Soberanismo a la deriva
CiU y ERC pierden la mayor¨ªa en las encuestas por el castigo de los catalanistas moderados
La peor perspectiva para el soberanismo catal¨¢n, entre las que anuncia el CEO ¡ªorganismo demosc¨®pico oficial de la Generalitat¡ª, no es que los partidos en el poder aut¨®nomo, Converg¨¨ncia y Esquerra, perder¨ªan la raspada mayor¨ªa absoluta de la que gozan. Lo peor es que esta nueva encuesta viene a subrayar y ampliar la decadencia que se registra desde el suced¨¢neo de refer¨¦ndum del 9-N.
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CiU y ERC pierden en conjunto. La alarma m¨¢s grave es que el nacionalismo de Artur Mas se quedar¨ªa en el entorno de los 31 diputados (la mayor¨ªa absoluta est¨¢ en 68), frente a los 50 que controla actualmente; eso supone la mitad de los 62 que obtuvo en 2010. De modo que la aventura independentista est¨¢ resultando cruel para su principal protagonista, abandonado por su clientela catalanista m¨¢s moderada y centrista.
Con un peque?o esfuerzo adicional de sus sectores radicales, a¨²n puede empeorar, sobre todo si estos logran centrifugar de la federaci¨®n CiU a Uni¨®, su partido federado, democristiano pero no separatista. Los talibanes convergentes pretenden cercenar la carrera de Josep Antoni Duran Lleida por defender el autonomismo que Mas y su fundador Jordi Pujol practicaron hasta anteayer. Quiz¨¢ ignoran que el d¨ªa que logren liquidar a Duran habr¨¢n acabado tambi¨¦n con Mas, porque aunque los democristianos no a?adan muchos esca?os a los convergentes, la ruptura ser¨ªa a buen seguro explotada. Y castigada por el electorado, que no tolera peleas de familia. Al estar CIU empatada con ERC, cualquier rev¨¦s imprevisto la dejar¨ªa en segundo lugar. Y a su l¨ªder (que es ya su ¨²nico activo), abocado a la dimisi¨®n.
Las tentativas nacionalistas de edulcorar su catastr¨®fica deriva propagando una presunta mayor¨ªa con la CUP ¡ªuna organizaci¨®n antisistema¡ª resultan risibles, puesto que es imposible imaginar al partido business friendly gobernando con el de los okupas. Las ganas de rehacer el maltrecho prestigio mediante una et¨¦rea y de entrada poco cre¨ªble hoja de ruta com¨²n con Esquerra parecen inanes (no suman), aunque si los otros actores no reaccionan, les permitir¨¢n medrar algunas semanas.
La negativa de los miembros del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir a considerar ¡°plebiscitarias¡±, o seudorreferendarias, las elecciones del 27-S, y la propensi¨®n a la rebeld¨ªa de las organizaciones Asamblea Nacional Catalana y ?mnium Cultural a¨²n inyectan m¨¢s presi¨®n a este bloque a la deriva. Sobre todo desde que el empuje de los alternativos (Ciudadanos, Podemos) afecta a sus caladeros tradicionales, pero tambi¨¦n recupera votos de la abstenci¨®n.
Si estos pron¨®sticos gozan de verosimilitud ¡ªla demoscopia nunca es exacta¡ª, eso tambi¨¦n indica que el declive del soberanismo es una ocasi¨®n ¨®ptima para una reacci¨®n proactiva e integradora del Gobierno central que facilitase el reacomodo de Converg¨¨ncia en sus perfiles tradicionales. Es de l¨®gica aplastante, aunque reclamarlo equivalga a gritar en el desierto.
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