Las meteduras de pata de Madonna en las redes sociales
Los seguidores de la cantante la han criticado fuertemente por exagerar y calificar de ¡°violaci¨®n art¨ªstica y una forma de terrorismo¡± el robo de algunos de los temas de su pr¨®ximo ¨¢lbum
Madonna acaba de descubrir que ni siquiera a ojos de sus fans m¨¢s fieles es siempre el centro del universo, que su condici¨®n de longeva diva del pop no le blinda de las cr¨ªticas cuando mete la pata en el momento m¨¢s inoportuno. Los usuarios de las redes sociales han sido inmisericordes con ella por calificar de ¡°violaci¨®n art¨ªstica y una forma de terrorismo¡± el robo de algunos de los temas de su pr¨®ximo ¨¢lbum, colgados en Internet por los hackers que se colaron en su ordenador. Incluso algunos de sus incondicionales han cargado contra la cantante por declararse v¨ªctima del terrorismo justo en la misma semana en que la masacre de estudiantes en una escuela de Pakist¨¢n y la cruenta toma de rehenes en un caf¨¦ de Sydney conmocionaba al mundo.
La misiva en cuesti¨®n, volcada en su cuenta de Instagram y luego borrada aunque no con la suficiente celeridad como para que nadie reparara en ella, ha suscitado la ira de quienes tildan a la ex Material Girl de ¡°hist¨¦rica¡± e ¡°ignorante¡±. ¡°Querida Madonna. A nadie le importa si tu m¨²sica ha sido filtrada (ilegalmente). Ni siquiera sab¨ªa que ibas a lanzar un nuevo ¨¢lbum. La violaci¨®n y el terrorismo no son ninguna met¨¢fora¡±, es un bot¨®n de muestra del tipo de respuestas que ha suscitado el comentario de la artista.
La irritaci¨®n de Madonna al enterarse de que durante m¨¢s de una d¨¦cada tanto sus ordenadores como sus tel¨¦fonos han venido siendo pinchados por intrusos, que han accedido a material musical y fotograf¨ªas de la estrella in¨¦ditas para luego venderlas en el mercado negro, es comprensible. Su primera reacci¨®n al comprobar esta semana que una docena de demos de su nuevo disco circulaba libremente por las redes fue la de buscar la comprensi¨®n del p¨²blico, explicar que se trataba de versiones inacabadas de canciones que, desde que fueron concebidas, ¡°han cambiado y evolucionado¡±. ¡°?Por qu¨¦ quieren algunas personas destruir el proceso art¨ªstico? ?Por qu¨¦ roban ?Por qu¨¦ no me dan la oportunidad de acabar el ¨¢lbum y de daros a todos los mejor de m¨ª?¡±, escrib¨ªa la cantante que, a sus 56 a?os, pugna por seguir siendo relevante en el panorama musical.
A ese primer comentario, sucedi¨® horas m¨¢s tarde en el mismo foro de Instagram la diatriba sobre el ¡°terrorismo¡± que a su entender personifican los hackers. Fuentes del entorno de Madonna, citadas por varios medios internacionales, entre ellos el brit¨¢nico Daily Mail, hablan de una artista al punto de la paranoia ¡°las veinticuatro horas del d¨ªa¡±, al saberse espiada, de una estrella que desconf¨ªa y sospecha de todo el mundo, convencida de que alguna persona de su entorno que conoce las claves para acceder a su ordenador y tel¨¦fonos est¨¢ colaborando con uno o m¨¢s hackers. Y que su objetivo ¨²ltimo es da?arla.
La gota que colm¨® el vaso fue para Madonna la difusi¨®n, fuera de su control, de parte del material discogr¨¢fico que se dispone a publicar, y del que oficialmente no hay t¨ªtulo ni fecha de salida al mercado. Por eso dijo lo que dijo (aunque luego intentara retractarse demasiado tarde), sin pensar que el foco informativo a veces logra trascender a los disgustos de una estrella musical. Dos d¨ªas despu¨¦s de la crisis de los rehenes de Sydney, con el saldo de tres muertos y una sociedad traumatizada, 132 ni?os y nueve profesores eran asesinados por los talibanes en una escuela paquistan¨ª. Quiz¨¢ sorprendentemente, a nadie le importaba entonces c¨®mo se sent¨ªa Madonna.
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