La basura de la prosperidad
Ecuador ha asumido el reto de convertir los deshechos en una herramienta de transformaci¨®n social a trav¨¦s del reciclaje
En Ecuador la palabra basura quiere dejar de oler a deshonra y castigo, a alcoholismo y exclusi¨®n. El t¨¦rmino deshecho aspira a despojarse de su estrecho v¨ªnculo con la enfermedad, la pobreza y la verg¨¹enza para moverse hacia el lado opuesto del espectro y convertirse en un elemento de inclusi¨®n y transformaci¨®n de las comunidades.
Durante d¨¦cadas, el pa¨ªs ha tenido una recogida tan deficiente de los residuos producidos por sus ciudadanos que gran parte acababan los barrancos y en las orillas de los r¨ªos. Una vez se encontraba una cuneta suficientemente profunda donde arrinconar el problema, los camiones de la basura comenzaban a llegarla a diario desde los municipios. As¨ª, descarga tras descarga, se iban creando grandes monta?as de escombros que se convert¨ªan en vertederos de forma espont¨¢nea. All¨ª, la ¨²nica selecci¨®n y reutilizaci¨®n era la que hac¨ªan las familias desfavorecidas que llegaban detr¨¢s de los camiones para buscar entre la basura objetos de valor para revender. Para sobrevivir.
Seg¨²n los datos de la ONG espa?ola Alianza por la Solidaridad (APS), en las ciudades se recoge el 49% de los residuos, mientras que en las zonas rurales la gesti¨®n es pr¨¢cticamente inexistente. As¨ª, s¨®lo el 30% de la basura recibe tratamiento adecuado.
Ramiro Padilla recuerda el enorme esfuerzo que tuvo que hacer para poner en pie una empresa de gesti¨®n de residuos, de la que es gerente, en Pueblo Ca?ar, en la provincia de Azuay. ¡°Convencer a cualquier poblaci¨®n es dif¨ªcil, pero persuadir a las comunidades ind¨ªgenas, a¨²n lo es m¨¢s. Son pueblos muy ligados a la pacha mama (la madre tierra) y se negaban a apoyar la apertura de lo que consideran un foco de miseria, que asocian a los vertederos que siempre han visto en su pa¨ªs¡±. Los ni?os buscando en la basura y los r¨ªos rebosantes de suciedad, cuanto m¨¢s lejos, mejor.
Padilla, ind¨ªgena ¨¦l mismo, ha conseguido levantar su proyecto a pesar de las dificultades y resistencias que ha encontrado en el camino. Se muestra orgulloso de sentirse un pieza importante en un cambio de gran calado para su pueblo. Su empresa, creada en 2012, emplea en condiciones dignas a 78 personas que han visto como sus sueldos engordaban con el nuevo vertedero.
Si antes de 2012 el salario de un agente de limpieza era de 280 d¨®lares al mes, en 2014, en el EMMAI (Empresa Mancomunadas de Aseo Integral) gestionado por Padilla se pagan 531 d¨®lares mensuales. ¡°Es dif¨ªcil subir la autoestima de quienes trabajan en la basura. Por eso hemos hecho un esfuerzo por cambiar tambi¨¦n la terminolog¨ªa. Ya no se les llama basureros sino agentes de limpieza y todos llevan un uniforme digno en sus jornadas de trabajo". Una imagen muy distinta de la de los hediondos vertederos clandestinos, que el gobierno ecuatoriano orden¨® sellar.
El Azuay es la provincia m¨¢s beneficiada de las siete en las que se desarrollan los proyectos de reciclaje de Alianza por la Solidaridad, cofinanciados entre la AECID y las autoridades ecuatorianas. Para que desecho y pobreza dejen de ser sin¨®nimos. En total, la ONG ha impulsado la creaci¨®n de empresas en 5 de las 22 provincias del pa¨ªs durante los ¨²ltimos 10 a?os (Manab¨ª, Guayas, Chimborazo, Tungurahua y Azuay).
La basura ya no es un castigo
Es una ma?ana de octubre en la Cuenca del Paute, en plena sierra ecuatoriana, sobre un paisaje monta?oso de la provincia del Azuay, se encuentra el ¨²ltimo de los Centro de Gesti¨®n de Residuos S¨®lidos que ha ayudado a poner en pie la ONG APS. Varios obreros, encaramados en el tejado de esta estructura a punto de ser inaugurada, se afanan en poner los ¨²ltimos ladrillos de lo que ser¨¢n las oficinas. Abrir¨¢ a principios de 2015.
M¨¢s all¨¢ de esta escena, quedan la zona de separaci¨®n y reciclaje de la basura, la planta de compostaje y el relleno sanitario donde se enterrar¨¢ y sellar¨¢ la parte de basura que no es reutilizable. Es el coraz¨®n del centro. Sin embargo, el gerente Diego Montesdeoca, comienza la visita por las instalaciones para los trabajadores: los vestuarios donde se podr¨¢n duchar y donde, cada ma?ana, cambiar¨¢n sus ropas por un mono de trabajo.
¡°La parte t¨¦cnica es importante, pero hemos firmado un plan de gesti¨®n a 20 a?os. Esto no sobrevivir¨¢ sin la comunicaci¨®n adecuada de nuestro trabajo en la comunidad ni la dignificaci¨®n del trabajador a trav¨¦s del sueldo y la formaci¨®n en los conocimientos t¨¦cnicos que se requieren¡±, detalla Montesdeoca. La cesi¨®n del proyecto no solo supone la creaci¨®n de empleos en la zona, sino que, adem¨¢s, el gobierno local recibe 10.000 d¨®lares mensuales por albergar la planta en su territorio. Una cantidad que debe ser destinada a solucionar los problemas de la poblaci¨®n, especialmente el alcoholismo y la violencia de g¨¦nero. Es lo que llaman ¡°el plan de corresponsabilidad social¡±.
¡°El ¨¦xito del proyecto depende de la aceptaci¨®n y la participaci¨®n ciudadana", abunda el gerente. Por eso, a?ade, tambi¨¦n est¨¢ prevista la construcci¨®n de un mirador y un centro de ense?anza donde los escolares de los colegios locales puedan ir y conocer el proceso de reciclado.
La implicaci¨®n de los ni?os es considerado uno de los pilares b¨¢sicos para lograr la sostenibilidad a largo plazo de las instalaciones. Los responsables del programa han comprobado que los peque?os tienen una gran capacidad de convencer en casa sobre los beneficios del reciclaje. Y el tri¨¢ngulo de profesores, ni?os y padres funciona para cambiar las actitudes hacia la basura. ¡°En algunas comunidades se han hecho concursos de carteles de c¨®mo reciclar dentro de los colegios. Luego, los mensajes creados por los ni?os, son los que informan en su propio vecindario", explica Juan Jos¨¦ Vidal, el madrile?o que coordina este proyecto en Ecuador para APS. "Tambi¨¦n recuerdo una comunidad donde los ni?os compusieron la canci¨®n que suena en el cami¨®n de recogida de la basura¡±, a?ade.
Para finales de 2015, los residuos s¨®lidos de cinco municipios ¡ªGualaceo, Chordeleg, Guachapala, Sigsig y El Pan¡ª se gestionar¨¢n en este centro. Estas comunidades cerraron sus vertederos clandestinos hace cuatro a?os. Ahora, y de manera provisional, la basura de los 14.000 habitantes de los pueblos se lleva a un centro en Gualaceo, uno de los cantones de la provincia de Azuay.
Un modelo mancomunado
Alianza por la Solidaridad trabaja, desde 2004, en el cierre de basureros ilegales. Y promueve la apertura de empresas mancomunadas, formadas por diferentes municipios que se asocian para tratar la basura de forma global, responsable y eficiente. Estas entidades se llaman EMMAI (Empresa Mancomunadas de Aseo Integral) y su modelo de gesti¨®n est¨¢ siendo replicado por el Gobierno ecuatoriano en otras regiones.
¡°La mancomunidad permite tener un proyecto ambicioso con los recursos unidos de varios municipios. Mejor uno bien gestionado que cinco mal¡±, razona Juan Jos¨¦ Vidal. Para el funcionamiento de un centro de gesti¨®n de residuos es necesario comprar retroexcavadoras, tractores y camiones; el hecho de hacerlo de manera mancomunada reduce los costes. ¡°Hace unos ocho a?os hablar de mancomunidad aqu¨ª era imposible¡±, recuerda Vidal.
Desde 2007, la evoluci¨®n de estas empresas ha ido a la par del proceso de reformas pol¨ªticas de Ecuador y de las diferentes leyes nacidas de la nueva Constituci¨®n. Ahora, el plan llamado ¡°del buen vivir¡± incluye como objetivo la erradicaci¨®n total de los botaderos a cielo abierto y un m¨¢ximo de 80 rellenos sanitarios en todo el pa¨ªs para el a?o 2017. De los 221 municipios que hay en el pa¨ªs, el 80% a¨²n utiliza los vertederos espont¨¢neos para deshacerse de su basura, seg¨²n datos del Ministerio del Ambiente. Eso, en n¨²meros reales, son 200 basureros abiertos frente a 20 rellenos sanitarios. Por ahora.
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