?Para dejar de beber hay que creer en Dios?
Grupos como Alcoh¨®licos An¨®nimos lo invocan, aunque aseguran que no en un sentido religioso. Es solo una ayuda m¨¢s para superar una adicci¨®n traicionera
Lo hemos visto infinidad de veces en los telefilmes de sobremesa. ¡°Hola, me llamo [ponga aqu¨ª cualquier nombre de pila, sin apellido] y soy alcoh¨®lico¡±, admite una persona de pie frente a otra docena sentada en c¨ªrculo. ¡°Y llevo diez d¨ªas sobrio¡±, a?ade. Es el ritual de Alcoh¨®licos An¨®nimos (AA), uno de los recursos m¨¢s conocidos para aparcar la bebida. Pero, aunque para muchos expertos se trata de un complemento v¨¢lido en el tratamiento de esta enfermedad, no es el ¨²nico. De hecho, nuevos abordajes farmacol¨®gicos permiten curar la dependencia sin dejar de beber.
En 1955, hace ahora 60 a?os, se form¨® en Espa?a el primer grupo de Alcoh¨®licos An¨®nimos (m¨¢s tarde, en 1979, se constituy¨® legalmente como asociaci¨®n). Pero en AA, famosos por su discreci¨®n, no hacen celebraciones: prefieren trabajar en la sombra d¨ªa a d¨ªa. Promueven la abstinencia dr¨¢stica desde la primera jornada; y seguir as¨ª, sumando d¨ªas ¡°limpios¡±, hasta dejar para siempre el alcohol. ¡°M¨¢s que en la fuerza de voluntad se basa en el apoyo que podemos recibir de los compa?eros¡±, asegura Amador (prefiere no dar su apellido), miembro de la Junta del Servicio General de Alcoh¨®licos An¨®nimos en Espa?a, con sede en Avil¨¦s (Asturias). ¡°Lo que pretendemos es que una persona que viene por primera vez a un grupo asimile que tiene un problema¡±, prosigue.
M¨¢s que en la fuerza de voluntad, se basa en el apoyo que podemos recibir de los compa?eros¡±, asegura Amador sobre Alcoh¨®licos An¨®nimos
Esta asimilaci¨®n se consigue mediante un programa de doce pasos, varios de los cuales parecen un acto de fe e incluso mencionan a Dios, pidi¨¦ndole ayuda en cinco de los estadios. ?C¨®mo puede ser? ?Para dejar de beber con AA hay que ser creyente? ¡°No¡±, aclara Amador. ¡°Estamos en 183 pa¨ªses y nuestro programa se ha traducido a 140 idiomas. Llegamos a gente de diferentes culturas y religiones. ¡®Dios¡¯ es lo que cada uno quiera entender¡±, precisa. ¡°Mi propia idea de la religi¨®n es difusa. Un sacerdote me dijo: ¡®Dios est¨¢ en la actitud que tenemos con la persona de al lado¡¯. Esa es la fuerza de Alcoh¨®licos An¨®nimos¡±, sostiene el portavoz. Seg¨²n un informe de esta asociaci¨®n, el 59% de sus miembros no ha sufrido ninguna reca¨ªda, mientras que el 19% admite haberse enfrentado a una.
Por supuesto, AA no est¨¢ re?ido con la medicina. ¡°Al principio yo pensaba que los psiquiatras estaban para los locos; no s¨¦ si yo estaba loco, pero necesit¨¦ la ayuda de un profesional¡±, explica Amador. ¡°Cuando uno llega aqu¨ª generalmente no tiene la cabeza suficientemente amueblada, y le empujamos a ir al m¨¦dico. Y muchos m¨¦dicos, una vez tratados, nos los mandan porque saben que el programa funciona para la parte mental y espiritual¡±.
Uno de esos m¨¦dicos es el doctor Julio Bobes, catedr¨¢tico, miembro del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM) y de la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa. ¡°El apoyo grupal es imprescindible para el tratamiento. Por desgracia, como pasa con muchas cosas, no es una ayuda universal. No todo el mundo encaja, ni puede asistir regularmente por su trabajo. Lo utilizamos cuando se puede¡±, dice el doctor Bobes. En cualquier caso, recomienda, como primer paso, acudir a la consulta del m¨¦dico de familia. ¡°Estos conocen bien esta adicci¨®n, es muy prevalente, y saben hacer el screening para determinar si la persona tiene un problema o no¡±, apunta el psiquiatra. ¡°En muchos casos ponen ellos el tratamiento farmacol¨®gico; cuando la dependencia va m¨¢s all¨¢ o implica otros problemas, deben derivarlo al sistema de salud mental¡±.
En nuestro pa¨ªs, 1.600.000 personas presentan un consumo ¡°de riesgo¡±, seg¨²n la ¨²ltima Encuesta sobre alcohol y drogas en Espa?a. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) estima que 3,3 millones de personas mueren cada a?o a consecuencia de un consumo da?ino de alcohol; eso representa un 5,9% del total de fallecimientos. Para tratarse de un problema tan extendido, resulta llamativo que muchos afectados no sepan d¨®nde acudir. Es m¨¢s, un amplio porcentaje no percibe su elevado consumo de alcohol como un problema, con lo que se pone en manos de especialistas tarde y, en algunos casos, cuando el da?o es irreparable.
Nuevos tratamientos farmacol¨®gicos
El tratamiento del alcoholismo est¨¢ en constante evoluci¨®n. Hasta ahora, los psiquiatras ¡°atacaban¡± dos flancos: el posible problema subyacente (ansiedad, depresi¨®n) y la dependencia en s¨ª. ¡°Las primeras intervenciones van dirigidas a tomar conciencia del da?o que se produce como consecuencia del consumo de alcohol. Preparar al paciente al cambio¡±, expone el doctor Bobes. Para evitar el consumo, se intenta provocar en el paciente aversi¨®n por la bebida de una forma radical. ¡°Es un tratamiento dirigido a que el individuo asocie que si consume alcohol mientras est¨¢ tomando las medicinas se va a encontrar muy mal. Reproducimos un estado de intoxicaci¨®n alcoh¨®lica, que llamamos 'acetaldeh¨ªdica'. Los s¨ªntomas son taquicardias, sudoraci¨®n, dificultad respiratoria, enrojecimiento facial¡ El paciente tiene la sensaci¨®n de que le va a pasar algo muy gordo, y dura horas¡±.
La OMS estima que 3,3 millones de personas mueren cada a?o a consecuencia de un consumo da?ino de alcohol
Afortunadamente, en los ¨²ltimos meses se ha empezado a aplicar un tratamiento mucho m¨¢s suave: el nalmefeno. A simple vista, es como esas dietas milagrosas para adelgazar en las que uno puede comer de todo. Con el nalmefeno, el paciente puede seguir bebiendo alcohol; de forma moderada. ¡°Disminuye la apetencia¡±, revela el doctor, ¡°por tanto no va dirigido a que el individuo no beba absolutamente nada sino a aminorar el consumo. Permite llegar a m¨¢s gente y hacerlo antes de alcanzar estadios m¨¢s avanzados del alcoholismo¡±.
La Seguridad Social cubre todos los medicamentos contra esta adicci¨®n excepto, precisamente, el nalmefeno, cuya prescripci¨®n en algunas regiones se da solo a propuesta del psiquiatra y con el visado de la inspecci¨®n m¨¦dica. ¡°Esto deber¨ªa solventarse, porque donde este medicamento puede aportar m¨¢s ayuda es en la asistencia primaria, donde est¨¢n los pacientes m¨¢s leves; los m¨¢s graves ya nos los han enviado a los psiquiatras. Las consejer¨ªas deber¨ªan dar un paso al frente para la incorporaci¨®n de la innovaci¨®n terap¨¦utica para las adicciones¡±, reclama el doctor Bobes.
El nalmefeno es parecido a su antecesor, la naltrexona, un medicamento en el que se basa el conocido como M¨¦todo Sinclair, desarrollado por el doctor John David Sinclair de la Cl¨ªnica Contral, en Finlandia (y que se aplica en una cl¨ªnica de Fuengirola, M¨¢laga, con su consentimiento). La naltrexona se toma una hora antes de beber, y tras una primera copa, la segunda, simplemente, no apetece. Su eficacia a la hora de mejorar la calidad de vida de los enfermos de alcoholismo, en cuanto a salud f¨ªsica y mental y sociabilidad, ha sido demostrada por estudios como el de la Universidad de Pensilvania (EE. UU.). Y funciona igualmente bien en mujeres y hombres, como destacaron expertos de distintas universidades en un estudio promovido por el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (EE. UU.).
Curar la adicci¨®n sin dejar de beber
El doctor Toni Aho, fin¨¦s, es el m¨¦dico al frente de la terapia basada en el m¨¦todo de Contral en la Cl¨ªnica Medivital, en Fuengirola. ¡°Se basa en la idea de que uno puede seguir bebiendo durante la terapia, lo cual tiene sus ventajas significativas, como el hecho de que esta se celebre de forma discreta y el riesgo de s¨ªndrome de abstinencia sea menor. El problema es que si un sujeto ha tomado grandes cantidades de alcohol a diario incluso durante varios meses del a?o, la parada repentina del consumo de alcohol provoca una reacci¨®n que puede ser incluso mortal¡±, explica.
El tratamiento farmacol¨®gico va dirigido a que el individuo asocie que si bebe alcohol mientras est¨¢ tomando las medicinas, se va a encontrar muy mal" (Julio Bobes, psiquiatra)
Naltrexona y nalmefeno son las pastillas que se prescriben en ese tratamiento. ¡°Funcionan anulando el efecto del alcohol en el cerebro¡±, explica el doctor Aho. ¡°Se puede beber alcohol si apetece, pero por mucho que se beba la p¨ªldora evita el efecto ¡®positivo¡¯ o el ¡®sentirse bien¡¯ que este produce en el cerebro; y debido a ello, el paciente tiende a beber cada vez menos. El sujeto aprende lentamente a vivir sin la necesidad de tomar alcohol como hac¨ªa antes para, por ejemplo, sentirse relajado o aliviar la ansiedad cotidiana¡±. La duraci¨®n de la terapia depende de cada paciente, pero puede ser de seis a 12 meses, incluso m¨¢s si es necesario.
Otro medicamento relativamente nuevo contra el alcoholismo es el bacofleno. En el pasado se recetaba como relajante muscular hasta que un cardi¨®logo franc¨¦s, Olivier Ameisen, lo prob¨® en s¨ª mismo y vio que disminu¨ªa su ¨¢vido deseo de alcohol. En 2007, investigadores de la Universidad Cat¨®lica de Roma (Italia) hicieron un ensayo cl¨ªnico y encontraron que el 71% de las personas tratadas con bacofleno hab¨ªan logrado y mantenido la abstinencia, frente al 29% de las que hab¨ªan recibido placebo. En 2008, el doctor Ameisen relat¨® su experiencia en el libro The end of my addiction, que se convirti¨® en un best seller.
Alteraciones en el cerebro
?C¨®mo funciona la adicci¨®n al alcohol y por qu¨¦ muchos enfermos son reticentes a los tratamientos? Simplemente, porque el alcohol, al principio, nos hace sentir bien. ¡°El alcohol consigue dos cosas: act¨²a sobre circuitos neuronales de recompensa, algunos tan b¨¢sicos como relacionados con la necesidad de alimentarnos, que reconocen aquello que nos da placer, y por otra parte, tiene un efecto ansiol¨ªtico. Va relacionado: si encuentro recompensa en algo, me reduce la ansiedad, y viceversa¡±, dice el doctor Jos¨¦ Manuel Molt¨®, vocal de Sociedad Espa?ola de Neurolog¨ªa (SEN).
El alcohol libera sustancias como la dopamina, relacionada con los circuitos del placer, y, sobre todo, ¨¢cido GABA (gamma aminobut¨ªrico), responsable de que se inhiba en gran medida el funcionamiento cerebral. ¡°Se traduce en una menor atenci¨®n, control motor y aprendizaje¡±, se?ala el neur¨®logo. Es decir, nos ponemos contentos y no nos enteramos de que nos estamos haciendo da?o. Por supuesto, estos efectos se multiplican con el consumo excesivo. Con la adicci¨®n, ¡°se producen una serie de cambios en los circuitos, de modo que cuando baja el nivel de alcohol, inmediatamente nuestro cerebro necesita buscar esa sustancia porque hay ya algunos da?os en dichos circuitos, y cuando falta tenemos un exceso de excitaci¨®n y buscamos algo que nos baje esos niveles¡±.
El alcoholismo es una enfermedad cr¨®nica y, a veces, los da?os son irreversibles. Eso explica las habituales reca¨ªdas. ¡°Salvo que se haga un consumo continuado de los f¨¢rmacos, en ciertos casos uno recae con facilidad y con necesidad de dosis cada vez mayores. Pasa con todas las adicciones, como el juego. Hay una alteraci¨®n del control de impulsos¡±, aclara el doctor Molt¨®. Por tanto, conviene reaccionar antes de que sea demasiado tarde: actualmente, medicamentos y asociaciones lo ponen bastante m¨¢s f¨¢cil. Y no hace falta saberse el Padrenuestro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.