Por qu¨¦ Internet est¨¢ obsesionado con humillar a las princesas Disney
No hay tendencia m¨¢s irreductible en la Red que la de dibujar a los personajes cl¨¢sicos de la casa en las peores situaciones adultas
En las ¨²ltimas d¨¦cadas, hemos sido testigos de c¨®mo se pulverizaba el halo de glamur e inaccesibilidad que envolv¨ªa a las monarqu¨ªas occidentales. Hemos visto al marido de la princesa Estefan¨ªa de M¨®naco ¨CDaniel Ducret¨C trajinarse a una modelo al borde de una piscina; al rey Gustavo de Suecia reconocer que particip¨® en org¨ªas y al pr¨ªncipe Enrigue de Inglaterra sacarse fotos ataviado con una esv¨¢stica o directamente desnudo. ?Si los arist¨®cratas de carne y hueso han demostrado que sus vidas pueden ser tan poco mod¨¦licas como la de cualquiera, por qu¨¦ iba a ser distinto en el caso de los de ficci¨®n?
Internet se ha llenado en los ¨²ltimos a?os de montajes que desmitifican a los pr¨ªncipes y princesas Disney un paso m¨¢s all¨¢: Cenicienta con el ojo morado cual v¨ªctima de violencia de g¨¦nero, Ariel, atacada sexualmente por su padre, Bella imitando a Miley Cyrus sobre una bola de demolici¨®n, Blancanieves borracha; el pr¨ªncipe Aladdin (prometido novio de Yasmin) enroll¨¢ndose con H¨¦rcules. Incluso hay qui¨¦n ha dedicado su tiempo a dibujar a los pr¨ªncipes de Disney posando para un supuesto selfie completamente desnudos. La lista de reinterpretaciones y perversiones de estos ic¨®nicos personajes infantiles es m¨¢s larga que un solo de Santana, pero a diferencia de este parece que los internautas jam¨¢s se sacian de ellas. Publicaciones online como Cosmopolitan o Jezebel tiene etiquetas espec¨ªficos para agrupar las informaciones y montajes dedicados a la realeza Disney, que se han convertido ya en un g¨¦nero en s¨ª mismos.
Pero, ?c¨®mo es posible que a¨²n sigan despertando inter¨¦s y consider¨¢ndose provocativos? ¡°Al haber crecido con el id¨ªlico mundo de Disney como meta, es normal que la mayor¨ªa de las personas intenten desmitificar todo aquello imposible de alcanzar y, en cierta manera, vengarse de estos personajes a golpe de cruda realidad¡±, reflexiona Andr¨¦s Borque. Este Dj y agitador cultural es, adem¨¢s, un experto en la iconograf¨ªa Disney, organiza fiestas tem¨¢ticas e incluso ha compuesto canciones sobre los cuentos originales en los que se basan las pel¨ªculas de la multinacional.
Resulta tentador y muy eficaz en t¨¦rminos narrativos someter ese mundo ideal (aquel de la canci¨®n de Aladdin, claro) a desgracias o situaciones que har¨ªan morir de un infarto a los pajarillos que ayudaban a Blancanieves a limpiar la choza de los Siete Enanitos. Para quien Cenicienta y compa?¨ªa representan la encarnaci¨®n de una visi¨®n mis¨®gina y heteropatriarcal de la sociedad, contemplarlas transgrediendo los supuestos valores de pureza y sumisi¨®n que las definen resulta casi un acto de reivindicaci¨®n.
Pero si este recurso contin¨²a funcionando es porque estas pel¨ªculas siguen estando muy arraigadas a la cultura popular actual, por muy retr¨®grados o desfasados que resulten los modelos que representan. ¡°Estos personajes siguen vigentes d¨¦cadas despu¨¦s de su creaci¨®n porque todav¨ªa hay muchos ni?os y ni?as que quieren ser el centro de atenci¨®n, el rey y la reina de su casa y detestan a los hermanos peque?os que vienen a arrebatarles el trono ?A qui¨¦n no le gusta que su madre le ponga una corona y un vaporoso atuendo? Es el primer contacto con la notoriedad que tenemos desde peque?os, es normal que alabemos a aquellos iconos que lo son 365 d¨ªas al a?o y no solo en carnaval¡±, argumenta Borque.
Las cifras le dan en parte la raz¨®n. El merchandising relacionado con las pel¨ªculas de princesas Disney gener¨® en Estados Unidos ventas por valor de 1,3 millones de euros el pasado a?o. Una cuant¨ªa superior incluso que la recaudada por las franquicias de Star wars (algo m¨¢s que 1,2 millones de euros), seg¨²n informa la revista Time.
Frozen, protagonizado por las princesas Anna y Elsa, ha sido el ¨²ltimo gran ¨¦xito de Disney en materia de la realeza. Aunque estas dos hermanas resultan mucho m¨¢s resueltas y seguras de s¨ª mismas que la siempre indefensa y meliflua Cenicienta. ¡°Los tiempos cambian y si Disney no lo hiciera ser¨ªa un suicidio. No me imagino a las madres actuales atiborrando a sus hijas a base de historias pastelonas sin trasfondo de superaci¨®n. Bueno, s¨ª me lo imagino, pero prefiero no hacerlo¡±, espeta Borque. Solo en Estados Unidos, Frozen ha recaudado casi un mill¨®n de euros en taquilla y su banda sonora (pruebe a decirle Libre soy a un menor de 15 a?os y prep¨¢rese para sufrir) ocup¨® durante trece semanas seguidas el primer puesto de discos m¨¢s vendidos en este pa¨ªs. As¨ª que, s¨ª, Blancanieves tiene herederas al trono. Y con ellas, se hace real la posibilidad de perpetuar el g¨¦nero de los montajes m¨¢s all¨¢ la generaci¨®n que se crio crey¨¦ndose Simba. Quiz¨¢ dentro de 15 a?os veamos im¨¢genes de Anna y Elsa haci¨¦ndose sexting¡ y haya a qui¨¦n le resulte perturbador.
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