¡°Si no se perciben los beneficios de la democracia, aparece el populismo¡±
El coordinador y fundador de la organizaci¨®n internacional Social Watch saca los colores a los gobiernos del mundo cada a?o en un informe en el que se revisa si cumplieron sus promesas
Lo primero que menciona el uruguayo Roberto Bissio (1952) cuando se le pide que se describa a s¨ª mismo, es que es abuelo de una ni?a ¨C¡°y otra en camino¡± ¨C. Y que tiene dos hijas. Primero la familia, despu¨¦s sus cargos profesionales. Es coordinador de la organizaci¨®n internacional Social Watch, que cada a?o, desde 1996, publica un informe que saca los colores a gobiernos de todo el mundo con las promesas que hicieron ante la comunidad internacional y nunca cumplieron. ¡°Entonces nadie revisaba si los compromisos adquiridos por los pa¨ªses en las resoluciones de Naciones Unidas se cumpl¨ªan despu¨¦s¡±, asegura.
Su trayectoria vital hasta sentarse en las mesas de negociaciones de la ONU para la Agenda post-2015, que sustituir¨¢ a los actuales Objetivos del Milenio (ODM), est¨¢ llena de salidas y llegadas. En 1974 tuvo que dejar sus estudios de Arquitectura y abandonar su pa¨ªs cuando lleg¨® la dictadura. Recal¨® en Argentina. ¡°All¨ª empec¨¦ a dedicarme al periodismo por necesidad. Luego me gust¨®¡±. Y, sobre todo, comenz¨® su activismo en defensa de los Derechos Humanos. Primero, por solidaridad con los presos pol¨ªticos en su pa¨ªs; despu¨¦s, contra todas las dictaduras en Am¨¦rica Latina. Per¨², M¨¦xico y Brasil fueron sus siguientes destinos durante la d¨¦cada que estuvo fuera de Uruguay, adonde regres¨® tres d¨ªas antes de las elecciones de 1984.
Entretanto, hab¨ªa creado junto a otros periodistas en el exilio, la publicaci¨®n sobre desarrollo Cuadernos del Tercer Mundo, que acab¨® derivando en una organizaci¨®n civil por la justicia social internacional con el mismo nombre. Como representante de esa entidad, Bissio asisti¨® en 1995 a una conferencia de Naciones Unidas (ONU) en la que los gobiernos del mundo resolvieron dos cuestiones. ¡°Que hab¨ªa que acabar con la pobreza y lograr la igualdad entre mujeres y hombres¡±, recuerda Bissio. ?Qu¨¦ paso con aquellas promesas? La respuesta a esta pregunta fue recogida un a?o despu¨¦s en el primer informe de Social Watch.
Pregunta: ?C¨®mo se tomaron los gobiernos ese monitoreo sobre sus promesas?
Respuesta: Nos dimos cuenta que preguntar sobre las promesas que ellos mismos hacen es m¨¢s f¨¢cil que salir a demandar algo que podemos sentir como muy importante y necesario, pero susceptible de ser advertido por el demandado como agitador o subversivo. As¨ª sean derechos humanos. A la vez, la prensa siente que es algo sobre lo que deben informar en tanto que la ciudadan¨ªa pregunta. Estas han sido algunas claves en el crecimiento de Social Watch como organizaci¨®n. Desde un peque?o grupo de pa¨ªses iniciales, ahora est¨¢ presente en m¨¢s de 80, con una base ciudadana en cada uno de ellos. Nunca vamos de fuera a preguntarle a la autoridad por qu¨¦ hizo o no hizo algo. Sino que son ciudadanos u organizaciones del propio pa¨ªs las que hacen eso.
P: ?Las preocupaciones, preguntas o reclamaciones son muy distintas entre pa¨ªses?
R: La divisi¨®n que hace el sector del desarrollo entre Norte Sur, donantes y receptores, no es percibida como tal por la gente. La gente tiene problemas, dificultades y aspiraciones, y muchas veces expresa sus preocupaciones con las mismas palabras que aquellos que viven en situaci¨®n de pobreza, desempleo o discriminaci¨®n por raza¡ ya sea en Finlandia o Ruanda. No importa el nivel que ocupe en la escala de desarrollo.
La gente siente que no sirve de nada elegir un gobierno si al final lo que hacen no tiene que ver con lo que prometieron"
P: ?Se cumplen las promesas?
R: Hay un creciente grado de voluntad pol¨ªtica de los gobiernos por hacerlo. Y ya no se cuestiona la validez de las aspiraciones. Hace 20 a?os, hab¨ªa argumentos contrarios a la aplicaci¨®n de principios globales por las diferencias culturales entre pa¨ªses. Pero ya hay muy poca gente que sostenga este argumento. Pero al mismo tiempo encontramos que los gobiernos se sienten cada vez menos capaces de implementar pol¨ªticas y dar respuestas a los problemas porque hay fuerzas externas fuera de su control que se lo impiden. En Europa lo llaman pol¨ªticas de austeridad que vienen de Bruselas; en ?frica, los condicionamientos del Banco Mundial; y en otro lado hablar¨¢n de las imposiciones del Fondo Monetario Internacional. La cuesti¨®n es que se encuentran con obst¨¢culos, l¨ªmites a su capacidad de gobernar que son mayores que los que pod¨ªan tener antes. La presencia de esos obst¨¢culos externos, ya sean reales o ret¨®ricos, es la nueva amenaza a la democracia. La gente comienza a sentir de no sirve de nada elegir un gobierno si al final lo que van a hacer no tiene nada que ver con lo que prometieron.
P: ?Qu¨¦ consecuencias puede tener esa desafecci¨®n de la que habla?
R: Venimos de un per¨ªodo de enormes expectativas democr¨¢ticas en los ¨²ltimos 20 a?os. Pero se abre un nuevo per¨ªodo en el que el gran problema que est¨¢ emergiendo es la desigualdad. El crecimiento econ¨®mico, cuando lo hay, no da los resultados que se esperaban porque las ganancias est¨¢n concentradas en muy pocas manos. Justamente, no se perciben los beneficios de la democracia y aparece la tentaci¨®n del populismo en diversas maneras. Esa es una nueva tendencia preocupante que no estaba presente en la misma magnitud hace unos a?os.
P: ?Y en el terreno internacional?
R: Est¨¢ surgiendo una nueva divisi¨®n del mundo. Lo que antes era Este-Oeste y Norte-Sur, se est¨¢ recomponiendo en un sistema dominado por los pa¨ªses de la OCDE con un modelo de desarrollo similar; mientras que las potencias emergentes, con el grupo de los BRICS como l¨ªderes, est¨¢n perfil¨¢ndose como un bloque propio y separado. Esta es la tensi¨®n que existe en este momento en el multilateralismo. Ante las promesas rotas por parte de los pa¨ªses desarrollados, los BRICS van a crear su propio banco de desarrollo, con 100 mil millones de d¨®lares de capital y un fondo de reserva con otros 100 mil millones de d¨®lares. Ser¨¢ un organismo paralelo al Banco Mundial y el FMI en manos de los BRICS. Y el resto del mundo va estar enfrentado a una nueva bipolaridad en el funcionamiento de la econom¨ªa. Esto dificultar¨¢ que pueda haber metas comunes de desarrollo justo en el momento en el que se debate la Agenda post-2015. La visi¨®n optimista es que esa crisis va a ser necesaria para que se tome de nuevo en serio el papel de la ONU porque ni el grupo de los 20, ni los 7, ni ninguno de estos intentos de llevar la gobernanza mundial a mecanismos ajenos a la ONU ha dado resultado. El riesgo de esta nueva divisi¨®n va a hacer evidente la necesidad de reunificar a todos los pa¨ªses del mundo en el ¨²nico marco leg¨ªtimamente posible, que es el de la ONU.
P: ?Y c¨®mo puede la ONU pedir rendici¨®n de cuentas del cumplimiento de sus compromisos, por ejemplo, como los ODM?
R: El cumplimiento de los ODM por parte de los pa¨ªses en desarrollo es verificable o casi verificable, en tanto que existen estad¨ªsticas, metas y plazos. La discusi¨®n sobre la calidad y la disponibilidad de las estad¨ªsticas es otra cuesti¨®n. Mientras que los compromisos de los pa¨ªses desarrollados, sobre todo los expresados en el objetivo ocho que deber¨ªan hacer posible los otros, no tienen plazos ni metas cuantificables. La meta ocho habla de ayuda, de transferencia de tecnolog¨ªa, de resoluci¨®n de los problemas de deuda, la creaci¨®n de un sistema comercial y financiero justo. Todo necesario, muy importante; pero no dice cu¨¢ndo, ni c¨®mo, ni en qu¨¦ cantidad. Se vuelve inverificable. Y de hecho es la meta que no se ha cumplido.
P: Menciona el ocho como el objetivo fallido, pero de hecho es la lucha contra la mortalidad materna uno de los objetivos que peor va.
R: Hay un gran debate de c¨®mo se mide y cu¨¢les son las estad¨ªsticas. Hay distintas opiniones sobre si efectivamente se ha reducido o no. Pasa lo mismo con el primer objetivo, el de la lucha contra la pobreza, que parte de una mala definici¨®n y medici¨®n de la misma. Para la mayor¨ªa de pa¨ªses no existen estad¨ªsticas, si acaso estimaciones del Banco Mundial.
El dinero de la cooperaci¨®n que iba a gobiernos del sur se da ahora a empresas"
P: ?Quedar¨¢n corregidas estas fallas en los Objetivos post-2015? ?C¨®mo ve las negociaciones?
R: No est¨¢ claro. Por una parte parece que se va a seguir midiendo la pobreza con el umbral de ganar menos de 1,25 d¨®lares al d¨ªa. Y por otra, distintos organismos est¨¢n diciendo que el principal problema es la desigualdad, y no la pobreza absoluta de los pa¨ªses m¨¢s pobres. ?Los nuevos objetivos van a tomar ese tema como algo central? Creo que hay dos test de calidad aplicables a la nueva agenda. Uno es en qu¨¦ medida va a hablar de desigualdad, y otro es en c¨®mo se van a formular los objetivos de sostenibilidad. Y finalmente, si los pa¨ªses desarrollados van a asumir o no un compromiso serio en ambos de estos terrenos. Hasta el momento ambos temas est¨¢n sobre la mesa de discusi¨®n, pero lejos de consenso.
P: ?C¨®mo se conseguir¨ªa una sociedad menos desigual?
R: Con impuestos progresivos, pol¨ªticas de empleo, seguridad social, educaci¨®n gratuita, seguro de salud¡ la f¨®rmula es tan banal que parece extra?a. Pero funciona en pa¨ªses con reg¨ªmenes pol¨ªticos distintos. Europa lo consigui¨® hace mucho tiempo, pero ¨²ltimamente se ha dedicado a deconstruir lo que hab¨ªa construido. Las recetas y maneras de llegar a una sociedad con menos desigualdades son muy conocidas. No hay secretos.
P: Hay quienes apuntan que una importante amenaza para establecer objetivos comunes en la Agenda post-2012 es la participaci¨®n del sector privado. ?Qu¨¦ opina usted?
R: El tema claro es que hay un poder econ¨®mico en el mundo, el de las finanzas y las corporaciones, que escapa al control de los gobiernos, a¨²n de los m¨¢s poderosos. No solo cuentan con impunidad econ¨®mica y una garant¨ªa impl¨ªcita de que los estados van a rescatarlas, sino que adem¨¢s tienen impunidad desde el punto de vista criminal. Ese enorme poder est¨¢ muy vinculado con las crecientes desigualdades que hay en el mundo, con la posibilidad de las grandes fortunas de escapar a los impuestos y la incapacidad de los gobiernos de poder ejercer una verdadera soberan¨ªa fiscal. En ese marco, surge la propuesta, incluso del propio secretario de la ONU, Ban Ki Moon, de atraer a las corporaciones a la agenda de desarrollo bajo la premisa de que es una parte interesada en la fijaci¨®n de reglas en el mundo y por lo tanto debe tener un sitio en la mesa de toma de decisiones. Con lo cual, en vez de democracia global, tenemos corporativismo global. Las compa?¨ªas, que no tienen ning¨²n mecanismo democr¨¢tico y no rinden cuentas a nadie legalmente m¨¢s all¨¢ de sus propios accionistas, pasan a tener voz y voto sobre las decisiones que le afectan. Es decir, el zorro es parte interesada en el funcionamiento del gallinero y por lo tanto va a tener capacidad de veto o poder decisi¨®n.
Estoy impresionado con Uruguay, mi pa¨ªs,? porque se han realizado transformaciones que nunca cre¨ª que vivir¨ªa para verlas"
P: Pero, ?qu¨¦ problema hay en que las empresas hagan cooperaci¨®n?
R: Creo que estamos ante una consecuencia no deseada de la crisis de la cooperaci¨®n al desarrollo. Los gobiernos, en particular los europeos, est¨¢n inmersos en la austeridad y recortando pol¨ªticas sociales, por lo que dicen que tienen que sacrificar el presupuesto de cooperaci¨®n. Pero de alg¨²n lado tienen que sacar ese dinero que falta y las empresas quieren contribuir. Y hay quienes dicen que eso est¨¢ bien, que est¨¢n contribuyendo sacando dinero de sus ganancias para la cooperaci¨®n. Pero no es eso lo que est¨¢ pasando. En realidad, el dinero de la cooperaci¨®n que iba a gobiernos del sur para ayudarlos con sus programas de desarrollo se da ahora a las empresas como garant¨ªa o apoyo a las inversiones que iban a hacer de todas maneras en la b¨²squeda de sus fines. O sea, que las empresas est¨¢n tomando dinero de la cooperaci¨®n. Y luego se hace un truco contable, por el cual se contabiliza toda la inversi¨®n como parte de la cooperaci¨®n. Si esa inversi¨®n prospera, se quedan con las ganancias; si fracasa, la p¨¦rdida se socializa. Adem¨¢s de que los gobiernos est¨¢n abandonando su poder de decisi¨®n empoderando a las empresas. Esa p¨¦rdida de democracia es irreversible.
P: Hay quienes defienden que la cooperaci¨®n moderna pasa por la participaci¨®n de las empresas y romper con el esquema de pa¨ªses donantes, receptores y ONG.
R: Pero, ?d¨®nde est¨¢ modernidad de esa f¨®rmula? En realidad los pa¨ªses siempre han subsidiado a sus empresas para que intervinieran en sectores estrat¨¦gicos de otros pa¨ªses. Es algo que la Organizaci¨®n Mundial del Comercio y otros organismos internacionales tratan de frenar al considerarlo competencia desleal. Ahora, se quiere llevar a cabo esa misma pr¨¢ctica pero bendecida en nombre de la cooperaci¨®n internacional.
P: ?Qu¨¦ pa¨ªs le ha impresionado m¨¢s de todos los que ha visitado?
R: Estoy impresionado con Uruguay, mi pa¨ªs ¨Cespero no sonar chovinista- porque se han realizado transformaciones que nunca cre¨ª que vivir¨ªa para verlas. Las leyes laborales, sociales¡ ha sido el primer pa¨ªs latinoamericano en legalizar el aborto, el matrimonio igualitario, la marihuana¡ se ha formalizado el empleo dom¨¦stico, tambi¨¦n el rural. Realmente, no cre¨ª que esto fuera posible. No solo lo est¨¢n siendo, sino que adem¨¢s hay crecimiento econ¨®mico.
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