Menos vulnerables, menos pobres
Esta entrada ha sido escrita por Agust¨ªn Algorta, director social de TECHO.
Durante los ¨²ltimos d¨ªas, la prensa ha destacado la situaci¨®n de la regi¨®n latinoamericana respecto del desarrollo humano. Los m¨¢s optimistas demuestran que el continente ha reducido en 56 millonesla cantidad de personas que viven en pobreza; las alarmas se enfocan en las 200 personas que a¨²n viven en riesgo de caer en esta situaci¨®n. Las posiciones demuestran que la dimensi¨®n econ¨®mica es insuficiente y que es necesario expandirla hacia el desarrollo.
Ninguna de estas aristas es falsa. Es m¨¢s, son la base que proyecta la publicaci¨®n el ¨²ltimo Informe de Desarrollo Humanodel PNUD. El reporte devel¨® junto con su presentaci¨®n que Am¨¦rica Latina es la regi¨®n con el ?ndice de Desarrollo Humano Promedio m¨¢s alto, que choca directamente con su status de l¨ªder en desigualdad mundial. Algunas preguntas r¨¢pidas ser¨ªan entonces, ?qui¨¦n concentra ese desarrollo entonces? ?Estos 56 millones de personas que salieron de la pobreza, lo gozan tambi¨¦n?
En un continente desigual como Latinoam¨¦rica, quienes viven en pobreza, pobreza extrema y vulnerabilidad tienen un factor com¨²n: la incertidumbre. Informalidad sobre el terreno en que se asientan, falta de protecci¨®n en sus trabajos, redes de apoyo que entran y salen, educaci¨®n incierta. Estos y mucho m¨¢s factores se suman y acumulan a lo largo del continente.
Desde los m¨¢s de 450 asentamientos con los que trabajamos, vemos todos los d¨ªas c¨®mo, una gripe, un incendio dom¨¦stico o un desalojo pueden dejar este desarrollo en cenizas. T¨¦cnicamente, en su mayor¨ªa ser¨ªan parte de los 45 millones de personas en vulnerabilidad dentro de Am¨¦rica Latina.
En la pr¨¢ctica, son quienes juegan a la cuerda floja todos los meses, sin saber si las transferencias econ¨®micas ¨Cmedida de pol¨ªtica p¨²blica implementada por excelencia en la regi¨®n¨C les tocar¨¢n, o si estar¨¢n un d¨®lar por sobre lo necesario para reivindicar parte de sus derechos. Son aquellos que muchas veces habitan en hacinamiento, en asentamientos informales desprovistos de los servicios m¨¢s b¨¢sicos y alejados de centros asistenciales, cuarteles de polic¨ªa y bomberos.
Justamente es esta incertidumbre ¨Centendida t¨¦cnicamente como vulnerabilidad¨C la que no permite que parte de nuestra sociedad pueda desarrollarse al m¨¢ximo de sus capacidades.
Ahora bien, la l¨®gica indica que a la incertidumbre se le contrapone la certeza, la preparaci¨®n y la posibilidad de contar con herramientas y capacidades para revertir situaciones desfavorables: la resiliencia.
En esta segunda posici¨®n se encuentra la comunidad, en un opuesto al personalismo. Una comunidad que los involucre a todos ¨C ni?os, mujeres, ancianos, j¨®venes, padres de familia- con sus distintas vulnerabilidades, pero que potencie las capacidades de cada uno para construir bases m¨¢s s¨®lidas para este desarrollo.
Hemos podido compartir el protagonismo con las comunidades que identifican sus problemas y los trabajan unidos proyectando ideales y objetivos comunes. Guiados por sus l¨ªderes comunitarios, y por voluntarios que no superan los 30 a?os, han trabajado en espacios comunitariosque hoy les permite a ni?os, j¨®venes y adultos tener un lugar de recreaci¨®n y encuentro. Juntos, han descubierto el efecto multiplicador que esto implica y que resulta clave para desarrollar procesos adecuados que impacten en todos los grupos vulnerables de la comunidad.
Miembros de estos asentamientos han potenciado sus habilidades a trav¨¦s del intercambio de conocimientos a trav¨¦s de talleres de aprendizaje popular y en pa¨ªses como Chile, Uruguay y Argentina, han ideado planes de trabajo para regularizar sus terrenos y traer servicios b¨¢sicos hacia sus hogares.
En la medida en que existen redes y que entendamos nuestra interdependencia como ciudadanos, esta resiliencia se fortalece y, en vez de separarnos, nos une. Al contrario de crear un desarrollo desigual, potencia un enfoque en el que todos nos involucramos en el porvenir de nuestras sociedades.
As¨ª, mientras los ¨ªndices tranquilizan, alarman, persuaden, las experiencias pueden generar los motores y este desarrollo que esperamos, para que nadie quede atr¨¢s.
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