George Clooney, se les cay¨® el mito
Tras su matrimonio con Amal Alamuddin, en la vida del actor hay demasiado ne¨®n, demasiado estilista, demasiado retoque. Tanto como para que los rumores que siempre acompa?aron a su perfil de seductor se hayan vuelto a disparar
Eso parece. Hay una parte no desde?able de ese sector de poblaci¨®n dedicado a la creaci¨®n de mitos que ha visto c¨®mo el hombre de la ceja alzada y la sonrisa ir¨®nica se ha desplomado desde el altarcito en el que lo ten¨ªan colocado. No es mi caso. Tengo un recelo injustificado a las personas que le caen bien a todo el mundo y en particular a ese tipo de hombres campechanos a los que siempre van dirigidas las bromas mejor intencionadas de las galas de los Oscar o los Globo de Oro. Maldades sin sangre sobre su atractivo y solter¨ªa. Y es que mientras otros actores han de aguantar la mala baba de los guionistas de estas ceremonias a Clooney siempre se le ha reservado la pincelada ir¨®nica sobre su resistencia a casarse o sobre la cantidad de mujeres que deseaban retirarle de una soledad a la que se aferraba como un truh¨¢n, hey, y como un se?or.
?Se ha roto el encanto por el cual George era el gal¨¢n mejor tratado de Hollywood? Puede, y en parte es ¨¦l el responsable de que se pueda haber abierto la veda de las cr¨ªticas mordaces. En el ¨²ltimo a?o opt¨® por una de los mayores tentaciones que la fama reserva: la exhibici¨®n. Es, sin duda, la tentaci¨®n m¨¢s peligrosa. Cuando se cede ante ella no hay vuelta atr¨¢s. La exhibici¨®n de la riqueza, del amor, de la felicidad, de la supuesta elegancia, de la perfecci¨®n, del posado impecable. Todos estos elementos que pudieran ser beneficiosos por separado forman un conglomerado explosivo cuando se unen que se resumir¨ªa en una sola palabra: horterada.
Hortera fue su boda con la abogada anglolibanesa especialista en derechos humanos Amal Alamuddin. Hortera fue que la ciudad de Venecia (¡°la ciudad de los canales¡±, por continuar con el universo kitsch) se tomara en asalto por un bodorrio durante cuatro d¨ªas, que se cortaran algunas calles a los peatones, que se a?adieran antig¨¹edades a las que ya hab¨ªa en el hotel en el que se alojaban, que se hicieran p¨²blicas las despedidas de soltera y soltero de los novios con sus correspondientes men¨²s, que invitados como Anna Wintour, el omnipresente Bono, Cindy Crawford o Lana del Rey saludaran desde sus correspondientes barcazas, que los novios llegaran al hotel en una lancha llamada Amore, que posaran con el mismo lenguaje corporal de Ken y Barbie, que todo respirara dinero, dinero y un lujo nada discreto, nada sofisticado, dinero a lo bruto que parad¨®jicamente exhalaba un romanticismo baratuno.
?Es esto lo que se esperaba de una abogada concienciada y de un actor que fue destacado por la revista Time como uno de los hombres m¨¢s influyentes del Planeta? Clooney siempre pretendi¨® ser algo m¨¢s que un actor a las ¨®rdenes de buenos directores. Quiso producir y lo hizo apoyando historias y a directores interesantes. Su sonrisa de hombre experimentado a lo Cary Grant y su facha imponente a lo Burt Lancaster le retrataban como al prototipo de guapo inteligente, que lleva su belleza con buen humor y con una distancia ir¨®nica. El guapo partidario de las mujeres, que es una clase de guapo muy espec¨ªfica. El tipo que no provoca rencor. ?Qu¨¦ le ha pasado a nuestro h¨¦roe para que de pronto se haya destapado con una boda de millonario (m¨¢s ostent¨®reo que ostentoso) y una declaraci¨®n de amor en los Globos de Oro a la que s¨®lo le faltaban cien violines de fondo?
No respiro por la herida. No soy el tipo de admiradora que no le perdona al ¨ªdolo juerguista que haya sentado por fin la cabeza, porque, reitero, Clooney nunca fue mi tipo, aunque como a todas (y todos) me ca¨ªa simpaticote, pero entiendo a aquellas de sus seguidoras que observan con estupefacci¨®n esta entrada tan aparatosa en la madurez de la estrella. Demasiado ne¨®n, demasiado estilista, demasiado modista, demasiado retoque. Demasiado impoluto todo. Tanto como para que los rumores que siempre acompa?aron a su perfil seductor se hayan vuelto a disparar. Y es que no se puede agarrar a la chica con la impecabilidad y rigidez de un Ken y que nadie piense que se est¨¢ fingiendo una pasi¨®n que no se siente. Cuando los ve¨ªas en las im¨¢genes del enlace inevitablemente escrib¨ªas un imaginario pie de foto: ¡°La boda de su mejor amiga¡±.
El guion de una pareja medi¨¢tica
La primera foto. En marzo del a?o pasado la revista People aseguraba, en exclusiva, que el actor m¨¢s carism¨¢tico de Hollywood ten¨ªa nueva novia. Se trataba de Amal Alamuddin, la abogada brit¨¢nica de Julian Assange. Se les vio por primera vez juntos en octubre de 2013, y entoces el artista aseguraba que era simplemente una buena amiga. Meses despu¨¦s, la publicaci¨®n difund¨ªa las primeras fotos de la pareja durante un safari en Tanzania.
El compromiso. La confirmaci¨®n oficial del compromiso de George Clooney lleg¨® a finales de abril. "Estamos muy contentos", proclam¨® el padre del actor, el veterano locutor Nick Clooney, a E! Noticias cuando le preguntaron por los planes de boda de su hijo con la abogada. "Nos gusta Amal y estamos muy emocionados por nuestra familia y por ellos".
Anuncio de boda. Fue el propio George Clooney quien dio los primeros detalles a primeros de septiembre: "Me voy a casar pronto, en Italia, en un par de semanas". Y luego mirando a su novia, a?adi¨®: "Amal, te quiero hasta la muerte y no puedo esperar a convertirme en tu marido. Estoy muy feliz y enamorado de Amal".
Cita en Venecia. El ¨²ltimo fin de semana de septiembre el actor y la abogada se casaban en la ciudad de los canales. Fueron cuatro d¨ªas de fiesta y dos ceremonias para darse el "s¨ª quiero". Por si no fuera suficiente, la pareja volvi¨® semanas m¨¢s tarde a organizar una reboda en el Reino Unido para que pudiera acudir toda la familia de Amal. Desde ese d¨ªa Clooney no para de declarar su amor hacia su esposa. La ¨²ltima vez, al recibir un Globo de Oro honor¨ªfico, galard¨®n que le dedic¨®.
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