Deprimidos con causa
El paro y los salarios-basura explican que los j¨®venes espa?oles piensen en la emigraci¨®n para encontrar empleo
A pesar del uso continuado del t¨¦rmino recuperaci¨®n, los m¨¢s afectados por la crisis no acaban de percibir grandes mejoras en la situaci¨®n econ¨®mica. La recesi¨®n pasada ¡ªque, medida como ca¨ªda del PIB, ha sido grav¨ªsima¡ª no solo ha destruido rentas, sino que ha enraizado un malestar persistente en la percepci¨®n de los ciudadanos.
La zozobra y la desesperaci¨®n se pueden medir. Seis de cada 10 j¨®venes espa?oles (entre 18 y 30 a?os) se proponen emigrar a otros pa¨ªses en busca de empleo; tres de cada cuatro considera que las oportunidades laborales son mejores en el extranjero que en Espa?a y 7 de cada 10 asumen que vivir¨¢n peor que sus padres. Este es el retrato de la juventud espa?ola, la m¨¢s pesimista de Europa junto con la italiana, tal como queda pintado por la encuesta del Instituto para la Sociedad y las Comunicaciones realizada en seis pa¨ªses de Europa. Contraste: en Alemania solo dos de cada 10 se propone trabajar en el extranjero y cuatro de cada 10 pronostica que vivir¨¢ peor que sus padres.
No es dif¨ªcil rastrear las causas de este pesimismo. Los j¨®venes tienen una tasa de paro que supera el 40%, un drama laboral que solo tiene parang¨®n en la desdichada tasa de paro en los mayores de 45 a?os o sin empleo anterior. La tasa de rotaci¨®n del empleo, agravada por la dualidad del mercado (contratos fijos con plenos derechos frente a contratos por d¨ªas, o por horas, sin derechos), impide que se renueven las plantillas en buenas condiciones para los asalariados; y la retribuci¨®n media de los j¨®venes que acceden a un infracontrato impide cualquier expectativa de futuro, para los trabajadores y para las empresas.
Quien pretenda ofrecer una recuperaci¨®n econ¨®mica de verdad y no un clich¨¦ verbal tendr¨¢ que romper esta espiral de fatalidad. El Banco de Espa?a asegura que ya es hora de que las empresas rentables empiecen a subir los salarios. Tambi¨¦n es hora de una reforma laboral que acabe con la precariedad; y de que desaparezca el error pertinaz de que la rentabilidad es inversamente proporcional al nivel salarial. Como estos encadenamientos perversos no se rompan pronto, va a haber muchos devorados por la depresi¨®n; pero la depresi¨®n moral.
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