La t¨ªmida primavera de la Iglesia en ?frica
La inacabada catedral cat¨®lica de Uagadug¨², Burkina Faso. Foto Chema Caballero
La primavera que vive la Iglesia cat¨®lica desde la llegada del papa Francisco a nivel general, tras largos a?os de invierno como profetizara el te¨®logo suizo Hans K¨¹ng hace tiempo, parece que tambi¨¦n est¨¦ llegando a ?frica, aunque le est¨¢ costando. Basta con fijarnos en tres ejemplos de pasos dados recientemente por esta instituci¨®n en el continente:
- En febrero, el Simposio de las Conferencias episcopales de ?frica y Madagascar (SECAM), que re¨²ne a representantes de todas las conferencias episcopales africanas, anunci¨® el nombramiento del et¨ªope Berhanu Tamene Woldeyohannes al frente de una oficina que servir¨¢ de enlace con la Uni¨®n Africana (UA). Se trata de un primer paso para conseguir el estatus de observador permanente. El objetivo final de esta decisi¨®n es trabajar para promover el desarrollo del continente sobre la base de dos documentos: la Agenda 2063 de la UA y Africae Munus, el documento final del Segundo S¨ªnodo para ?frica, de 2009. Esta decisi¨®n da a entender que los obispos africanos quieren replicar el papel y la influencia que el Vaticano juega en el marco de las Naciones Unidas.
- En marzo, se reunieron en Windhoek, la capital de Namibia, los presidentes nacionales y regionales de las Comisiones de Justicia y Paz y anunciaron la creaci¨®n de un Comit¨¦ continental de Rrconciliaci¨®n para enfrentarse a las causas de los conflictos en ?frica y ofrecer servicios de mediaci¨®n en el momento que surjan nuevos.
- Siguiendo el ejemplo de los obispos latinoamericanos que en 2014 lanzaron la Red eclesial pan-amaz¨®nica para luchar contra la deforestaci¨®n del continente, los l¨ªderes cat¨®licos africanos han anunciado la creaci¨®n de una Red eclesial africana para combatir el impacto del cambio clim¨¢tico y la deforestaci¨®n de ?frica.
Todo esto da a entender que la Iglesia cat¨®lica en ?frica quiere involucrarse de manera mucho m¨¢s directa en todos los niveles de la vida del continente: pol¨ªtica, resoluci¨®n de conflictos, protecci¨®n del medioambiente¡ Realmente, no estamos ante nada nuevo, de siempre la Iglesia en ?frica ha jugado un papel muy importante en los procesos de paz, en la prevenci¨®n de conflictos, en la promoci¨®n de los derechos humanos, en el campo de la educaci¨®n o la sanidad, entre otros muchos.
Algunas organizaciones de derechos humanos del continente miran con recelo al nuevo rol que la Iglesia cat¨®lica africana quiere jugar. Mantienen que actitudes como la negativa a usar preservativos para prevenir el VIH/SIDA son un atentado contra los derechos humanos y son responsables de la muerte de muchas personas.
No solo a nivel continental quiere la Iglesia africana desempe?ar un papel m¨¢s activo, sino tambi¨¦n en el de la Iglesia universal. Por ejemplo, en el ¨²ltimo S¨ªnodo de la familia celebrado en octubre de 2014 en el Vaticano, los prelados africanos jugaron un papel clave en la oposici¨®n a los deseos del papa Francisco de abrir la Iglesia a los gais y lesbianas y permitir la comuni¨®n a los divorciados casados de nuevo por lo civil. En general, los obispos africanos destacaron por sus posiciones conservadoras, apelando a la tradici¨®n de la Iglesia. A pesar de ello, el papa ha a?adido un cardenal africano a la lista de hombres que liderar¨¢n el nuevo S¨ªnodo de la familia que ha sido convocado para el pr¨®ximo mes de octubre. As¨ª, el cardenal Wilfrid F. Napier, obispo de Durban, Sud¨¢fica, se unir¨¢ a los tres que lideraron la reuni¨®n de 2004.
El cardenal Napier, es bastante cr¨ªtico con el Vaticano, afirmando que este no es lo suficientemente sensible con la iglesia africana. Pero tambi¨¦n es un gran activista del cambio clim¨¢tico acusando en varias ocasiones a los l¨ªderes mundiales de no cumplir sus promesas en este campo y poner as¨ª, en peligro la vida de toda la humanidad.
Quiz¨¢s esta maniobra del papa tenga como objeto bajar el nivel de las intervenciones y oposici¨®n de los prelados africanos ya que todo hace indicar que seguir¨¢n manteniendo sus posiciones conservadoras cuando vuelvan a reunirse en octubre.
En una entrevista a la revista digital Crux, el arzobispo de Accra, Ghana, Charles Palmer-Buckle, uno de los prelados elegidos para representar a sus colegas en el S¨ªnodo y que s¨ª est¨¢ de acuerdo en admitir a la comuni¨®n a los divorciados y casados de nuevo, dijo que ¡°?frica ha madurado, y est¨¢ asumiendo, gradualmente, su puesto como miembro de pleno derecho y en igualdad de condiciones tanto en la escena internacional como en la de la Iglesia cat¨®lica¡±.
Posiblemente, el impresionante crecimiento de la Iglesia cat¨®lica en ?frica durante el siglo pasado tenga mucho que ver con este cambio. Pas¨® de 1.9 millones de fieles a m¨¢s de 130. Ahora mismo, los cat¨®licos africanos representan alrededor del 16 % de los fieles de todo el mundo. Adem¨¢s, ?frica es el ¨²nico continente donde el n¨²mero de cat¨®licos contin¨²a creciendo, a diferencia de lo que sucede en el resto del mundo.
Esto se traduce en un gran n¨²mero de vocaciones, tanto para el sacerdocio como para la vida religiosa. As¨ª, el mayor seminario del mundo se encuentra en la actualidad en Nigeria. Bigard Memorial Seminary, de Enugu, en el sureste del pa¨ªs, cuenta con 1.225 seminaristas. Ahora, que experimentan una gran falta de vocaciones. Y eso, a pesar de que en ?frica hacen falta m¨¢s sacerdotes que en el resto del mundo, ya que el gran n¨²mero de bautizos que se celebran cada a?o hace que cada vez se necesiten m¨¢s ministros ordenados para atender a las necesidades de los fieles.
Se est¨¢ creando una simbiosis interesante en este campo: a pesar de los intentos de autofinanciaci¨®n e independencia, la iglesia africana, en general, sigue necesitando grandemente del apoyo y el dinero que viene de fuera para mantener sus estructuras y trabajo. Por su parte, las iglesias m¨¢s viejas necesitan sacerdotes y religiosos y religiosas para cubrir puestos pastorales y llenar conventos.
Con alguna excepci¨®n, los obispos africanos tienden a ser muy conservadores, sobre todo en temas como la homosexualidad, el uso de preservativos o el aborto, por ejemplo, basando sus puntos de vista tanto en la doctrina tradicional de la Iglesia como en lo que algunos intentan imponer como la ¡°tradici¨®n cultural africana¡±. Es verdad que muchos de estos obispos han pasado por Roma durante sus a?os de formaci¨®n, lugar donde m¨¢s fieramente se han indoctrinado a los seminaristas en las posiciones m¨¢s conservadoras de la iglesia por la cercan¨ªa del Vaticano y el control que este ejerce sobre seminarios y universidades desde la proclamaci¨®n de Juan Pablo II como Papa en 1978.
A pesar de eso, siempre hay alg¨²n l¨ªder que puede sorprender, como es el caso citado anteriormente del arzobispo de Accra y su posici¨®n favorable a la comuni¨®n de los divorciados. Otras sorpresas similares pueden surgir en cualquier momento y no de debe desde?ar el poder de convicci¨®n de Francisco, el cual no debe ser ajeno a la convocatoria de un nuevo S¨ªnodo de la familia solo un a?o despu¨¦s de haberse celebrado el anterior. Hecho ins¨®lito hasta el momento.
Lo importante, en este punto, es se?alar que la Iglesia africana empieza a ser consciente de su posici¨®n y poder y quiere hacerse o¨ªr tanto a nivel continental como en el conjunto de la Iglesia universal, aunque todav¨ªa le falte abrir de par en par sus puertas y ventanas al nuevo viento que llega desde el Vaticano.
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