Deberes, ?s¨ª o no?
?Ayudan a consolidar conocimientos? ?Sirven para crear h¨¢bitos de trabajo? Las opiniones est¨¢n divididas, pero todas abogan por racionalizarlos
"Tenemos el sistema educativo con m¨¢s horas lectivas de Europa, y a continuaci¨®n metemos hasta tres horas m¨¢s de trabajo en casa¡ No tiene sentido¡±, reflexiona Enric Roca, profesor de Pedagog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, para entrar en el debate ¡°deberes no, deberes s¨ª¡± que se ha reabierto con la propuesta del Gobierno franc¨¦s de prohibirlos en Primaria. Una decisi¨®n con la que se alinean algunos pedagogos, al considerar que los ni?os se sobrecargan en casa con aquello que deber¨ªan haber trabajado en la escuela. Y que critica, por ejemplo, la Confederaci¨®n Cat¨®lica de Padres de Alumnos (CONCAPA) con el argumento de que esa carga extraescolar ¡°ayuda a crear h¨¢bito de trabajo, de orden y superaci¨®n, estimula el aprendizaje, la responsabilidad y el dominio de destrezas (razonamiento, memoria¡); la familia debe implicarse, y, l¨®gicamente, requiere disciplina y esfuerzo¡±. Roca representa una suerte de t¨¦rmino medio. Cree que los deberes pueden ser beneficiosos, crear buenos h¨¢bitos, siempre que no se planteen como una prolongaci¨®n del colegio ni colapsen el tiempo no lectivo del alumno. Suele ocurrir justo al contrario, seg¨²n lamenta. ¡°Deberes como ampliaci¨®n o consolidaci¨®n de aprendizajes del aula, s¨ª; como obligaci¨®n de hacer lo que no ha dado tiempo o no se ha entendido en la escuela, no¡±, diferencia la pedagoga Maite Rodr¨ªguez Est¨¦vez, que hace notar c¨®mo la propia palabra remite a obligaci¨®n, a ¡°algo chungo¡±. Estima que no deber¨ªan empezar antes de 3? de Primaria, y no ocupar m¨¢s de una hora diaria, tiempo de lectura incluido; a partir de 6?, hora y media; en Secundaria, ¡°no m¨¢s de dos horas¡±, calcula. ¡°Los ni?os han de ser ni?os, jugar, tener vida¡±, enfatiza. Haberse movido antes de sentarse en una mesa, que debe estar en un espacio adecuado, luminoso. ¡°El movimiento es la puerta del aprendizaje¡±, remacha. Los padres, acompa?ando, dando confianza, pero nunca adoptando el rol de profesor; potenciando los logros, evitando poner el acento en los objetivos que no se alcanzan.
Lo que, en general, se cuestiona no es tanto la tarea en s¨ª misma como su exceso, su desmesura. Un 32,9% del alumnado navarro de Primaria y Secundaria dedica a ellos un m¨¢ximo de una hora diaria; el 50,7%, entre hora y media y dos horas y media; el 11,6%, tres y m¨¢s horas diarias. Son datos del Consejo Escolar de aquella comunidad, que en 2011 elabor¨®, a instancias del Defensor del Pueblo auton¨®mico, un informe sobre su incidencia en los hogares, con una constataci¨®n importante: ¡°Hay un determinado n¨²mero de alumnos que no disponen de nivel cultural o econ¨®mico para tener en casa extensas bibliotecas, ordenadores o conexi¨®n a Internet. Las tareas para casa las cumplen m¨¢s y mejor los alumnos favorecidos, creando mayores diferencias formativas entre unos y otros, y ampliando la brecha del estrato cultural entre los alumnos en la sociedad¡±.
En esta idea incide la Confederaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), muy cr¨ªtica con el ?aumento en los ¨²ltimos a?os del tiempo que los menores dedican a hacer lo que les manda el docente para casa. Defiende que deber¨ªa ser formaci¨®n complementaria, ¡°con apoyo de las bibliotecas, museos, asociaciones y recursos del entorno escolar, con actividades relacionadas con la lectura, la investigaci¨®n y el uso de las Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y Comunicaci¨®n (TIC); deber¨ªan poder hacerse sin la ayuda de un adulto¡±, propone.
Rodr¨ªguez Est¨¦vez recuerda que la tarea escolar no tendr¨ªa por qu¨¦ ser sin¨®nimo de cuadernillo. Deber¨ªa ser, reforzar la lengua elaborando la lista de la compra, y las matem¨¢ticas calculando las medidas para un bizcocho; ir a la biblioteca; leer o resolver dudas delante de Internet. ¡°Desarrollar competencias, no contenidos¡±, insiste. ¡°Memorizar es bueno, pero cosas significativas, que aporten valor, que sean ¨²tiles. Hemos de repensar qu¨¦ queremos pedirles, qu¨¦ van a necesitar los alumnos el d¨ªa de ma?ana. Si queremos evaluar por competencias, eso es lo que tendr¨ªamos que potenciarles, ?no?¡±, se pregunta.
Los ni?os finlandeses no dedican m¨¢s de media hora diaria a los deberes, en su pa¨ªs no son importantes; los coreanos han de ir a una academia privada despu¨¦s de clase para no perder comba. As¨ª, de manera tan radicalmente opuesta, se lo han planteado los dos modelos educativos m¨¢s exitosos del mundo. Mientras que en Espa?a machacamos mucho para obtener luego unos resultados mediocres. Enric Roca habla de ¡°alumnos secuestrados desde el ¨¢mbito acad¨¦mico¡±. Considera que, como mar de fondo, existe un exceso de contenidos y metodolog¨ªas mal planteadas, herederas de un sistema que preconiza que todos los alumnos de una misma edad han de ir a la par, sin tener en cuenta que cada cerebro funciona de manera, y a un ritmo, diferentes.
El especialista empieza hablando de deberes y termina reflexionando sobre el sistema educativo. El exceso de los primeros se puede extrapolar y ser considerado un s¨ªntoma de que lo segundo no marcha. ¡°La falta de calidad no se compensa con cantidad. Si voy mal en matem¨¢ticas, doy m¨¢s matem¨¢ticas¡ ?No! Reflexiona sobre c¨®mo est¨¢s dando esas matem¨¢ticas, porque hacer lo mismo, pero m¨¢s, llevar¨¢ al mismo fracaso¡±, razona. Mientras que CEAPA acusa al sistema educativo de ¡°echar balones fuera¡±, mandando deberes a casa cuando el problema estriba en que la ense?anza que ofrece es ¡°poco motivadora, poco pr¨¢ctica y alejada de la cultura audiovisual en la que ha crecido el alumnado¡±; y pide la reforma del curr¨ªculo educativo ¡°para establecer un sistema educativo de la sociedad del siglo XXI¡±.
Enric Roca apela a una mayor personalizaci¨®n, trabajo por proyectos vitales, con el profesorado haciendo equipo y con la ayuda de las TIC. Y con tareas, por qu¨¦ no, pero razonables, adecuadas, y con apoyo desde casa.
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