La justicia espa?ola deja de combatir la ablaci¨®n
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Cuchillos como este se utilizan para realizar la ablaci¨®n. / A.A. (EL PA?S)
Una peque?a omisi¨®n, apenas percetible, aumentar¨¢ el riesgo de hasta 17.000 ni?as en Espa?a de sufrir la ablaci¨®n de su cl¨ªtoris. Hablamos de la reforma de la Ley Org¨¢nica 6/1985 del Poder Judicial que fue aprobada el 27 de febrero en el Congreso con los votos del Partido Popular y que esta semana pasa por el Senado. El nuevo texto ha dejado bajo m¨ªnimos la llamada justicia universal, es decir, la capacidad de los tribunales espa?oles para perseguir delitos cometidos por personas espa?olas o extranjeras fuera del territorio nacional. El ejemplo m¨¢s claro fue, en su d¨ªa, la detenci¨®n del chileno Augusto Pinochet por orden del juez Garz¨®n para ser procesado en Espa?a por cr¨ªmenes durante 17 a?os de dictadura.
El texto vigente hasta ahora, que fue aprobado por el Gobierno de Zapatero en 2005, se refer¨ªa a la ablaci¨®n del cl¨ªtoris como un delito perseguible "siempre que los responsables se encuentren en Espa?a". Esto posibilitaba la persecuci¨®n extraterritorial de esta pr¨¢ctica cuando la comisi¨®n del delito ten¨ªa lugar en el extranjero, ya que en la mayor¨ªa de los casos se lleva a cabo aprovechando viajes a los pa¨ªses de origen de las familias que residen en Espa?a. En la nueva norma, esta menci¨®n ha desaparecido.
La mutilaci¨®n genital femenina est¨¢ reconocida internacionalmente como una violaci¨®n de derechos humanos, pero a¨²n as¨ª, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) calcula que se realiza anualmente a unos tres millones de ni?as en varios pa¨ªses ?frica y Oriente Medio donde esta pr¨¢ctica se considera una tradici¨®n. En Espa?a, 17.000 ni?as de entre 0 y 14 a?os corren el riesgo de sufrirla, seg¨²n los ¨²ltimos datos presentados por el Departamento de Antropolog¨ªa Social y Cultural de la Universitat Autonoma de Barcelona (UAB) junto a la ONG Wassu Gambia Kafo. La ablaci¨®n es un rito de iniciaci¨®n a la edad adulta que consiste en el corte parcial o total del cl¨ªtoris. Lejos de aportar alg¨²n beneficio para la salud, esta pr¨¢ctica acarrea graves da?os a las mujeres, que sufren dolores intensos, hemorragias, t¨¦tanos, sepsis, infecciones, lesiones en la regi¨®n genital y, a largo plazo, alto riesgo de quistes, esterilidad, complicaciones en el parto y muerte del reci¨¦n nacido, seg¨²n la OMS.
La omisi¨®n de esta pr¨¢ctica en la nueva norma incrementa el riesgo de que padres africanos residentes en Espa?a decidan mutilar a sus hijas cuando viajen a sus pa¨ªses de origen. As¨ª lo advierten desde la ONG M¨¦dicos del Mundo, que se ha dirigido a los grupos parlamentarios para pedir que vuelvan a incluir este supuesto y aseguren la protecci¨®n de estas menores. "Lo m¨¢s importante es la prevenci¨®n y el trabajo con las familias para que la pr¨¢ctica vaya remitiendo, pero la posibilidad de sanci¨®n es muy importante porque nos ayuda a convencer a los padres de que no pueden mutilar a sus hijas, es un elemento disuasorio esencial", explica Anunciaci¨®n P¨¦rez, presidenta de M¨¦dicos del Mundo en Arag¨®n.
Una simple exploraci¨®n ginecol¨®gica basta para saber si una ni?a ha sido mutilada, pero no es tan sencillo determinar quien ha sido el responsable y aplicar un castigo. Pese a que la Ley Org¨¢nica que ha estado vigente hasta ahora permit¨ªa perseguir este delito, en Espa?a solo ha habido una condena a una mujer, una madre senegalesa, pero fue anulada por el Supremo posteriormente. El tribunal consider¨® que se hab¨ªa condenado injustamente a la mujer porque no era posible determinar si la ablaci¨®n del cl¨ªtoris de su hija de seis a?os se hab¨ªa realizado con su consentimiento. "En Espa?a es dif¨ªcil que alguien lo haga pero cuando los padres llevan a sus hijas de viaje al pa¨ªs de origen, muchas veces son las abuelas quienes lo hacen", describe P¨¦rez. Por esta raz¨®n, la Audiencia Nacional absolvi¨® el pasado diciembre a una pareja gambiana. El juez determin¨® que la mutilaci¨®n de sus dos hijas hab¨ªa sido realizada por la abuela materna de las ni?as cuando toda la familia viaj¨® a Gambia, aprovechando que la madre de las peuqe?as hab¨ªa salido de viaje para visitar a otros parientes. En este caso, el testimoino de la hija mayor fue clave para determinar lo ocurrido.
La modificaci¨®n de la Ley Org¨¢nica es un paso atr¨¢s en la carrera por salvaguardar los derechos y la integridad sexual de las ni?as africanas. "Hay voluntad de trabajar contra la ablaci¨®n y nos consta que el Gobierno y las administraciones p¨²blicas han dado pasos para combartirla", asegura P¨¦rez, quien dice no entender por qu¨¦ se suprime del texto una cuesti¨®n tan necesaria y que no cuesta ning¨²n esfuerzo dejar como estaba.
Adem¨¢s, con la reforma prevista se teme tambi¨¦n que muchasmujeres v¨ªctimas de trata de seres humanoscon fines de explotaci¨®n sexualqueden tambi¨¦n desprotegidas, puesto que el texto exige que las v¨ªctimas tenganresidencia habitual en Espa?apara poder perseguir a sus tratantes, algo extremadamente dif¨ªcil de demostrar, porque las mujeres afectadas suelen ser trasladadas de residencia tanto dentro como fuera de nuestras fronteras continuamente para asegurar su aislamiento y es habitual que las mantengan indocumentadas durante todo el tiempo que permanezcan en Espa?a para que sean m¨¢s vulnerables a las coacciones.
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