Ganarse la vida en un asentamiento de refugiados sirios
Los desplazados de Zahle trabajan pelando ajos para luego venderlos El salario no cubre ni sus necesidades b¨¢sicas
![Tres niños pelan ajos para venderlos a los restaurantes de la zona](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/G4RAPTLALOBLF6HVL7PMLYHWUI.jpg?auth=1f144a258cd0e3fa7a930b1b1d3c48e6d8169b3c48d500d0b9d4b97102d527d0&width=414)
Amanece un d¨ªa m¨¢s en Fayda 15, asentamiento de refugiados sirios en el oeste de L¨ªbano. Son las seis de la ma?ana y unas 200 mujeres esperan a la entrada, en fila, frente a varios camiones con el motor en marcha. Sus cabezas, cubiertas con pa?uelos; algunas protegen sus manos con guantes de goma. Esperan en silencio mientras ven llegar a las rezagadas y reciben instrucciones tajantes de un pu?ado de hombres.
Recuerdo en ese momento algo que me han contado mis compa?eros libaneses. Este asentamiento ha crecido entre las ruinas de una antigua f¨¢brica y sus alrededores, lo que le da un aspecto especialmente t¨¦trico. Pero esta f¨¢brica, que lleva a?os abandonada, fue tambi¨¦n un lugar de tortura en el que murieron libaneses a manos de sirios durante la guerra civil libanesa (1975-1990). Como dijo Eduardo Galeano en una ocasi¨®n, ¡°los muertos siempre los pone el pueblo¡±.
Probablemente ajenas a esta historia de horror, las mujeres esperan para salir hacia los campos de cultivo. Trabajar¨¢n m¨¢s de 13 horas a cambio de tres euros para sobrevivir en un pa¨ªs con un nivel de vida similar a Espa?a. Van subiendo a la parte trasera de los camiones y, cuando parece que ya no cabr¨¢n m¨¢s, los hombres les hacen apretarse para que puedan subir los adolescentes varones, que ir¨¢n m¨¢s aireados en la parte del final del veh¨ªculo. As¨ª, api?adas y en silencio, parten hacia los campos.
El silencio que impera en el asentamiento se empieza a romper por el sonido de una estera al ser sacudida, el rasguido de una escoba de paja que se empe?a en la casi imposible tarea de mantener la tierra y el polvo a raya, fuera de las tiendas y de la zona frente a ellas. Para las mujeres que no han salido al campo, se inician las tareas dom¨¦sticas diarias, con la ayuda de sus hijas e hijos m¨¢s peque?os.
![M¨¢s de 100 familias de refugiados sirios viven en este asentamiento en Zahle.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CRTXUXP3KF54CDJEEXB4IYULRM.jpg?auth=18597a239f4c00291a3c3d68f63ebf7c9b1472739d61832f400b9ab2723c46ee&width=414)
Los refugiados que trabajan en el asentamiento lo hacen pelando ajos que luego vender¨¢n limpios a los restaurantes cercanos. Algunos hombres, pero sobre todo mujeres, ni?os y ni?as colaboran en la tarea. No es raro ver cortes, a menudo infectados, en las manos de los m¨¢s peque?os. Unas manos que, al igual que las de sus madres, empiezan a oscurecerse e hincharse por efecto del contacto continuado con los ajos y el agua.
Si con el trabajo en los campos una refugiada obtiene s¨®lo tres euros, el manipulado de los ajos tiene un rendimiento a¨²n menor. Se pagan dos euros y medio por 10 kilos de ajos limpios, el producto de dos d¨ªas de trabajo.
Vayamos ahora con los gastos. Cada familia debe pagar una media de 100 euros al mes por el alquiler del espacio que ocupa una tienda, en cuya construcci¨®n habr¨¢n invertido como m¨ªnimo una cantidad similar para comprar la madera de la estructura. Comida y agua pueden sumar m¨¢s de 600 euros al mes en funci¨®n del n¨²mero de miembros en la familia. Y a lo anterior se a?ade el coste fijo de 200 euros por persona cada seis meses para renovar el permiso de estancia en L¨ªbano.
![Un ni?o ense?a sus libros del colegio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/I7KMBUOOFZHB67ERKSCTFOTLKA.jpg?auth=c0819d0b64e6ae6bbefbe3b00751bc437024fa89b2b9c57eb655c7863321e4dc&width=414)
Obviamente, ni los salarios del campo, ni los del manipulado de ajos cubren estas necesidades. Los trabajos espor¨¢dicos en la construcci¨®n en el caso de los hombres y la recogida y venta de latas vac¨ªas en el caso de las mujeres y los ni?os pueden a?adir ingresos adicionales, pero tampoco es suficiente. Incluso con la ayuda combinada de varias ONG y programas de Naciones Unidas, las familias se ven incapaces de hacer frente a los gastos m¨ªnimos necesarios, lo que adem¨¢s no deja nada para imprevistos como gastos m¨¦dicos. As¨ª, la ¨²nica manera de hacer frente a sus gastos consiste en endeudarse. Varios habitantes de distintos asentamientos con los que comento este tema me hablan de deudas ya superiores a los 1.000 euros.
Tras casi cuatro a?os desde que estall¨® el conflicto en Siria, sus mecanismos de respuesta empiezan a agotarse. Los sirios y sirias en territorio liban¨¦s carecen del estatuto oficial de refugiados, lo que les lleva a vivir en este tipo de asentamientos informales y carecer de las protecciones y garant¨ªas a las que acceder¨ªan bajo este estatus.
L¨ªbano, principal pa¨ªs de acogida, alberga a cerca de 1,5 millones de desplazados que suponen una gran presi¨®n para un pa¨ªs de menos de cinco millones de habitantes y una extensi¨®n igual a la de Navarra. El mercado de trabajo es incapaz de asumir toda la mano de obra, lo que afecta a los salarios a la baja y deja fuera de ¨¦l tambi¨¦n a los libaneses en situaci¨®n m¨¢s vulnerable. Los servicios sanitarios, educativos y otros tambi¨¦n est¨¢n desbordados.
A pesar de los llamamientos a la comunidad internacional, los fondos comprometidos por los donantes no cubren ni la mitad de los 6.400 millones de euros que Naciones Unidas estima necesarios para atender en 2014 a los m¨¢s de 13 millones de sirios afectados por la guerra. Una poblaci¨®n, los desplazados dentro de Siria y los refugiados en pa¨ªses vecinos, que cada d¨ªa se ve empujada un poco m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite de su resistencia.
Nuria Berro, t¨¦cnica de comunicaci¨®n de Acci¨®n contra el Hambre, ha visitado los asentamientos sirios en el oeste de L¨ªbano. Junto al cineasta David Mu?oz, ganador de un Goya, la organizaci¨®n prepara un proyecto cinematogr¨¢fico para visibilizar la dura realidad de los refugiados sirios. Este cortometraje de ficci¨®n, protagonizado por la propia comunidad del asentamiento y cofinanciado por la Cooperaci¨®n Espa?ola, formar¨¢ parte de la programaci¨®n oficial del Festival de M¨¢laga en 2015.
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