Queremos m¨¢s historias positivas
Hay experiencias que demuestran que se puede mejorar la vida de las personas con VIH en contextos con baja cobertura asistencial si tienen acceso a la terapia antirretroviral
24,7 millones de personas viviendo con el VIH; 9 millones de personas en tratamiento antirretroviral (ARV); 1,5 millones de nuevas infecciones; 1,1 millones de muertes por causas relacionadas con el sida. Estos son algunos de los datos que podemos encontrar en el ¨²ltimo informe de Onusida sobre el VIH/sida en ?frica subsahariana, que es, de largo, la zona del mundo m¨¢s golpeada por el virus. Pero en esta amplia ¨¢rea, que abarca pr¨¢cticamente todo el continente, vemos realidades muy distintas.
Como referente de VIH/sida y tuberculosis de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) acabo de regresar de Sud¨¢n del Sur, donde he visitado nuestro proyecto en Yambio, en el estado de Ecuatoria Occidental. All¨ª MSF apoya el programa nacional de VIH/sida, con especial atenci¨®n a las mujeres embarazadas y a los ni?os menores de cinco a?os. En general, la situaci¨®n en Sud¨¢n del Sur es la realidad que afrontan muchos pa¨ªses del ?frica Occidental y Central, donde la asistencia a las personas VIH-positivas es poco efectiva o inexistente. Y donde el conflicto o la inestabilidad pol¨ªtica ponen en riesgo los programas existentes y futuros.
En Yambio, s¨®lo un 26% de las personas que necesitan urgentemente recibir tratamiento, lo est¨¢ recibiendo. As¨ª que, por desgracia, todav¨ªa vemos pacientes que llegan muy tarde y en estadios muy avanzados de la enfermedad, porque no han sido diagnosticados y tratados a tiempo. Tambi¨¦n vemos que algunas estrategias que han demostrados ser muy efectivas en contextos de alta prevalencia de VIH ¡ªdescentralizar la atenci¨®n a los pacientes en zonas rurales, crear redes de apoyo comunitario para mejorar la adherencia al tratamiento y atajar el estigma, permitir que los enfermeros puedan prescribir y administrar el tratamiento antirretroviral (ARV)¡ª son a¨²n inexistentes en este contexto.
De hecho, lo que he visto en Yambio, es lo que vi en Kenia o en Zimbabue hace m¨¢s de 10 a?os. En aquel entonces, los zimbabuenses o los kenianos seropositivos no ten¨ªan acceso a anterretrovirales, no exist¨ªan las pruebas de CD4 para iniciar el tratamiento, ni tampoco los test para medir la carga viral y as¨ª diagnosticar fallos de tratamiento. Adem¨¢s, deb¨ªan enfrentarse a un alto nivel de estigma y discriminaci¨®n por parte de la comunidad. Nadie cre¨ªa entonces que ser¨ªa posible dar ARV en estos contextos, pero lo logramos, y con estrategias que hoy en d¨ªa han sido adoptadas por los ministerios de Salud.
Algunas historias de esperanza
Cuando visit¨¦ la cl¨ªnica de VIH/sida en el Hospital de Yambio, me sent¨¦ fuera, en la zona de espera, y decid¨ª improvisar una sesi¨®n de grupo con la ayuda de un consejero que hac¨ªa de traductor. Animadas por mi visita, las mujeres que esperaban para entrar en la consulta explicaban sus experiencias con el virus. Una de las m¨¢s mayores (dijo tener 49 a?os) nos cont¨® su historia. Fue diagnosticada en 2009, pero no pudo empezar a tomar ARV hasta 2010 (cuando se introdujo el tratamiento en Yambio). Los medicamentos le salvaron la vida in extremis: estaba en el estad¨ªo m¨¢s avanzado de la enfermedad y ten¨ªa tuberculosis. El cambio fue espectacular. ?Pudo volver a caminar y trabajar! Pero lo que m¨¢s sorprendi¨® a las oyentes fue el apoyo incondicional de su esposo: ¡°Mi marido ten¨ªa siete mujeres y viv¨ªamos todos en el mismo recinto. Cuando supo que era VIH-positiva, ¨¦l tambi¨¦n se hizo el test y sali¨® negativo, pero me apoy¨®. Le dijo al resto de mujeres que ten¨ªan que respetarme o irse. Cuatro de ellas abandonaron el recinto familiar¡±. Hizo este relaro con una gran sonrisa que mostraba pocos dientes. Hoy, cinco a?os despu¨¦s de su diagn¨®stico, lleva una vida normal gracias a los ARV.
Por desgracia, este tipo de historias todav¨ªa son una excepci¨®n. El personal de la cl¨ªnica me explic¨® que muchos pacientes est¨¢n en los alrededores del edificio, pero que no se acercan hasta all¨ª porque el estigma sigue existiendo, aunque la situaci¨®n haya mejorado en los ¨²ltimos dos a?os. Esperan hasta que haya m¨¢s gente para poder pasar desapercibidos y as¨ª evitar ser se?alados como VIH-positivos. La gran mayor¨ªa camina durante dos o tres horas para llegar al hospital y seguir su tratamiento, otros empiezan el viaje la noche anterior. En todo Yambio, a las personas con VIH solo se las atiende en el hospital. La descentralizaci¨®n (poder llevarse a sus casas los ARV para varios d¨ªas) todav¨ªa es una realidad muy lejana y aquellos pacientes que viven m¨¢s lejos probablemente no lleguen nunca al hospital.
Lo que s¨ª se ha puesto en marcha de forma muy efectiva es el programa de prevenci¨®n de la transmisi¨®n de VIH de madres a hijos (PMTCT, por sus siglas en ingl¨¦s). Con muchas dificultades ¡ªpor ejemplo, no est¨¢ disponible la prueba que permite saber si el ni?o ha sido infectado o no con el virus y las muestras deben enviarse a Sud¨¢frica¡ª, pero con buenos resultados. Tras los primeros 18 meses de vida del programa, cada vez tenemos m¨¢s madres VIH positivas con hijos negativos. ?stas, al ver los resultados, l¨®gicamente animan a otras madres a seguir en el programa.
Un largo camino por delante
Actualmente, el Gobierno de Sud¨¢n del Sur trabaja en una propuesta que presentar¨¢ en la pr¨®xima ronda de reposici¨®n de fondos del Fondo Mundial de la Lucha contra el Sida, Tuberculosis y Malaria. Se trata de un proceso crucial para conseguir los fondos necesarios para los programas de VIH/sida en el pa¨ªs. Sud¨¢n del Sur cuenta con algunos de los peores indicadores de salud del mundo, y con servicios sanitarios err¨¢ticos o casi inexistentes, dependiendo de la zona. Adem¨¢s, el conflicto que asuela el pa¨ªs desde el pasado diciembre agrava una situaci¨®n ya de por s¨ª muy delicada; varios de los estados m¨¢s afectados por la guerra tienen algunas de las prevalencias de VIH m¨¢s altas del pa¨ªs.
Realidades como las que vemos en Sud¨¢n del Sur son tambi¨¦n habituales en otros pa¨ªses donde trabaja MSF como Chad, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Guinea, Nigeria, Rep¨²blica Centroafricana, Camer¨²n, N¨ªger o Mali. Se trata de pa¨ªses que no se han beneficiado de la revoluci¨®n global que ha habido en la lucha contra el VIH/sida.
Para conseguir que haya m¨¢s historias como la de la mujer que conoc¨ª en Yambio, MSF est¨¢ presionando para que Onusida ponga en marcha un plan a tres a?os espec¨ªfico para estos contextos. Queremos que exista un compromiso para lograr en estos pa¨ªses lo que ya conseguimos en Kenia, Malaui, Mozambique y muchos otros, donde el n¨²mero de historias de ¨¦xito se han triplicado en los ¨²ltimos a?os.
Cecilia Ferreyra, referente de VIH/sida y tuberculosis de MSF
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