El primer general condenado por violaci¨®n
El General Kakwavu escucha la sentencia que le condena a 10 a?os de c¨¢rcel en Kinshasa / Foto AFP-Pappy Mulongo
El pasado s¨¢bado, 7 de noviembre, el Tribunal militar Superior de Kinshasa, en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) condenaba al general de brigada del ej¨¦rcito congol¨¦s, las Forces Arm¨¦es de la R¨¦publique D¨¦mocratique du Congo (FARDC), J¨¦r?me Kakwavu a 10 a?os de prisi¨®n tras encontrarle culpable de cr¨ªmenes de guerra por violaci¨®n, asesinatos y torturas cometidos en Aru, Ituri (Provincia Oriental) entre 2003 y 2004. Adem¨¢s debe indemnizar a una varias v¨ªctimas con altas sumas de dinero.
La informaci¨®n la daba Radio Okapi, la emisora de las Naciones Unidas en la RDC donde trabaja la activista por la paz y las mujeres, Caddy Adzuba, el mismo s¨¢bado. Esta radio que es pionera en la denuncia de la violencia sexual contra las mujeres en la RDC mostraba su gran satisfacci¨®n por el acontecimiento.
Esta noticia podr¨ªa parecer irrelevante, sin embargo reviste una gran importancia porque es la primera vez que un tribunal de la RDC condena a un militar de alta graduaci¨®n por violaci¨®n. Esto supone una un gran paso en la lucha contra la impunidad en un pa¨ªs donde los mandos militares parec¨ªan intocables por los cr¨ªmenes cometidos por ellos mismos o por las tropas que est¨¢n bajo su mando. Hace a?os que la organizaci¨®n Human Rights Watch (HRW) viene denunciando este hecho hablando de soldados que violan y comandantes que perdonan.
Desde el comienzo de los conflictos en la RDC, en 1996, cientos de miles de mujeres y ni?as han sido v¨ªctimas de la violencia sexual, por ello, esta noticia tambi¨¦n proporciona esperanza a todas esas personas.
El General J¨¦r?me Kakwavu era un guardia de tr¨¢fico que poco a poco fue subiendo en el escalaf¨®n militar hasta que ¨¦l mismo se otorg¨® las cuatro estrellas doradas de general. Gracias a sus negocios en la zona de Aru, especialmente la explotaci¨®n de las minas de oro, el tr¨¢fico de madera y el control de los puestos fronterizos con Uganda y Sud¨¢n, pudo formas su propio ej¨¦rcito con el que controlar un gran y rico territorio. Fue as¨ª como se convirti¨® en se?or de la guerra y l¨ªder de la milicia de Ituri, la cual estuvo muy activa a principios de siglo. M¨¢s tarde, en 2004, como resultado de unas negociaciones de paz y acuerdos de integraci¨®n, Kakwavu se uni¨® al ej¨¦rcito congol¨¦s junto con todas sus fuerzas sin que hubiese ninguna investigaci¨®n de los cr¨ªmenes y abusos que hab¨ªan cometido en la zona. Es m¨¢s, un decreto presidencial, firmado por el Presidente de la RDC, Joseph Kabila, le confirmaba el grado de general.
Gracias a la presi¨®n de Naciones Unidas, Kakwavu fue arrestado en 2005 para inmediatamente ser puesto en libertad y continuar como general del ej¨¦rcito congol¨¦s. Durante la visita de la Secretaria de Estado estadounidense, Hilary Clinton, en 2009 a la RDC se volvi¨® a pedir el arresto de Kakwavu, esta vez con m¨¢s ¨¦xito. En 2010 el general entr¨® en prisi¨®n a la espera de juicio que se abrir¨ªa en 2011.
Anneke Van Woundenberg, investigadora de HRW y una de las personas que m¨¢s de cerca ha seguido los cr¨ªmenes de Kakwavu, comenta que la investigaci¨®n y el juicio se han prolongado y retrasado numerosas veces porque el sistema judicial en la RDC se caracteriza por la corrupci¨®n, su capacidad limitada y la interferencia de los pol¨ªticos. Fue gracias a que dos chicas no sucumbieron a las amenazas que recibieron muchos de los testigos y tuvieron el coraje de declarar que el general ha sido condenado.
La condena de Kakwavu termina con la impunidad y con la percepci¨®n de los altos cargos militares congole?os de estar por encima de la ley. Esta resoluci¨®n judicial manda un claro mensaje a todas esas personas al mismo tiempo que otorga esperanza a las v¨ªctimas.
Seg¨²n Radio Okapi, el abogado de las v¨ªctimas, Therodore Mukendi, resumi¨® la satisfacci¨®n de estas al declarar: ¡°se ha hecho justicia. Las v¨ªctimas se han beneficiado no solo de la pena de prisi¨®n impuesta al autor, sino tambi¨¦n de una reparaci¨®n aceptable. Todo es motivo de satisfacci¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.