohamed y Gbogou fueron puestos en libertad r¨¢pidamente por las autoridades despu¨¦s de un interrogatorio rutinario.
El propio Gbogou est¨¢ seguro de que la difusi¨®n de su detenci¨®n fue fundamental en su puesta en libertad. ¡°La fuerza de esta comunidad nacional (marfile?a), panafricana e internacional ha jugado un papel determinante en nuestra liberaci¨®n¡±, afirma Gbogou desde Abidjan.
En mayo del a?o siguiente, el Gobierno senegal¨¦s expulsaba al bloguero chadiano Makaila Nguebla. Este ciberactivista estaba exiliado en el pa¨ªs de ?frica occidental desde 2005 debido a las cr¨ªticas hacia el Gobierno de Idriss D¨¦by. Precisamente, la expulsi¨®n sin previo aviso rumbo a Guinea Conakry (donde el bloguero no ten¨ªa ning¨²n contacto) se produjo en medio de negociaciones entre pol¨ªticos senegaleses y chadianos para propiciar un acercamiento entre los ejecutivos. La controvertida deportaci¨®n activ¨® inmediatamente una campa?a iniciada por la comunidad de ciberactivistas senegaleses, en la que Nguebla estaba muy integrado, para presionar a su Gobierno. A trav¨¦s del hashtag #FreeMakaila, la actuaci¨®n de las autoridades senegalesas se expuso en la picota de las redes sociales. Poco m¨¢s de un mes despu¨¦s de su aterrizaje en Conakry, el Ministerio de Asuntos Exteriores franc¨¦s le tramitaba un visado de larga duraci¨®n, gestionaba su traslado a Par¨ªs y le allanaba el camino para acceder al estatus de asilado pol¨ªtico.
Ciberactivistas africanos: la comunidad 'glocal'
Las comunidades africanas de usuarios de las redes sociales se encuentran en un periodo de aut¨¦ntica expansi¨®n, donde se est¨¢ produciendo una curiosa paradoja, mientras se refuerzan las comunidades locales tratan de establecer v¨ªnculos fuertes entre ellas. Quiz¨¢ el ejemplo se encuentra en Twitter, con las etiquetas (hashtags) nacionales que en los ¨²ltimos a?os se han ido estableciendo con fuerza. Los grupos de tuiteros m¨¢s relacionados entre s¨ª, con un contacto m¨¢s habitual, han ido poniendo en marcha iniciativas con las que pretenden que los usuarios identifiquen el lugar desde el que tuitean. Las f¨®rmulas m¨¢s populares son dos. En una de ellas se compone la etiqueta con la almohadilla la palabra team y el c¨®digo telef¨®nico del pa¨ªs, como #team221 para Senegal o #team225 para Costa de Marfil. La segunda opci¨®n es el uso de palabras en lenguas locales que hacen referencia al piar de los p¨¢jaros o a la comunicaci¨®n (habitualmente informal) como el #kebetu (piar, en wolof) senegal¨¦s o el #kpakpatoya (divulgar, en nouchi).
Mientras estos grupos animan el sentido de pertenencia y el esp¨ªritu de comunidad con estas herramientas, tratan de buscar lazos de uni¨®n con otras comunidades vecinas. Estas dos din¨¢micas, la local y la global (o al menos transnacional) se desarrollan en paralelo, se complementan y no parecen entrar en ninguna contradicci¨®n. Ni las etiquetas son banderas, ni las comunidades rivales. De hecho, los usuarios senegaleses utilizan el #kpakpatoya cuando el mensaje se refiere a sus ¡°vecinos¡± marfile?os y estos emplean #kebetu para intervenir en las conversaciones de sus compa?eros senegaleses en un mundo virtual sin fronteras nacionales.
Nguebla recuerda desde la capital francesa que la cibercampa?a de solidaridad se expres¨® en ¡°una movilizaci¨®n en diferentes lugares del mundo¡± y se?ala con satisfacci¨®n que esta iniciativa gener¨® ¡°pasi¨®n y admiraci¨®n en la juventud africana¡±. Cyriac Gbogou tiene muy presente que recibi¨® el apoyo de los ciberactivistas panafricanos durante su retenci¨®n en Costa de Marfil, por eso en el caso de #FreeMakaila afirma: ¡°Fue por ese motivo por lo que no dude en ayudar, en la medida de lo posible, a Makaila¡±.
Los ciberactivistas han ido tomando conciencia, en paralelo, de su vulnerabilidad, pero tambi¨¦n de su poder y a fuerza de amenazas han ido reforzando esas alianzas panafricanas. La plataforma Africtivistes es la materializaci¨®n de esta corriente cibermilitante, de momento impulsada desde los pa¨ªses del ?frica franc¨®fona, pero con potencial de aglutinar a ciberciudadanos de procedencias distintas. ¡°El objetivo es federar a todos los blogueros, activistas y periodistas para hacer frente a los desaf¨ªos relacionados con la libertad de expresi¨®n, el buen gobierno o el d¨¦ficit democr¨¢tico al que se enfrentan muchos pa¨ªses africanos¡±, se?ala Makaila Nguebla. Desde su propia experiencia el bloguero chadiano no olvida que esta uni¨®n es el resultado ¡°de la toma de conciencia colectiva, de unos y otros, ante las detenciones arbitrarias o las expulsiones injustas de blogueros activistas y periodistas que se han producido en los ¨²ltimos a?os¡±.
Se presenta como ¡°la liga de ciberactivistas africanos para la democracia¡± y su divisa es ¡°?El ?frica de ma?ana para nosotros y por nosotros! Nosotros vigilaremos, nosotros velaremos, nosotros garantizamos. Ya no tenemos que esperar a que los dem¨¢s decidan por nosotros¡±. Despu¨¦s de un largo proceso de maduraci¨®n, la web que acompa?a este proyecto, todav¨ªa en un estado muy embrionario, se activ¨® el pasado 7 de febrero.
Detr¨¢s de esta plataforma est¨¢ la mano de un grupo de blogueros y tuiteros entre los que se encuentran algunos de los m¨¢s activos y m¨¢s influyentes de ?frica occidental, como el marfile?o Cyriac Gbogou o el senegal¨¦s Cheikh Fall, y de la di¨¢spora como la Anna Gueye. Desde Dakar, Fall plantea como objetivo de esta plataforma la generaci¨®n de lo que llama ¡°ciudadan¨ªa aumentada¡±, que implica que los ciberactivistas ¡°se posicionen como vig¨ªas¡± y creen ¡°una buena masa de opini¨®n cr¨ªtica para interpelar a los pol¨ªticos sobre el respeto a las misiones que se les han confiado¡±. Gbogou, por su parte, pone el acento en la dimensi¨®n panafricana cuando se?ala: ¡°Puede servir (la plataforma) para compartir experiencias pero tambi¨¦n para formar una comunidad fuerte cuyo objetivo ser¨¢ participar en las decisiones de nuestros estados y, sobre todo, de ?frica¡±.
El ciberactivista marfile?o introduce as¨ª la conciencia o, al menos, la voluntad de formar una comunidad cohesionada: ¡°Las fronteras son un freno al desarrollo. Por eso, nuestra generaci¨®n intenta dejar su huella mostrando que a pesar de las fronteras somos uno. Los problemas de mi vecino se convierten en los m¨ªos ya que todos vivimos las mismas realidades¡±. Y esa uni¨®n se plantea como una evidencia que se ha presentado ante las actividades de las comunidades locales. Para Cheikh Fall ¡°las redes se han ido interconectado con el tiempo y la din¨¢mica africana se ha impuesto progresivamente¡±. Estas visiones demuestran que en sus primeros pasos los ciberactivistas de ?frica occidental no pensaban en trascender sus territorios nacionales, pero se ha impuesto la realidad de un entorno virtual sin fronteras. ¡°Las diferentes luchas desarrolladas en los diferentes pa¨ªses tienen similitudes y esto ha facilitado una puesta en red que hoy se puede considerar como el resultado de diversas acciones comunes¡±, se?ala Fall.
En este mismo sentido, el bloguero chadiano Makaila Nguebla, tambi¨¦n vinculado a esta plataforma, se?ala que pretenden ¡°actuar a escala continental a favor de las poblaciones africanas para liberar al continente de las situaciones tr¨¢gicas y dram¨¢ticas a las que han conducido algunos actores pol¨ªticos o las intervenciones extranjeras¡±.
Los protagonistas de los diferentes pa¨ªses africanos coinciden. Nguebla habla de ¡°globalizaciones de las ideas¡± y de ¡°intentar provocar cambios sociales profundos gracias a una militancia ciudadana con ambiciones continentales. Gbogou se confiesa ¡°feliz de ver una juventud africana que sue?a con la democracia y la libertad de expresi¨®n en sus pa¨ªses¡± y ¡°con una verdadera unidad africana¡±. Mientras que Cheikh Fall advierte de la emergencia de una ¡°revoluci¨®n¡± de la ¡°democracia participativa a trav¨¦s del entorno digital¡±.
Poco a poco los proyectos se van poniendo en com¨²n y se van uniendo a esta plataforma los ciberactivistas. Ya hay miembros de Senegal, Costa de Marfil, Djibuti, Benin, Chad o Guinea Conakry. Y la telara?a de cibermilitantes africanos se va reforzando.
Carlos Bajo Erro (Pamplona, 1978) es licenciado en Periodismo y se dedica a la comunicaci¨®n on-line. Especialista en comunicaci¨®n en ?frica. Miembro del Centre d¡¯Estudis Africans i Interculturals (CEA) de Barcelona y del Grup d¡¯Estudis de les Societats Africanes (GESA). Es coautor de 'Redes sociales para el cambio en ?frica' junto a Antoni Castel (Los libros de la catarata, Madrid, 2013, 104 p¨¢ginas). En ¨¦l hace una radiograf¨ªa sobre el uso de las TIC en ?frica y estudia m¨¢s profundamente casos paradigm¨¢ticos de uso de las redes sociales en procesos pol¨ªticos, como las elecciones presidenciales en Senegal y en Ghana en 2012 o la contestaci¨®n pol¨ªtica en Angola, a partir de marzo de 2011.
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