El sarampi¨®n en Espa?a surge m¨¢s de la exclusi¨®n que del rechazo a vacunar
Los colectivos antivacunaci¨®n no tienen la misma incidencia que en EE UU. La inmunizaci¨®n es alta y los casos aparecen ligados a problemas sociales
Los planes de las autoridades sanitarias espa?olas y europeas contaban con reducir el n¨²mero de casos de sarampi¨®n en Espa?a hasta conseguir que no hubiera ni uno durante 2015. Sin embargo, los m¨¢s de 2.800 casos registrados en los ¨²ltimos cuatro a?os no invitan al optimismo. Solo en Sevilla, en 2011 se registraron 1.759 casos en un brote que acab¨® con la vida de una mujer, suceso que desmiente el t¨®pico de que contagiarse el sarampi¨®n no es tan grave.
Este caso sevillano es un buen ejemplo del origen de los brotes espa?oles, cultivados m¨¢s en la exclusi¨®n que en la peligrosa moda de los antivacunas que han causado m¨¢s de un centenar de contagios en EE UU. Los contagios se produjeron en La Barriada de Santa Isabel, en San Juan de Aznalfarache, donde reside una comunidad roman¨ª. All¨ª terminar¨ªan por contagiarse uno de cada mil habitantes, pero no por culpa de prejuicios contra las vacunas sino por exclusi¨®n social, en colegios en los que apenas la mitad de los escolares estaban vacunados.
Aunque el caso de Sevilla es el m¨¢s grave que se ha registrado en los ¨²ltimos a?os, tuvo m¨¢s repercusi¨®n otro que comenz¨® en 2010 en Granada. En el barrio del Albaic¨ªn, conocido por su estilo de vida alternativo?¡ªtambi¨¦n en el uso de medicinas¡ª, llegaron a contagiarse 308 personas. El foco, un colegio con apenas un 60% de ni?os inmunizados.
Los pocos casos de familias antivacunas no est¨¢n agrupados, no hay conexi¨®n entre ellos", asegura Hern¨¢ndez
"En Espa?a no ha habido brotes importantes por culpa de colectivos antivacunas, salvo el de Granada. Al haber una alta tasa de inmunizaci¨®n, se frena el brote; la incidencia de estos colectivos es escasa, afortunadamente no han tenido ¨¦xito ni con el uso de las redes sociales", defiende Ildefonso Hern¨¢ndez, catedr¨¢tico de Medicina Preventiva. "Un escenario como el de EE UU aqu¨ª es bastante poco veros¨ªmil", asegura, "ya que los pocos casos de antivacunas no est¨¢n agrupados, no hay conexi¨®n entre ellos", lo que impide que surjan brotes graves.
Es la llamada inmunidad de grupo: con m¨¢s del 95% de los ni?os vacunados, el caso de una familia aislada no tendr¨ªa repercusi¨®n porque dif¨ªcilmente podr¨ªa extenderse, seg¨²n explica Hern¨¢ndez, presidente de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica. Por ejemplo, en 2013 se registraron tres casos de sarampi¨®n en el seno de una familia antivacunas en Baleares: el virus no logr¨® extenderse por el colegio.
Los m¨¦dicos Javier Padilla y Amanda Brea han estudiado los brotes de sarampi¨®n de 2003 a 2013 en Espa?a: de los siete brotes publicados en revistas cient¨ªficas, cinco afectaban a colectivos marginados con carencias en el acceso al sistema sanitario y solo el de Granada ten¨ªa motivos ideol¨®gicos. El 81.4% de los casos de sarampi¨®n se produjo en poblaci¨®n no vacunada. Sus n¨²meros avalan que se trata de una enfermedad reemergente, con nuevos brotes anuales provocados por la presencia de colectivos excluidos como principal determinante de su aparici¨®n y expansi¨®n.
"Es prioritario actuar sobre las desigualdades en salud para tratar de frenar la aparici¨®n de brotes relacionados con la no vacunaci¨®n por exclusi¨®n social", concluye Padilla. Y a?ade: "Es curioso que el caso de Sevilla pasara desapercibido cuando tuvo mucho mayor impacto en la salud p¨²blica que el de Granada, que provoc¨® tanto ruido por la respuesta judicial". Conforme a la ley, el juez autoriz¨® la vacunaci¨®n forzosa de los ni?os del barrio granadino, aunque en Espa?a la vacunaci¨®n no es estrictamente obligatoria.
Es prioritario actuar sobre las desigualdades en salud para tratar de frenar la aparici¨®n de brotes", reclama Padilla
Ese caso es el ¨²nico reciente en el que se extendi¨® un brote con "condicionantes ideol¨®gicos", seg¨²n el an¨¢lisis de Padilla. "La mayor¨ªa de los casos tienen su fuente en determinantes sociales", asegura, "solo en Granada hab¨ªa un hilo discursivo com¨²n entre los afectados en torno a las medicinas alternativas". Este tipo de grupos, tanto los espa?oles como en EE UU y Europa (donde tienen m¨¢s influencia), aseguran que las vacunas pueden generar en sus hijos m¨¢s males que beneficios, generalmente a partir de un estudio que ya ha sido rechazado y desmontado.
La sociedad espa?ola tiene, por el momento, un importante respeto por las autoridades sanitarias y sus mensajes, seg¨²n Ildefonso Hern¨¢ndez, que fue director general de Salud P¨²blica entre 2008 y 2011. Pero alerta de que se trata de un respeto que hay que cuidar: "Para el futuro, las autoridades deben ser cuidadosas con este capital de credibilidad, la mala gesti¨®n pol¨ªtica puede quebrar la confianza". Para Hern¨¢ndez, episodios como el desmantelamiento de la Sanidad p¨²blica, el uso de los calendarios de vacunaci¨®n como herramientas electorales o episodios como la mala gesti¨®n de la crisis del ¨¦bola puede poner en tela de juicio los mensajes que env¨ªan las autoridades sanitarias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.