El francotirador y Manolo ¡®El del Bombo¡¯
Voto siempre, porque no todos me disgustan por igual y sobre todo porque si no voto yo, votan por m¨ª
Querido F., me reprochas que en mis cr¨ªticas al nacionalismo catal¨¢n pese mucho la necesidad de no ser nacionalista espa?ol, y que a¨²n profese la vieja creencia en la utilidad de la distinci¨®n entre izquierda y derecha y que por ello critique la indefinici¨®n de UPyD y Ciutadans. Ambos reproches son justos. Es m¨¢s, yo dir¨ªa que, al menos en el primero, te quedas corto: no es que pese mucho en mis art¨ªculos la necesidad de no ser nacionalista espa?ol; es que pesa mucho en todo lo que hago. Y quiz¨¢ deber¨ªa pesar m¨¢s, porque para m¨ª el nacionalismo espa?ol es tan malo como el nacionalismo catal¨¢n, o peor, y tan malo como cualquier otro; la raz¨®n es que el nacionalismo, que fue una ideolog¨ªa de libertad en el siglo XIX, en el XX se volvi¨® lo contrario. En esto, creo, estamos de acuerdo. Pero me parece que t¨² piensas que, a diferencia del nacionalismo catal¨¢n, el espa?ol ya no existe o es cosa de cuatro frikis. Ah¨ª es donde discrepamos: yo, en Espa?a, veo el nacionalismo espa?ol por todas partes, igual que, en Francia o Inglaterra, veo por todas partes el nacionalismo franc¨¦s o ingl¨¦s (raz¨®n por la cual no hay manera de que avance la ¨²nica cosa un poco sensata que hemos inventado, que es una Europa unida). A los espa?oles el nacionalismo espa?ol nos viene casi de serie, como a los coches el aire acondicionado. Esto lo dice un amigo madrile?o y madridista y residente en Barcelona que tiene una amiga madrile?a residente en Nueva York que, cada vez que viene a Catalu?a, se irrita cuando descuelga el tel¨¦fono de la habitaci¨®n de su hotel y en recepci¨®n le contestan con un ¡°Bon dia¡±. Sobra decir que lo que hace el PP con el catal¨¢n en Valencia o Arag¨®n es puro nacionalismo ling¨¹¨ªstico. En resumen: la cr¨ªtica del nacionalismo deber¨ªa empezar por la cr¨ªtica del nacionalismo propio.
En cuanto al reproche de que siga creyendo en la vieja distinci¨®n entre derecha e izquierda, tambi¨¦n me parece justo, aunque es como si me reprocharas que siga creyendo en la vieja distinci¨®n entre el Norte y el Sur. La derecha y la izquierda no son, como cre¨ªan las viejas izquierda y derecha, conceptos absolutos, sino relativos, meramente orientativos, pero indispensables (igual que los conceptos de Norte y Sur): son una forma de que entendamos a la primera si un partido est¨¢ a favor de una mayor o menor intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa, a favor de una sanidad o una educaci¨®n sobre todo privadas o sobre todo p¨²blicas, a favor o en contra del aborto, etc¨¦tera. No es que izquierda y derecha se den sin impurezas en un partido o una persona (a menudo se dan mezcladas), y adem¨¢s uno no es de derechas o de izquierdas a secas, sino m¨¢s de derechas o m¨¢s de izquierdas en esto o en aquello. Dices que en los pa¨ªses avanzados esa distinci¨®n ya no rige. No es cierto. Viajo mucho, quiz¨¢ demasiado, y no conozco ning¨²n pa¨ªs donde no rija, aunque con distintos nombres: liberales en EE UU, laboristas en UK, socialdem¨®cratas en Alemania o Suecia. Es verdad que se ha puesto de moda decir lo que t¨² dices, y que algunos partidos han intentado practicarlo: en nuestra democracia quiz¨¢ el primero fue el CDS de Su¨¢rez, y el ¨²ltimo, UPyD; ambos trataron, o tratan, de recoger votos a izquierda y derecha ¨CFraga le reprochaba con raz¨®n al Su¨¢rez del CDS que en Madrid fuera de izquierdas y en ?vila de derechas¨C, igual que en Catalu?a los trileros que defienden el llamado derecho a decidir tratan de recoger votos de independentistas y de no independentistas. Eso, en casi todas partes, recibe un nombre: populismo.
Como ya has notado, no me gustan mucho UPyD y Ciutadans, con los que t¨² pareces identificarte; lo peor es que tampoco me gusta el PSOE, ni el PP, ni ninguno de los dem¨¢s partidos. Esto no significa que no vote en las elecciones; al contrario: voto siempre, porque no todos me disgustan por igual y sobre todo porque si no voto yo, votan por m¨ª. Pero s¨ª significa que se me puede acusar de no ser m¨¢s que un francotirador in¨²til. Jos¨¦ Andr¨¦s Rojo dec¨ªa hace poco que muchos de los que intervenimos en el debate p¨²blico ¨Ceso que antes se llamaba intelectuales¨C somos como Manolo El del Bombo, que sale a animar a cualquiera que sea de su bando. No s¨¦ si ese es ahora mismo el dilema: o hacemos de hinchas o hacemos el rid¨ªculo. Si lo es, yo prefiero hacer el rid¨ªculo. Un abrazo.
elpaissemanal@elpais.es
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