Formando l¨ªderes en el panafricanismo
En medio de un pol¨ªgono industrial de Johannesburgo a orillas de una de las grandes avenidas que el intenso tr¨¢fico ha convertido en carretera se esconde lo que muchos ya llaman la f¨¢brica de los l¨ªderes africanos.
Es la Academia Africana de Liderazgo (ALA, por sus siglas en ingl¨¦s), que al estilo modernizado de un campus americano y entre empresas e industrias de varios sectores plantea desde 2008 formar a ¡°los futuros l¨ªderes¡± del continente. Qui¨¦n sabe si el nuevo Nelson Mandela est¨¢ en estos momentos entre las cuatro paredes de este centro ideado con una clara voluntad panafricanista. Mandela o la pr¨®xima generaci¨®n de m¨¦dicos que encuentren vacunas para mejorar la salud del continente o de economistas que creen otro sistema m¨¢s justo para el repartimiento de la riqueza.
El objetivo, dicen desde el centro, no es crear una clase pol¨ªtica sino una ¡°formaci¨®n de alta calidad en econom¨ªa, educaci¨®n, banca, artes, etc.¡± que permita a ?frica dar respuesta a sus retos y problemas. ¡°?frica es nuestra inspiraci¨®n, nuestra pasi¨®n¡±, repiten.
El centro ha creado tambi¨¦n ¡°una red de trabajo¡± de 660 j¨®venes africanos sobradamente preparados, con ideas, motivaci¨®n y ganas de cambiar el rumbo de ?frica para que dispongan de una agenda de conexiones y una plataforma donde debatir, proponer y solucionar problemas comunes.
Fred Swaniker est¨¢ detr¨¢s de esta academia. Reconocido como uno de los j¨®venes a tener en cuenta por la revista Forbes, est¨¢ en la mitad de sus 30, nacido en Ghana y criado en Gambia, Botsuana, Zimbabue y Sud¨¢frica, se califica como un enamorado de ?frica que no s¨®lo ve sino que quiere promover el potencial de los m¨¢s j¨®venes. No en vano, la mitad de los mil millones de africanos tienen menos de 25 a?os pero muchos ven su futuro fuera de sus fronteras no s¨®lo nacionales sino tambi¨¦n del continente.
Detalle del escudo de la academia, con el perfil del continente y el emblem¨¢tico ¨¢rbol baobab.
Con 18 a?os Swaniker se hizo cargo de la gesti¨®n de la escuela que sus progenitores regentaban en Botsuana al morir su padre. Sin experiencia, sin estudios universitarios, que posteriormente complet¨® en Estados Unidos, afirma que le dio la suficiente confianza y seguridad en ¨¦l mismo como para con el tiempo defender a ultranza que la educaci¨®n en la adolescencia marcar¨¢ el futuro de la persona.
Coincide con el ingeniero sudan¨¦s Mo Ibrahim que uno de los mayores obst¨¢culos a que se enfrenta ?frica es la ausencia de l¨ªderes con capacidad de transformar un continente y cohesionarlo socialmente, con un enorme potencial demogr¨¢fico.
Con estas premisas, el ghan¨¦s empez¨® a tejer complicidades con organizaciones para fundar ALA, por la que cada a?o pasa un centenar de alumnos, de entre 16 y 19 a?os, hombres y mujeres a partes iguales, llegados de todos los rincones del inmenso continente y, aseguran, de ¡°todas la condiciones sociales y econ¨®micas¡±.
La selecci¨®n de los candidatos es un largo proceso. En juego est¨¢n ayudas econ¨®micas parciales o becas que cubren dos a?os de cursos academias e internado en este centro de Johannesburgo. Entidades diversas buscan a estos l¨ªderes en escuelas u organizaciones comunitarias porque m¨¢s que la brillantez acad¨¦mica se valora especialmente que sean j¨®venes que ya se preocupen y trabajen en resolver los problemas de sus respectivas comunidades. Al final s¨®lo el 0,5% de las 4.000 solicitudes formalizadas en 2013 han tenido un pupitre en la escuela.
A Brian Ngugi, de 18 a?os y natural de Kenia, le ha costado dos intentos ingresar en esta escuela. Su primera solicitud no pas¨® los requisitos, as¨ª que en la segunda se esmer¨® m¨¢s a la hora de escribir su motivaci¨®n, buscar sus cartas de recomendaci¨®n y completar su curr¨ªculo. Admite que no es un estudiante brillante pero tiene otras inquietudes que aqu¨ª son un tesoro.
El keniano Brian, de 18 a?os, posa en el centro del campus. Foto: Marta Rodr¨ªguez
Ngugi dice que a sus ¡°16 a?os¡± ya fue ¡°CEO en la empresa Ecolight que prove¨ªa de electricidad a la escuela¡± en realidad un proyecto del centro p¨²blico de secundaria donde acud¨ªa y que form¨® parte de AKAD Africa, una entidad involucrada en la educaci¨®n de los j¨®venes kenianos, adem¨¢s de haber participado ya en varios seminarios y competiciones.
En ALA, el chico compagina sus estudios con la gesti¨®n compartida con otros compa?eros de un proyecto de empresa. La academia fomenta que los estudiantes experimenten, prueben y si hace falta se equivoquen a la hora de poner en marcha empresas, como parte de su aprendizaje y formaci¨®n.
Son los llamados proyectos de emprendedores, en los que los alumnos tienen que poner en pr¨¢ctica un plan de negocio, ya sea vendiendo pasteles, fruta o vegetales, montando una peluquer¨ªa en el campus o grabando las historias personales de los participantes.
Pasteles caseros para vender, como proyecto de los emprendedores. Foto: Marta Rodr¨ªguez
En a?os anteriores, estudiantes crearon lociones antimosquitos que vendieron en perfumer¨ªas de alta gama y cuyos ingresos repercutieron en la lucha contra la malaria en ?frica. Lo de menos es, casi, el ¨¦xito de la iniciativa porque el fracaso alimenta nuevas ideas y acerca el ¨¦xito.
En el caso de Ngugi, es una iniciativa que proporciona servicios de sonido e imagen a la propia escuela. Por ello, cobra, como en la econom¨ªa real.
Esos proyectos escolares no son m¨¢s que la puesta en pr¨¢ctica de que los liderazgos se afianzan no por las grandes teor¨ªas sino por la experiencia, como sostiene Swaniker.
Tras los dos a?os en Johannesburgo, el joven keniano se ve cursando estudios universitarios en Estados Unidos, gracias a los convenios de ALA con centros de nivel, con el compromiso que los estudiantes regresen con una titulaci¨®n reconocida a ?frica, cumpliendo el contrato que firman en la matr¨ªcula.
Le gusta actuar y bailar pero esta joven ghanesa ve su futuro en los negocios. Foto: Marta Rodr¨ªguez
El continente, ?frica, es el centro o mejor el horizonte del curr¨ªculo de ALA. El primer a?o de estancia se basa en cursos multidisciplinarios siguiendo el modelo Cambridge, con un tronco de ingl¨¦s, matem¨¢ticas, liderazgo, emprendimiento y estudios africanos. Ya en el segundo y ¨²ltimo curso, se a?aden las ciencias, las humanidades, el comercio y el franc¨¦s y para los m¨¢s adelantados, hay materias sobre la investigaci¨®n en las ciencias o humanidades.
De Nigeria ha llegado hasta Sud¨¢frica Nana Ama Temeng. Brillante oradora, 16 a?os, encaja perfectamente en ese perfil que ALA quiere potenciar. ¡°Mi pasi¨®n es mejorar mis capacidades para mejorar las condiciones de los j¨®venes africanos. Necesitamos trabajar juntos para ayudarlos¡±, dice casi de carrerilla cogiendo aire y aprovechando para sonre¨ªr. ¡°Me gusta actuar, creo que ser¨ªa una buena actriz, ?no?¡±, pregunta.
Lleva chaqueta morada del uniforme, cl¨¢sico al estilo ingl¨¦s, como casi todos los estudiantes que acaban de salir de una de las asambleas donde se conmemoran las independencias de los pa¨ªses africanos o los participantes explican sus historias personales, lo que sirve no s¨®lo para conocerse entre ellos sino sobre todo ejercitar la oratoria.
Temeng, nacida en Ghana, estudi¨® en una escuela privada de Nigeria y fue su padre qui¨¦n la anim¨® a optar a ALA, para potenciar su ¡°gusto por las relaciones internacionales¡± y su inter¨¦s ¡°por los negocios¡±.
De momento, tiene dos a?os por delante para cultivar y cuidar esa ¡°pasi¨®n por ?frica¡±.
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